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#VueltaAlColeVirtual

#VueltaAlColeVirtual durante la pandemia para 19 alumnos ciegos

Dos maestras de la ONCE, Pilar Saiz y Lucía Guijarro, se vuelcan estos días en que estos escolares sigan sin perder el ritmo de clase
#VueltaAlColeVirtual durante la pandemia para 19 alumnos ciegos
Jorge López, un niño ciego de Iniesta, que está incluido en este programa de la ONCE.
24/04/2020 - Miguel A. Ramón

Si difícil está siendo para cualquier alumno continuar con el curso escolar desde su casa, no lo está siendo menos, precisamente, para aquellos que son ciegos o con discapacidad visual grave y que hasta la suspensión de las clases contaban en su colegio con el inestimable apoyo presencial de los maestros de la ONCE.

Apoyo que, afortunadamente, esta organización no ha querido dejar de prestar y, echando mano de las nuevas tecnologías y de la entrega de los profesionales de sus equipos educativos, está salvando las distancias para garantizar la inclusión y la actividad educativa de sus alumnos con el programa #VueltaAlColeVirtual.

Pilar Saiz Gómez y Lucía Guijarro Casado son las dos maestras de la ONCE que siguen al pie del cañón en nuestra provincia, eso sí desde sus casas, para que sus 19 alumnos, desde poco más de un año de edad hasta los 20 de un estudiante de Derecho, no pierdan el ritmo de clase y sigan aprendiendo como el resto de sus compañeros.

Profesionales que, tal y como ha recalcado la responsable del Departamento de Servicios Sociales de la Delegación Territorial de la ONCE en Castilla-La Mancha, Mónica Amat, no están solas. Y es que, pese a que la organización está en servicios mínimos por el Estado de Alarma, le acompañan en esta labor un instructor tiflotécnico, que se encarga de que los equipos informáticos de los alumnos estén adaptados a sus necesidades, y una psicóloga, sobre todo, si se tienen que enfrentar a la pérdida de un familiar cercano por la pandemia.

#VueltaAlColeVirtual

Tanto Pilar y Lucía como los alumnos y sus familiares se han tenido que adaptar a este escenario totalmente desconocido a marchas forzadas y en un tiempo récord; todo ello con la única finalidad de que los niños y niñas no vieran interrumpidas sus clases.

“Desde el momento en que se decidió cerrar las aulas por el coronavirus, nosotras nos pusimos a disposición de nuestros alumnos y sus familiares, mientras se trabajaba en la puesta en servicio del programa online”, indica Pilar Saiz, que reconoce que “todos, sin excepción, desde profesores a alumnos, pasando por los familiares, nos hemos tenido que reinventar”.

Una experiencia que está siendo complicada, pero, según dice, “muy enriquecedora”, entre otras razones, porque “los alumnos han recibido la nueva situación de buen grado y se están adaptando, aunque eso no quite que haya días, como cualquier otro niño, que no estén muy receptivos y piensen más en salir que en estudiar”.

Las videollamadas se han convertido en un instrumento fundamental, junto a la coordinación con el tutor o profesor del colegio del alumno, para mantener esta labor encaminada a que estos escolares puedan continuar realizando sin problemas las tareas que les van mandando diariamente desde su centro educativo. Tareas que previamente, según explica Saiz, “debemos de adaptar a sus capacidades, transformándolas en algo comprensible y entendible a través del tacto, introduciendo texturas o relieves, que, posteriormente, se las hacemos llegar a sus casas por correo ordinario, a través del servicio de Correos conocido como Cecograma”.

IMPORTANCIA DE LA FAMILIA

En este inusual escenario, para esta maestra, los familiares se convierten, más si cabe, en una pieza fundamental para el aprendizaje de sus hijos. Y es que, según dice, “se convierten en una extensión de nosotras, ya que al no estar con el alumno y, por ejemplo, no poder guiarle las manos para una mejor percepción de algún relieve o signo, como habitualmente hacemos en clase, deben hacerlo ellos”.

#VueltaAlColeVirtual durante la pandemia para 19 alumnos ciegos

Mª José Merino lo sabe muy bien. Madre de un niño ciego, Jorge, de 10 años de edad que cursa estudios en el CEIP María Jover, de Iniesta, viene dedicando habitualmente entre una hora y una hora y media al día a ayudar a su hijo en las tareas del cole, pero todo ha cambiado, y mucho, con la cuarentena. “Ahora, es un no parar, entre otras cosas, porque, además de los deberes diarios, mi hijo y yo tenemos que afrontar aquellas tareas que antes de la pandemia hacía en clase. Eso obliga a que estemos mucho más tiempo con los estudios, a lo que se suman las tareas propias de que aprender el lenguaje Braille”, indica esta iniestense.

Jorge parece adaptarse bien a esta nueva modalidad de clases y eso, asegura su madre, que “está empezando ahora a aprender a utilizar el teclado Qwerty con el programa de la ONCE Mekanta, lo que, por cierto, se lo ha tomado con mucha ilusión”.

Para María José, la labor de Pilar, la maestra de la ONCE de su hijo, es encomiable y fundamental para su desarrollo. Destaca de ella su entrega y dedicación a los alumnos y asegura que ahora está comprobando, más aún si cabe, la importancia de su labor, puesto que diariamente tiene que ponerse en lugar de ella para afrontar tareas, que, en ocasiones, no podría hacer si no fuera por sus indicaciones.

No es de extrañar, por lo tanto, que desde la ONCE, y más concretamente, por parte de Mónica Amat, no se dude en hablar de la gran profesionalidad del equipo educativo de la organización, que, en estos momentos de pandemia, continúan ocupándose de que estos niños sigan adquiriendo esa comprensión real y efectiva de su material académico, adaptando a las necesidades de cada uno el aprendizaje de técnicas que estimulen el sentido del tacto a nivel sensorial.

En definitiva, una iniciativa online que está teniendo una buena respuesta entre los profesionales, alumnos y familiares, si bien todos ellos coinciden en echar de menos el programa habitual de la ONCE, en el que la atención presencial y personalizada en la propia aula es, sin duda, su punto más fuerte y, por supuesto, el más anhelado. Y si no que se lo digan a Pilar que sus alumnos no parar de decirle que “están deseando darle un abrazo”. “Algo mutuo”, añade.