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Agility

Agility, deporte entre mejores amigos

Esta divertida modalidad que refuerza el vínculo entre perro y dueño es impartida en la capital por el Club Agility Pataplán, que dispone de un recorrido lleno de obstáculos
Fotos: A.D.V.
08/12/2022 - Alejandro del Valle

El mejor amigo de hombre y mujer también puede ser, por qué no, el acompañante ideal para practicar deporte gracias al agility. En Cuenca, el Club Agility Pataplán es el encargado de impartir y dar a conocer esta divertida modalidad que cada día engancha a más gente -y animales-.

Se trata de una disciplina en la que el perro debe ir superando una serie de obstáculos muy diversos -túneles, balancines, pasarela, barras, eslalón…- ayudado de la dirección de su dueño para que lo haga correctamente. Adentrado en el plano competitivo,se evalúa en función de la velocidad y la perfección con la que se completa el recorrido, es decir, que no gana simplemente el más rápido: las penalizaciones por rehúses, derribo de objetos o la incorrecta ejecución de los movimientos son estrictamente evaluados por los pertinentes jueces.

El club dispone de distintos niveles de enseñanza para pulir todos estos requisitos. Empezando por obediencia -un primer contacto para empezar a familiarizarse con guiar al animal-, se continúa por la iniciación o pre agility, el nivel medio, nivel avanzado y nivel competitivo, comprendiendo este a algunos integrantes del club que acuden a distintos campeonatos a lo largo de la geografía española.

A pesar de lo que pudiese llegar a pensar alguna gente, dejan claro que el agility es por y para todo el mundo, indistintamente de dueño y perro. Lógicamente, podrían existir limitaciones a nivel competitivo en virtud de la edad o el estado de salud tanto del dueño como de la mascota, pero cualquier raza de cánido puede disfrutar de esta modalidad en el plano recreativo.

Adrián Soria, miembro del Agility Pataplan, asegura que los perros aprenden mejor desde tempranas edades no solo por asimilar mejor los conceptos, sino porque están en mejores condiciones para los saltos que, por ejemplo, un animal de mayor edad. “Al final aprenden igual, unos más rápido y otros más lentos. También condiciona mucho la capacidad del dueño, si es más atlético o tiene más vínculo con el perro”, declara el joven.

VÍNCULO GUÍA-MASCOTA

Poco se puede decir del, ya de por sí, fortísimo vínculo que existe entre una persona y su mascota. No obstante, este se puede reforzar todavía más con el agility. Javier Martínez, tesorero y miembro del club, habla acerca de su experiencia con la disciplina. Como mucha gente, no conocía lo que era el agility al principio.

Fue tratando de educar a su fox terrier cuando dio con un club situado en Villar del Horno, lo que hizo que le picase el gusanillo hace ya más de 13 años. “Es una excusa para salir a competiciones, conocer gente y te lo pasas bien, no solo por las competiciones en sí. Es un hobby que me llena mucho y coges un vínculo muy bueno”, explica Javier, que durante estos años ha competido activamente y que apunta que el deporte ha experimentado un gran repunte en los últimos años. 

"Antes no se consideraba deporte, pero se integró a través de la Federación de Caza y ahora habrá unos 200 clubes en España”. Lamenta, eso sí, la falta de entidades en Cuenca, comentando que en ciudades como Madrid o Valencia -con alrededor de 20 y 10 clubes, respectivamente- el entrar en contacto con otros amantes del agility es más fácil.

Lo que tiene claro todo practicante es que la persistencia en el entrenamiento es clave. Ya desde fuera se puede apreciar lo complicado que es el hecho de que un perro realice con tamaña precisión y velocidad los distintos obstáculos que superan, pero esto se vuelve un reto mayor cuando lo haces tú mismo. “Es un proceso muy lento, por eso hay que empezar por obediencia y les vas enseñando lo que es el agility. Además, no pueden competir hasta que tienen 18 meses, por lo que puedes pasarte más de un año entrenando al perro”, declara Javier.

Adrián Soria explica que no se puede intentar dar zancadas sin tener claros los primeros pasos: “Estás trabajando con un animal, no una máquina, tienes que tener mucha calma, hacer las cosas debidamente y a su tiempo”. En cuanto a la metodología, explica que se empieza por lo más básico -una vez superada la obediencia-, como pequeños saltos, avanzando progresivamente una vez están cómodos. Lo combinan de este modo con distintos juegos para motivarles y que se diviertan.

Entre otros beneficios del agility cabe destacar también el positivo efecto que ejerce sobre los canes que padecen alguna enfermedad de huesos, como puede ser la displasia. “Le refuerza en un futuro para que esté mejor porque desarrolla la musculatura y el movimiento, lo que le ayuda a que esté en mejores condiciones”, valora Soria.

 

COMPETICIÓN Y DIVERSIÓN

Hay quien lleva esta disciplina al apartado competitivo, como es el caso de Toñi Puente, que, junto a seis compañeros del club conquense, acudió al pasado Campeonato de España en Zaragoza. Más de 400 cánidos -repartidos entre 50 equipos- compitieron en tierras aragonesas, de las que el Agility Pataplán acabó en el puesto 13, a tan solo unos puestos de clasificarse a la final, a la cual accedían los 10 primeros.

En el plano individual, Pedro Torres, en categoría juvenil, consiguió hacerse con un meritorio tercer puesto, poniendo en relieve la incipiente cantera que aúna el club. Toñi señala que acude regularmente al club para entrenar, corregir los fallos y remarcar las situaciones en las que pueden fallar. A pesar de no disponer de una rutina específica, suele dividirlas en varias sesiones de 5-10 minutos separadas por descansos. “Esto es para no machacar al perro y que lo vea como algo obligatorio, esto es un juego en el que lo pasamos bien”, explica la conquense, que remarca que lo importante del deporte es pasar un buen rato.

Refrendando ese componente recreativo del agility se encuentran los jóvenes Pedro Méndez y Rocío Arenas. Iniciados hace muy poco, coincidiendo con el inicio del curso escolar, ambos dan sus primeros pasos. Pedro se enganchó tras ver una actuación de los perros en un curso de música, mientras que Rocío, recién instalada en Cuenca, buscaba hacer un curso con su mascota cuando descubrió el agility en Internet.

Si bien se encuentran con las típicas dificultades propias de los inicios, ambos se muestran muy motivados por continuar con su aprendizaje. La mascota de Pedro, con un problema en la cadera que le impide saltar al nivel competitivo, es uno de los ejemplos de animales que se ven beneficiados al practicar esta dinámica. En cuanto a Rocío, si bien reconoce que le pica el gusanillo, asegura que su objetivo de momento es pasar un rato con su mascota y que “ambas disfrutásemos”.

Independientemente del número de patas, guías y mascotas se lo pasan en grande compartiendo grandes momentos en el Agility Pataplán.