La Covid no frena la labor de Cruz Roja Juventud en verano
La sección juvenil de Cruz Roja Española en Cuenca ha dado un paso adelante para desarrollar actividades por y para los niños, niñas y jóvenes de entre 6 y 30 años en riesgo de vulnerabilidad durante las vacaciones de verano.
Desde Cuenca, la coordinadora provincial, Ana Belén López, asegura que “los niños necesitaban salir de casa y relacionarse después del confinamiento”. Está claro que los chicos y chicas que acuden a la organización no tienen las mismas facilidades que el resto, muchos no tienen ordenador o conexión a internet y han pasado momentos difíciles durante la cuarentena. “No podían seguir el ritmo de las clases online y tanto los padres como los crios se agobiaban y vivían con incertidumbre”, destaca López. Sin embargo, ahí estuvo Cruz Roja para proporcionarles los deberes impresos hasta que pudieron hacerles llegar tarjetas SIM y tablets que le permitían acceder a las plataformas virtuales para continuar con su formación.
Con la llegada de la nueva normalidad y tras el esfuerzo titánico realizado durante la crisis sanitaria, no se han quedado quietos. En el mes de julio han ofrecido una particular Escuela de Verano en la que han participado 32 niños y niñas y 9 monitores. Si bien es cierto que “tuvimos que separarlos en diferentes grupos, por parejas en las mesas, desinfectar todo el material a diario y hacer actividades en las que no fuera necesario el contacto físico”, explica. Sesiones de refuerzo escolar, aunque también han disfrutado de paseos, visionado de películas y actividades de ocio al aire libre.
Además, el mes de agosto viene cargado de nuevas propuestas y con el grupo de participación de jóvenes de entre 14 y 30 han puesto en marcha una jornada de pintura en lienzo con música relajante, “para que aflore la creatividad de los chavales mientras que también aprenden valores como el respeto a la diversidad o a la interculturalidad”, comenta la coordinadora.
En este sentido y para cerrar el ciclo de los meses de verano, el día 24 de agosto aprovecharán para realizar una comida cultural en la que cada uno de los jóvenes llevará un plato típico de su país de origen. “En este tipo de encuentros se relacionan entre ellos y mejoran sus habilidades sociales”, apostilla.
La organización humanitaria también ha puesto en marcha una campaña de recogida de libros infantiles para crear una biblioteca propia con el fin de facilitar el acceso a la lectura a los más pequeños y además, permita realizar cuentacuentos o talleres de animación a lo largo del año.
En septiembre
A expensas de lo que decida el Ministerio de Educación y Formación Profesional trabajan sobre diversos escenarios para dar el visto bueno a la programación prevista, aunque sin una pauta común para los centros escolares es complicado. “Vivimos sin certezas; hay centros que proponen grupos burbuja, otros clases de mañana y de tarde, solo esperamos afrontarlo igual que lo hemos hecho hasta ahora”, aclara López. Por ahora, se centran poder continuar dando respuesta a las familias conquenses que más lo necesitan.
