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A casa por Navidad

Milagros González García, de 92 años y residente de 'La Bene', se reencontraba este miércoles con su hija después de casi tres meses sin poder verse
A casa por Navidad
Foto: Saúl García
24/12/2020 - C.I.P

Desde que volvió en septiembre después de pasar la segunda quincena de agosto con su hija, Milagros González García (92 años) no había vuelto a salir de la Residencia Sagrado Corazón de Jesús de Cuenca. Y en los últimos meses, debido a las restricciones por la pandemia, tampoco ha podido ver a su familia pero esta Navidad la pasará en casa.

 

Milagros tiene anticuerpos. Pasó el coronavirus como también lo han pasado sus familiares más cercanos, entre ellos su hija, que como ella también se llama Milagros, y es con la que pasará este periodo festivo. Esta circunstancia les da a todos “un poco más de tranquilidad” pero saben que no es una garantía definitiva y, por tanto, tendrán que seguir manteniendo unas estrictas medidas de seguridad.

 

Será difícil enfrentarse a la primera Navidad sin su esposo y olvidar el duelo que ha tenido que pasar en soledad; el confinamiento; la infección por coronavirus; el miedo a no volver a ver a los suyos…..

 

El año ha sido muy duro y aún sabiendo que a la vuelta tendrá que pasar 14 días de cuarentena, o que no podrá volver si alguien de la residencia o ella misma da positivo en Covid-19, Milagros ha decidido aprovechar que se permite la salida desde el 23 de diciembre al 7 de enero –siempre que se cumplan las medidas estipuladas en el decreto que regula las restricciones navideñas en la región- para estar con su familia.

Es la única residente de este centro que ha optado por salir, el resto (130) han declinado hacerlo.

La pandemia le ha dado la vuelta a todo, las cosas son muy diferentes y los que no han faltado nunca en las cenas y comidas familiares de estos días, este año han decidido rechazar la propuesta de sus familias y quedarse en la residencia; sobre todo, dice la coordinadora de ‘La Bene’, Mª Ángeles Briones, porque “llevan muy mal tener que encerrarse a la vuelta en su habitación y también por la incertidumbre de si podrán o no volver”.

 

En esta residencia, dependiente de la Diputación Provincial, lo tienen todo listo para que los mayores pasen de la mejor manera las fiestas pero no será igual. Algunos están con sus parejas y en esos casos las cosas, al menos, son más llevaderas, pero en otros casos la lejanía de la familia pesa, tanto que a Milagros la fue apagando poco a poco hasta el punto de no querer ya ni hablar .

 

“Estaba tan desanimada que nos decía que no la llamáramos más pero desde que le dije que la íbamos a sacar estas fiestas empezó a hablar más, está distinta. Yo la ilusiono contándole que ya he puesto los adornos, que he comprado el turrón .. en fin que la he ido animando estos días y la veo mejor. Le ha cambiado el ánimo, que lo tenía muy bajo”, añade su hija.

 

Las circunstancias no han sido fáciles para ella. A principios de marzo, el día 7, su marido falleció en la residencia. Tenía 95 años y una neumonía “no sabemos si por el virus o no”, se lo llevó, señala su hija Milagros, quien cuenta que en el velatorio de su padre se contagió toda la familia.

Después vino el estado de alarma y el confinamiento. Milagros pasó el virus y su familia también pero no pudieron verse y cuando por fin lo hicieron apenas si les dio tiempo antes de volver al cierre del centro.

 

Sus ojos se iluminaban este miércoles al ver por fin a su hija y aunque sigue preocupada “por lo que pueda pasar”, la ilusión de poder ver a los suyos ha podido más que el miedo.

“Estoy muy contenta, feliz de poder ver a mi familia ”, señalaba a Las Noticias este miércoles a la salida del centro residencial, donde mostraba su emoción por la vuelta a casa. Pasará las fiestas en Cuenca, con su hija, la pareja de ésta y su nieto.

 

 

Tiene otros tres hijos que viven fuera. La situación que estamos viviendo impide que se junten todos para celebrar la Navidad, pero para Milagros González es un regalo poder pasar estos días con una parte de su familia.

 

Hace ya casi tres meses que no se ven. La residencia se cerró en octubre para las visitas y aunque después solo registró dos casos de coronavirus, mantuvo el protocolo para evitar la expansión del virus. En noviembre llegó la declaración de nivel 2 en toda la región y con ello la prohibición de visitas externas.

 

Ha sido un año muy duro para todos, pero especialmente para los mayores, son el colectivo más vulnerable y todas las medidas de precaución son pocas. Milagros González es consciente de que la situación es complicada y, de hecho, ha tenido muchas dudas, pero al final, animada por su hija, han podido más sus ganas.

"Me daba una pena tremenda verla tan triste. Si no sale no sería el coronavirus sino la tristeza quien la mate. Tiene 92 años y la única alegría que le queda es su familia. Teníamos claro que está Navidad tenía que estar con nosotros", apostilla la hija de Milagros González.

 

 

 

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