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El envejecimiento aumenta la demanda de ascensores

"Mucha gente se ha tenido que ir de Casablanca por no poder subir hasta un tercer piso"
El envejecimiento aumenta la demanda de ascensores
07/06/2014 - G. Díez

La capital, con muchas viviendas construidas hace más de cuarenta años en zonas como el barrio de Casablanca, el entorno de la Plaza de Toros, Las Quinientas, el Paseo de San Antonio o la zona centro, sin olvidar barrios más antiguos como San Antón, Tiradores y el Casco Antiguo, cuenta con numerosos inmuebles sin ascensor, un hecho habitual en los años sesenta y setenta del pasado siglo, cuando los vecinos que adquirían los inmuebles de nueva construcción eran jóvenes y no existía la conciencia que hay en nuestros días de lo fundamental que es la accesibilidad.


Esta carencia se ha convertido así en un problema para muchos, sobre todo cuando se van cumpliendo años y subir una escalera se vuelve algo costoso, ya ni que decir cuando la persona lleva en sus manos bolsas de la compra o padece de algún tipo de discapacidad física.

Es por eso que, aunque la compra de viviendas ha descendido, hay una demanda importante de ascensores; comunidades de vecinos que los han instalado recientemente y otras muchas que estudian hacerlo.


“Ahora, cuando se hace una vivienda, en lo primero que se piensa es en dónde va a ir el ascensor, pero hace cuarenta años, e incluso más recientemente, no era así y la mayoría de los pisos se hacían sin ascensor, con algunas excepciones como algunas viviendas del centro o del Pozo de las Nieves”, señala Luis Miguel González, presidente de la Federación de Vecinos y Usuarios de Cuenca (Favecu), quien, fruto del cambio de costumbres y del envejecimiento de la población, reconoce que en Cuenca hay una demanda importante de este tipo de infraestructuras.


“La población ya es mayor y se hacen muy necesarios”, dice.  Y considera que lo son, incluso, para aquellos más reticentes, entre quienes se encuentran los que viven en el bajo o en un primer piso y los más jóvenes, ya que “revalorizan las viviendas y cualquiera podemos estar discapacitados en algún momento”.


INTERÉS EN CASABLANCA

En Casablanca, un barrio con unas 750 viviendas construidas hace casi 40 años muchos de cuyos inquilinos superan ya los setenta años, se celebró el pasado martes una charla a cargo de representantes de la empresa ThyssenKrupp en la que los vecinos, que llenaron el salón de actos del barrio, se mostraron interesados en conocer las posibilidades que existen para dotar a su vivienda de un ascensor.


“Hay mucha gente que se ha tenido que ir del barrio por no poder subir hasta un tercer piso, y antes de que se marchen yo les recomiendo, tanto a los mayores como a los jóvenes, que se informen, con esta u otras empresas”, señalaba antes del encuentro la presidenta del barrio, Mari Carmen Checa, que tiene en mente volver a celebrar un nuevo encuentro con otra compañía.  


Resulta además que la empresa Thyssen ha ideado un proyecto piloto de ascensor en el número 21 de la Avenida Reyes Católicos, frente a los Multicines Odeón. Es, aseguran, la primera vez que se instala un ascensor en Cuenca utilizando la vía pública, pues se ha ampliado el volumen del edificio hacia fuera en un pequeño tramo para que pudiera caber la infraestructura, una acción para la que se requirió de un permiso especial del Ayuntamiento de Cuenca.


“En ocasiones en las que no hay hueco libre, como esta, es posible buscar una solución ocupando parte de la vía pública, algo en lo que el Ayuntamiento de Cuenca ha hecho un esfuerzo importante, clave y fundamental”, dice Ginés Cascales, director de Nuevas Instalaciones y Rehabilitación de ThyssenKrupp.


A su entender, contar con una ascensor en la vivienda supone “un antes y un después”, al mejorar totalmente su accesibilidad. 

Un claro impedimiento está en el precio, pues, en función de la calidad de los materiales y del tipo de obra, puede requerirse una inversión de entre 50.000 y 80.000 euros, pero Cascales señala que suele haber subvenciones y que se espera una de la Junta que podría alcanzar el 30 por ciento. Y es un gasto que no hace una persona sola, sino que se afronta entre todos los vecinos.