
La incidencia del cáncer de piel en la provincia de Cuenca es de 37 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y el de melanoma, el cáncer de piel más peligroso, es de 14 casos al año por cada 100.000 habitantes. En el conjunto del país se diagnosticaron 20.854 nuevos cánceres de piel en el año 2024, según las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la AECC, lo que representa algo más de un 7 por ciento del total de los cánceres diagnosticados. Los carcinomas no melanomas son los más frecuentes, pero el diagnóstico de melanoma cutáneo ha crecido considerablemente.
“Nos tenemos que proteger en verano y en invierno, haga frío o calor, porque la piel es el órgano más grande que tenemos y lo estamos exponiendo. Las radiaciones de los rayos solares atraviesan las nubes y hay que protegerse los 356 días al año”, explican desde la AECC de Cuenca, donde nos detallan que la incidencia tanto del carcinoma como del melanoma ha crecido a nivel nacional, regional y provincial.
El sol, nos recuerdan, está tanto en los parques infantiles como en los patios de colegios y por esa razón es necesario que desde edades tempranas se conozcan los beneficios del sol, pero también los peligros de exponer nuestro cuerpo sin la protección adecuada. Necesitamos el sol porque es esencial para la síntesis de vitamina D o para mejora nuestro estado de ánimo, pero también “necesitamos protegernos de la exposición solar no solo en los meses de verano”.
“La piel tiene memoria y cuando nos quemamos, aunque la piel se regenere, perdemos parte de nuestro capital solar y tenemos un capital a lo largo de nuestra vida; si lo perdemos podemos desarrollar algún tipo de enfermedad relacionada con la piel”, explica María del Prado Parra, responsable de Prevención de la Asociación Española Contra el Cáncer en Cuenca.
La autoexploración es fundamental para detectar a tiempo cualquier anomalía o mancha en la piel y esta debe ser “precisa y concisa”, no sólo hay que explorarse brazos, manos y piernas, sino también rostro, orejas, cuero cabelludo, espalda, pies u órganos genitales. “Tenemos que explorar nuestras manchas y lunares, saber si han cambiado, y para eso es bueno usar un espejo o que alguien nos ayude”.
Debemos controlar si son simétricos o asimétricos, si los bordes son irregulares o con picos, si el color ha variado o no es un color homogéneo, observar el diámetro y la evolución. “Se trata de seguir la regla ABCDE”, explican desde la AECC en Cuenca.
