Septiembre de 1177. Cuenca se encuentra sitiada desde hace meses por las tropas castellanas del rey. La población es fuerte y aún resiste, pero apenas quedan víveres. Con apenas 22 años, el rey Alfonso VIII intensifica su cerco sobre el ansiado objetivo. La ciudad no puede más y capitula. Sus llaves ya están en poder del victorioso monarca y sus huestes.
La recreación medieval de lo que aquí aconteció en el siglo XII ha regresado un año más al Casco Antiguo de Cuenca dentro de la programación de ‘Cuenca Histórica’, con una Plaza Mayor engalanada con estandartes y abarrotada de un público entusiasmado que no ha querido perderse la escenificación de este momento histórico.
Más de 100 figurantes ataviados con los trajes de época han dado vida a soldados cristianos, tropas musulmanas y personajes de la corte, y durante más de una hora se han ido representando escenas de batallas, danzas árabes y celebraciones cristianas que nos han trasladado a los días de un pertinaz asedio que marcó el origen de la capital conquense.
“Es algo hermoso cuando una ciudad tan bonita como Cuenca se implica de esta manera en su pasado y en la forma de revivir su historia”, nos cuenta Gabriela, una turista mexicana que nos visita por primera vez acompañada de su hija y que no esperaba encontrarse con un espectáculo similar a las puertas de la Catedral. “Lo he disfrutado tanto que ahora quiero leer y conocer más la historia de Cuenca y de sus amables gentes”.
Una Plaza entregada y una climatología perfecta han permitido que esta cita con la historia, en la que no han faltado los guiños cómicos, haya sido una de las recreaciones más aplaudidas y exitosas de los últimos años.
Tradición, memoria y fiesta se han vuelto a dar la mano en una jornada muy conquense cargada de identidad e historia.