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“Nunca en mi vida he ido de poeta”

Defreds participa este miércoles en la Feria del Libro de Cuenca en una firma de ejemplares
“Nunca en mi vida  he ido de poeta”
Foto: Cedida por Defreds
01/05/2019 - Dolo Cambronero

Casi sin querer -como el título de su primer libro-, tecleando al azar en el ordenador, nació Defreds, pseudónimo bajo el que se esconde José A. Gómez Iglesias, un treintañero de Vigo que dio el salto a la literatura desde las redes sociales y cuyas obras se venden en la sección de poesía pero que no se define como poeta. El autor estará este miércoles 1 de mayo en la Feria del Libro de Cuenca, donde participará en una firma de ejemplares. Será en la Plaza de España, a las 18:00 horas.

El 14 de mayo sale su séptimo libro, Recordar contraseña, pero ya lanzó una preventa. ¿Cómo ha ido?

Ha sido espectacular. Hubo una preventa de 1.000 ejemplares firmados y en 12 horas se agotaron. Decidimos que firmaba 500 más y en 36 horas también desaparecieron. No puede ser mejor lanzamiento.

¿De qué habla en Recordar contraseña?

Sigo en la línea de mis libros anteriores, con pequeños relatos positivos, negativos, alegres, tristes... de la vida. Aunque hago hincapié sobre todo en la palabra recordar. El título es un guiño al sitio en el que más sale el verbo recordar. Pero no solo son recuerdos buenos, también hay malos.

Su público es bastante joven.

En las firmas, puedo ver cómo va cambiando. En los primeros libros, el público tenía entre 16 y 25 años. Ahora se ha ampliado el rango de edad hasta los 40. Pero también va gente de 50 o 60. Los más jóvenes han bajado y han aumentado un poco los chicos, que antes había menos. Pero hay mayoría de chicas, que leen más en general y compran más. Muchas parejas me leen también conjuntamente. Y madres e hijas, hermanas, primas... que se prestan los libros. Eso es muy bonito. Pero a las firmas va gente más joven.

¿Desde cuándo lleva escribiendo?

Me gusta desde pequeño. Lo hacía por entretenerme, por escribirle a mis amigos y amigas. Y después empecé a escribir pequeñas frases en Twitter, cuando era un sitio más tranquilo que ahora... [Risas] Eso fue en 2011 o 2012. Y en 2014, cuando aún no me leía mucha gente, una editorial muy pequeñita me dijo que veía algo especial en lo que yo escribía y que quería sacar un libro. A partir de ahí, todo ha sido sorpresa. Cuando empiezas, te parece una utopía pensar que puedes escribir un libro. Y ya no solo escribirlo. Porque hoy en día con Internet, con los seguidores... es más fácil que te publiquen. Lo difícil es que te lo compren. Con las redes puedes llegar a cualquier persona de cualquier parte del mundo. Es un plus. Pero no te asegura nada. Ha habido gente muy reconocida que ha sacado un libro y ha sido un fracaso. Es muy complicado.

No ha sido su caso porque ha vendido miles de ejemplares.

Nunca me había imaginado llegar hasta aquí. Cuando salió el primer libro, mi pensamiento era: si lo compran mis padres, amigos y 15 personas más, es algo que me quedará para toda la vida. El boca a boca, el tratar con la gente, hizo todo lo demás.

"Me cuesta mucho identificarme con mis primeros textos. Pero al primer libro le debo mucho. Sin él, no habría habido nada más"

¿Cómo ha cambiado desde entonces?

Estoy en una edad intermedia y las cosas buenas me las tomo con más calma e intento que las malas también. Pero creo que no he cambiado mucho personalmente. Tengo unos ahorrillos y me puedo permitir hacer más cosas pero no es algo que me llame mucho la atención. En cuanto a los libros, me apetece escribir de otros temas. Cuando saqué el primero, no tenía a mi hija. La temática es diferente pero sin perder los textos de amor, desamor que he escrito siempre.

¿Se sigue sintiendo identificado con sus primeros textos?

Me cuesta mucho. Casi sin querer no para de venderse pero tiene textos que son ya históricos para mí. Algunos los veo repetitivos y otros no encajan con mi edad. Han pasado ocho o nueve años. Si me preguntas por mis libros favoritos, te digo que es el último. Pero le debo mucho al primero porque, sin todo lo que pasó con él, no habría habido ni segundo ni tercero ni nada.

¿Qué le aporta escribir?

Es una manera de conocerse uno mismo, de recordar cosas antiguas o de ahora. También he incluido algún texto de alguien que me ha contado una historia que me ha parecido preciosa. Escribir me relaja, me tranquiliza, me siento bien escribiendo. Y mis textos los siento muy míos. Los reconocería entre miles. Aunque es una forma sencilla de escribir, es la mía y es la que le da sentido a todo esto.

¿Sigue alguna rutina al escribir?

Cuando se me ocurre algo, lo escribo e intento no echar la vista atrás. Procuro no modificar mucho aunque luego se corrija. No me gusta retocar lo escrito porque pierde la esencia. Otras veces, cuando no puedo escribirlo en ese momento, anoto la idea que quería plasmar en una libretita o un bloc de notas en el móvil. Pero no soy de decir: ‘Venga, tengo que ponerme a escribir’. Eso no pega conmigo.

Sus libros están en la sección de poesía pero no le gusta definirse como poeta.

Casi me hace odiar la poesía. La respeto mucho. Me parece un género muy bonito y muy complicado pero no considero que lo mío lo sea: yo hago pequeños relatos escritos en forma narrativa. Pero no tengo manera de huir de esto y luego hay críticas porque algunos dicen que hay gente que va de poeta. Nunca en mi vida he ido de poeta... Siempre lo digo, en mis libros se dice. Pero se escapa de mi control; no puedo decidir dónde se colocan. Es más, diría que hasta me perjudica que estén allí. Aunque esa sección estaba olvidada y gracias a este tipo de libros ha crecido. Le beneficia. Yo soy muy respetuoso pero en Internet hay unas faltas de respeto terribles. Aunque cada vez me da más igual.

¿Cuáles son sus referencias literarias?

Soy más de novelas pero no tengo un escritor favorito. Soy de ir a las librerías a curiosear, ver de qué van los libros y, si tengo un flechazo, compro. Y Marwan me parece una persona muy bella y un currante nato. Como forma de hacer las cosas, me parece más referencia que cualquier libro.