Que cocine otro: unas Navidades sin encender los fogones
Cada año es más habitual que las mesas navideñas de los conquenses se llenen de platos que no han salido del horno de casa, sino de la cocina de un restaurante. Cocinar menos y disfrutar más del tiempo en familia es una tendencia al alza que también se consolida entre los conquenses, tal y como confirman desde La Fiambrera y el Restaurante La Terraza del Hotel Alfonso VIII, que llevan años apostando por ofrecer comida para llevar en estas fechas tan señaladas.
“Cada vez más gente quiere cocinar menos. La demanda de comida para llevar está creciendo”, señala Eduardo Molina, gerente de La Fiambrera. A propósito de este cambio de tendencia, La Fiambrera ha renovado su oferta con una selección de platos pensada específicamente para las celebraciones, ajustando propuestas que ya funcionaron el año pasado e incorporando novedades.
Entre los platos estrella vuelven a destacar los grandes clásicos navideños. “Lo que más se busca es el cochinillo, el cordero y el cabrito asado”, afirma Molina. Y precisamente el cabrito es una de sus apuestas más fuertes para este 2025. Lo elaboran a baja temperatura durante 24 horas envasado al vacío, un proceso que permite conservar todo su jugo y facilitar su preparación final en casa con un simple toque de horno para dorar la piel y que quede crujiente. A estos platos se suman cremas, como la de marisco, y entrantes más originales, como ensaladillas de boniato con salmón ahumado o versiones con mejillones, pensadas para quienes buscan algo diferente sin renunciar a lo festivo.
La mayoría de elaboraciones podrán adquirirse para Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo en su local de la calle Fermín Caballero, pero recomiendan reservar con antelación, especialmente para aquellos que quieran degustar el cochinillo asado. “Preparamos lo que creemos que vamos a vender para no desperdiciar, por eso es mejor encargarlo antes y asegurarse”, apunta el gerente. En su caso, el perfil del cliente es muy variado, desde jóvenes que no quieren complicarse hasta familias tradicionales que optan por disfrutar sin necesidad de ensuciar los fogones. “Así tienen tiempo para el aperitivo en algún bar, para salir y disfrutar con amigos con la tranquilidad de que al llegar a casa la cena estará lista”, resume Molina.
Una filosofía muy similar se sigue en La Terraza, el restaurante del Hotel Alfonso VIII, donde pusieron en marcha el servicio de comida a domicilio durante la pandemia y dado el éxito que tiene aún se mantiene. Su jefa de Sala, Almudena Ballesteros, destaca que en Navidad el reparto se convierte en una parte esencial del trabajo del restaurante. “Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo hacemos pedidos a domicilio. Todo se prepara al momento para que a las 20:00 salga caliente y llegue listo para comer a cada casa”, explica.
En su caso es imprescindible reservar con antelación a través de la web o llamando al teléfono del restaurante. La oferta es exactamente la misma que la de la carta del restaurante, lo que permite a muchos clientes “tener el Alfonso VIII en casa”, como señala Ballesteros. Entre los platos más demandados del restaurante, que hace unas semanas logró un Solete Repsol, figuran entrantes como los canelones cremosos de pato desmigado con foie, el pulpo o la Ensalada de tomate rosa con taco de atún en escabeche cítrico, así como el lingote de cochinillo asado a baja temperatura o postres tan emblemáticos como su torrija o tarta de queso. Eso sí, a propósito de las Navidades han preparado también asados de cordero y cochinillo.

El perfil, al igual que en La Fiambrera, es muy diverso, aunque predominan las familias que son clientes habituales del restaurante. “Antes eran las madres las que se pasaban toda la tarde cocinando. Ahora queremos sentarnos a la mesa y disfrutar. Que te lo lleven hecho es un alivio”, afirma Ballesteros.
Ambos establecimientos coinciden en que la fidelidad es alta y que muchos clientes repiten año tras año. A parte, cada vez son más los nuevos usuarios que optan por esta posibilidad atraídos por las buenas recomendaciones y referencias. En este sentido, todo apunta a que la comida navideña para llevar ha dejado de ser una excepción para convertirse en una opción cada vez más normalizada en Cuenca, donde la tradición se mantiene, pero se adapta para disfrutar sin pasar largas horas en la cocina.