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Quioscos de prensa: un único superviviente en toda la ciudad

La caída de las ventas de la prensa de papel, que en la última década han bajado en torno a un 50 por ciento, hace que estos negocios sean difícilmente rentables
Quioscos de prensa: un único superviviente en toda la ciudad
Enrique Gascueña, en el quiosco del Xúcar. Foto: Saúl García
09/11/2019 - Gorka Díez

En grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, e incluso en la vecina Albacete, es habitual que las principales avenidas cuenten con varios quioscos de prensa que cada día exhiben las principales portadas de los periódicos, que venden junto a revistas y otro tipo de productos (cada vez más diversos) como mapas turísticos, tickets para rutas y espectáculos, chicles, tabaco o tarjetas y bonos de transporte público. Se trata de un tipo de negocio que, además de ofrecer un servicio a la ciudadanía, forma parte del paisaje urbano, dándole vida a las ciudades, tomando incluso parte de la vía pública con sus coleccionables y novedades, una referencia para el paseante sin la cual nadie podría imaginarse la plaza de Sol o la Gran Vía madrileña o un boulevard parisino.

En Cuenca, en cambio, quizá por la escasa población o la estrechez de sus calles, este tipo de negocios nunca ha proliferado y ya solo queda abierto uno, el del Xúcar. La caseta ubicada junto a la Diputación Provincial, en la calle Aguirre, lleva más de dos años cerrada y se ha convertido en un espacio que los distribuidores de publicidad aprovechan para llenar de folletos de propaganda, una práctica que atenta contra la ordenanza municipal de protección del medio ambiente de la que en varias ocasiones se ha hecho eco Las Noticias sin que nadie le ponga remedio, llegándose a anunciar eventos promovidos por el propio Ayuntamiento, como las recientes fiestas de San Mateo, de modo que la administración local vuelve a incumplir su propia normativa.

También está clausurado, en este caso desde hace más de dos décadas, el quiosco ubicado en la Avenida de Castilla-La Mancha, junto al parque de Santa Ana. Aquí no hay folletos varios de propaganda, sino que el propio Ayuntamiento lo rodeó en verano de una lona de promoción de la Feria y Fiestas de San Julián de 2019, acción promocional ya fuera de lugar que en este caso no queda estéticamente mal, aunque los quioscos no están incluidos entre los lugares que, según la ordenanza, estarían habilitados para exhibir publicidad, como las vallas publicitarias o las marquesinas de bus.

En Cuenca quizá por la escasa población o la estrechez de sus calles, este tipo de negocios nunca ha proliferado y ya solo queda abierto uno, el del Xúcar

Un vecino advierte además a Las Noticias de que este quiosco está “hundiéndose”, ante lo que pide al Consistorio que lo arregle y le dé algún “uso municipal”, pues, si no como quiosco de prensa, entiende que podría funcionar como oficina de turismo y/o venta de entradas para recursos turísticos y culturales como los túneles subterráneos o los espectáculos incluidos en la programación del Teatro-Auditorio, aunque para atender a los turistas ya hay una serie de casetas específicas distribuidas por la ciudad, concretamente junto al Auditorio, en el barrio del Castillo y en las proximidades de la estación de tren, que solo se abren en fechas de gran afluencia turística como la Semana Santa.

Existe asimismo otro quiosco, muy deteriorado (hasta el punto de que ya apenas si tiene apareciencia de quiosco) y que nunca ha sido utilizado como tal, en el Paseo del Pinar, junto al colegio de Fuente del Oro, barrio que hace ya un par de años que perdió su único punto de venta de periódicos pero donde tampoco parece que habría demanda para un negocio de estas características, menos al estar alejado de la zona de bares y comercios.

Hace años hubo también otro quiosco en San Antón, pero se derrumbó y no fue respuesto.

Quioscos de prensa: un único superviviente en toda la ciudad

Quiosco del Xúcar

El único quiosco en marcha es, así, el del Xúcar, de al menos medio siglo de antigüedad y propiedad municipal que es atendido, desde hace ocho años, por Enrique Gascueña, quien, tras jubilarse el empresario anterior, lo cogió justo en plena crisis y con las ventas de prensa ya en declive.

“El sitio está céntrico y hay espacio suficiente porque la mercancía abulta poco. Pero el problema es que cada vez se vende menos, la mitad de cuando empecé, en parte porque hay menos población y porque la gente joven no tiene el hábito de leer o lo hace por internet. Nuestros clientes son mayores”, cuenta. Si uno se fija en el desfilar de gente que se acerca hasta su ventanilla, a pocas personas verá menores de treinta, cuarenta e, incluso, de cincuenta años. “La gente joven si acaso compra el As o el Marca cuando España gana un mundial, como el reciente de baloncesto”. Esto ha llevado a que incluso en Madrid hayan cerrado muchísimos quioscos. Según algunas estadísticas, unos 300 en la última década.

Para sacar adelante el negocio, hay que abrirlo pronto: el del Xúcar será el punto de venta de prensa más madrugador, al estar en operativo, cada día, desde las seis de la mañana. Se mantiene abierto hasta las dos y media y por las tardes, cuando “la gente mayor ya no sale”, cierra. A la venta de periódicos y revistas añade productos como chicles, refrescos, chucherías, lotería o tabaco, que todo suma. “Aunque con los chinos no podemos competir”.

Ante esta situación, Gascueña considera inviable la posibilidad de que se abrieran más quioscos de prensa en Cuenca por mucho que dieran ambiente a la ciudad. “Si se pusieran más, la gente se dividiría y alguno tendría que cerrar, porque vamos con lo justo”. Una situación que, lamenta, es además extensible a buena parte del comercio conquense. “Amazon lo acapara todo y el comercio tradicional tiende a desaparecer”.

"Las ventas de prensa han bajado a la mitad: la gente joven no lee”

Quioscos-tienda

Frente a los quioscos tradicionales, lo que sí que hay en la capital conquense son locales comerciales dedicados a la venta de prensa, revistas y otros productos como, según el caso, lotería, objetos de recuerdo, pan y hasta bollería. Uno de ellos es el de Mari Luz González, en la calle Sánchez Vera, que considera su local, en comparación con el quiosco tradicional, mucho más cómodo para vender y, sobre todo, exhibir sus productos, pues la gente entra y puede hojear las portadas de los periódicos, incluso abrirlos, recorrer las distintas estanterías llenas de revistas y coleccionables, algunos de grandes dimensiones, echar un vistazo y comparar.

“Estuve 18 años en ocho metros cuadrados y ahora que rondamos los cuarenta estoy mucho mejor. En Cuenca los quioscos, salvo el del Xúcar, que está muy bien ubicado y abre muy pronto, es difícil que funcionen porque las calles son muy estrechas y harían falta que fueran muy anchas, como las de Madrid, para que los productos se desplegaran y estuvieran a la vista sin entorpecer el paso de la gente”.

Y tampoco pasa por alto el mal momento del sector. “Desde 2010 la venta de periódicos habrá bajado a la mitad al estar sus contenidos gratis en internet y la de fascículos también se ha reducido porque la economía no está solvente y la gente no compra tanto. Lo único que se mantiene es la revista especializada de decoración, de coches… El negocio hoy por hoy no es rentable, en mi caso es solo un complemento del sueldo de mi marido. Lo que pasa es que me gusta y es también un punto de encuentro para mucha gente”.