Vega del Codorno vive este año una de sus Navidades más especiales. El Belén Viviente de este municipio serrano celebra el 20 de diciembre su primera edición como Bien de Interés Cultural (BIC), un reconocimiento que ha llegado al pueblo tras 59 años de una tradición que se mantiene desde 1967. La declaración sitúa a esta representación navideña entre los principales referentes del patrimonio cultural inmaterial de la región.
El 20 de diciembre, siempre el sábado previo a Nochebuena, el pueblo se transforma. Las calles de Vega del Codorno se convierten en escenario y los vecinos en protagonistas. Cada rincón del casco urbano acoge una escena del nacimiento de Jesús, integrada en la arquitectura tradicional y en el paisaje serrano. No hay butacas ni hay telón: el público recorre el Belén caminando, se cruza con pastores, soldados o mercaderes y se sumerge en una representación que se vive de cerca y a pie de calle.
El Belén Viviente de Vega del Codorno es el más antiguo de Castilla-La Mancha y el tercero más longevo de España, una trayectoria que se sostiene gracias a la implicación colectiva. “Nuestro punto fuerte realmente es el Belén Viviente, porque en él participa todo el pueblo y mucha gente de los municipios de alrededor”, nos cuenta su alcalde, Rodrigo Molina, quien nos recuerda que “este año es la edición número 59 y el año que viene celebraremos ya el sesenta aniversario del Belén Viviente, algo que para nosotros tiene muchísimo valor”.
La declaración como BIC se vive con orgullo, pero también con responsabilidad. “Es un espaldarazo muy importante, pero también supone un compromiso importante para seguir manteniendo esta tradición”, señala Molina, que afirma que Vega del Codorno es “un pueblo joven, que este año además celebra el centenario de su independencia administrativa”, y que ha encontrado en el Belén Viviente “su principal patrimonio cultural, el evento más importante que tenemos”.
Vecinos de todas las edades ensayan, se visten y preparan decorados. Hay familias enteras implicadas y personas que regresan expresamente estos días. “Viene mucha gente que tuvo que marcharse y vuelve para participar; es un acontecimiento cultural que une a todo el pueblo y a la comarca”, afirma el alcalde.
Antes de la representación del Belén Viviente se celebra la misa, recordando el carácter religioso del evento. Villancicos Zarabandas son los encargados de cantar durante la misa y el Belén. Después, la jornada continúa con patatas asadas —más de 400 kilos—, vino gratis y convivencia entre vecinos y amigos, y finalmente se cierra con una verbena a cargo de la Orquesta Revoluzion.
El Belén Viviente de Vega del Codorno atrae cada año a cerca de mil personas y se ha convertido, como resume Molina, en “la fiesta de la Sierra Alta en invierno”. En su primer año como BIC, el municipio serrano no solo representa la Navidad: la está viviendo y consolidando como patrimonio colectivo.
