Gimnasia rítmica: el deporte del sacrificio y la belleza
Constancia, sacrificio, y muchas horas de trabajo, pero también arte y belleza definen lo que es la gimnasia rítmica. Un deporte que, aunque minoritario, es la estrella indiscutible de competiciones como los Juegos Olímpicos y que atrae a todo el mundo, entendidos y no tanto, por su vistosidad y perfección.
El Club Deportivo Huécar de Cuenca lleva más de 25 años entrenando gimnastas. Acaba de finalizar la temporada de individuales con unos resultados más que satisfactorios. Ha participado en más de 40 competiciones por toda la geografía española y en todas ellas sus deportistas han subido al podio, despuntando además con figuras brutales como Lucía Romero, de 12 años, a la que ha echado el ojo la Selección Nacional, e Ismael Gómez, que con tan solo 8 años y entrenando desde hace solo unos meses, ha conseguido más de una decena de oros, además de un cuarto puesto en el Campeonato Nacional Absoluto disputado en Valencia. Un gran campeón en potencia.
Ismael ha hecho historia no solo por sus logros y los que están por llegar sino porque es el primer y único chico que forma parte del club. En lugar de decantarse por el fútbol, ha preferido emular a su hermana Ainoha , y apostar por un deporte “diferente”, como él mismo lo describe. Lo que más le gusta es la cinta y las mazas, además de competir y que el público le anime, porque es así como se crece en el tapiz, y de qué manera, dicen sus entrenadoras. Su meta: llegar a ser tan bueno como Rubén Orihuela o Sara LLana, dos de sus ídolos y participar en unos Juegos Olímpicos. Cualidades no le faltan, sí mucho trabajo por delante.
Lo sabe bien Cristina Jiménez. Ligada al CD Huécar desde su etapa de gimnasta, ahora es una de las cinco mujeres que se encargan de entrenar al equipo, coordinadas por Natalia Arias.
Jiménez explica que la base de la gimnasia rítmica, como la disciplina y el esfuerzo, es la misma que hace años pero “en la actualidad hay mucha más condición física, ves gimnastas perfectas”.
NUEVA TEMPORADA
En estos momentos, el club está inmerso en preparar la temporada de conjuntos que empezará en septiembre. Para ello, una treintena de gimnastas desde los 7 hasta los 15 o 16 años entrenan a diario de lunes a jueves en el pabellón ‘Fernando Cotillas’ del Colegio Santa Ana durante cuatro horas. Alternan clases de ballet y danza contemporánea, fundamental para el control corporal, con condición física y ejercicios de flexibilidad.
En invierno son tres horas y media de entrenamiento. “En realidad son pocas horas para este deporte, en Madrid o Valencia entrenan el doble, pero estamos muy orgullosas porque a pesar de esto están consiguiendo muchos logros”. Lo han hecho en indivuales, pero las sensaciones de cara a los conjuntos son también muy buenas, dice Cristina Jiménez.
Además de la preparación física la gimnasia requiere de mucho apoyo psicológico. “Hay niñas más fuertes, otras más sensibles, unas con condiciones naturales y otras que se lo tienen que trabajar más. Nosotras tratamos de inculcarles el afán de superación y de ponerse límites”. Y es que, en ocasiones, se trata de un deporte muchas veces injusto.
“Es lo más duro de esta disciplina. No siempre se refleja el trabajo realizado. Puede ocurrir que la gimnasta haya sobresalido por su gran trabajo y constancia y el día de la competición se bloquee y falle. Eso me duele mucho”.
En este sentido, la entrenadora matiza que es un deporte poco valorado “porque nadie se imagina lo que conlleva detrás”. Poco valorado y con fecha de caducidad. Por desgracia, cuando cumplen los 15 años muchas chicas se terminan quitando a causa de los estudios o por las lesiones. “La que puede seguir lo hace por ejemplo acompañándonos a las competiciones y echándonos una mano”.
Al final, todos son una gran familia. “Estamos satisfechas de cada una de ellas, todas son diferentes y tienen sus características, y eso es lo que enriquece este deporte”, apunta. La modalidad de conjunto en la que trabajan ahora prepara también a las deportistas en aspectos como la coordinación, el respeto y el compañerismo. Cristina Jiménez explica que hay niñas que prefieren competir en grupo porque se sienten más arropadas, mientras que otras se decantan por el individual. “Pero es esencial que controlen ambas modalidades y que aprendan a convivir”.
RETOS
De cara a la nueva temporada el club seguirá apostando por salir a competir fuera de Castilla-La Mancha, a cuantos más lugares mejor, “porque así nuestros deportistas pueden ver cuál es el nivel que hay fuera de su región y conseguimos que no se relajen”.
Durante este invierno, ha habido fines de semana que tres entrenadoras han estado en tres competiciones en lugares diferentes. “La verdad es que no paramos”. Un ritmo frenético que ha tenido su recompensa.
“El objetivo ahora es ir subiendo posiciones, sobre todo en el Nacional de conjuntos y meter más niñas a nivel absoluto”. Asimismo, les gustaría que más chicos se unieran a Ismael y se pudiera formar un equipo masculino “porque sería un punto fuerte”. Las protagonistas siguen dándolo todo para aupar a su club a lo más alto. Es el caso de Isabel Chaler, de 15 años y gimnasta desde los 6, que destaca sobre todo las muchas cualidades que le ha aportado la gimnasia rítmica a todos los ámbitos de su vida. “Yo antes era un poco vaguilla y este deporte te cambia la actitud. Te enseña a superarte y a querer llegar siempre a lo más alto”.
Esta joven, que ha aprendido a compaginar deporte y estudios y a sacar tiempo para ambos, desmiente mitos como que las gimnasta apenas comen. “Cuando hay competiciones te cuidas más, pero es mentira que no se coma, incluso puedes permitirte alguna chuchería”, afirma. De sus experiencias en el CD Huécar, lo que más le gusta es salir de competición y hacer noche fuera “porque aprendes a estar con las compañeras”. Su meta la tiene muy clara: seguir entrenando con la misma ilusión que el primer día y no darse nunca por rendida.
Como María Algarra, que con 9 años ha demostrado una gran progresión y mejoría, y a la que le encantan las coreografías, la cinta y los viajes. Como muchas de ellas, sueña con ser una gran gimnasta en el futuro.
Algo que no es fácil, recalca su entrenadora, pero tampoco imposible. “La gimnasia no es solo deporte, es arte y belleza. Si ya es difícil controlar el cuerpo de por sí, imagínate teniendo aparatos. Yo siempre digo que es trabajo, sacrificio y esfuerzo y si no eres consciente de eso, apúntate a la petanca”.