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La falta de agua ha echado a perder entre el 45 y 50% del cereal sembrado en la provincia

Si añades a un año normal, la cantidad de cereal que se importa y se acumula en los puertos sin control ninguno a bajos precios, es algo que perjudica gravemente al sector
La falta de agua ha echado a perder entre el 45 y 50% del cereal sembrado en la provincia
10/01/2016 - A.L.D.
Agricultores y representantes de organizaciones agrarias coinciden en afirmar que nos encontramos ante un año “fatal y catastrófico” para el cereal de invierno en la provincia de Cuenca. La falta de agua hasta el momento y las temperaturas inusuales han sido las responsables de la pérdida de entre un 45-50 por ciento de la semilla de la cebada, según la valoración realizada desde Ribatajada, zona de influencia de la cooperativa ‘El Campichuelo’, tanto por su presidente, Domingo Muelas Herráiz, como por agricultores y cerealistas. Una merma que, a 31 de diciembre, se cuantificaba en pérdidas de más del 50 por ciento, como apuntara el presidente de la cooperativa “El Campichuelo”.

No ha habido ni que esperar a la primavera como otros años, que es cuando los cultivos necesitan el agua final para engordar el grano antes de cosechar. La falta de agua está afectando la nascencia del cereal, y apenas iniciado el mes de enero, ya se puede considerar que sobre el 50% de la semilla de cebada y de trigo que se ha sembrado principalmente en diciembre no ha nacido.

En el mejor de los casos, como indicara el secretario general de UPA, Miguel Esponera, y a la espera de lluvias, los agricultores que sembraron en noviembre podrían tener cosecha y “tirar para delante”, porque la semilla habría podido germinar, pero los que han sembrado en diciembre esperando más agua son los que, según las estimaciones de este momento, estarían más afectados. “No ha nacido nada” de la semilla que cayó en la tierra durante el mes de diciembre. Sin agua no puede germinar y se pierde, “no sale arriba”, debido a la falta de humedad y a las temperaturas inusualmente altas de este mes, que han afectado negativamente adelantando la germinación. La semilla nace débil y sin posibilidad de enraizar, porque no encuentra el agua que necesita.

Desde que lloviera escasamente, a finales de octubre con una media de 20-25 litros, no ha vuelto a llover hasta finales del mes de diciembre y solo se han recogido “algo más de 20 litros en dos días”. Agua insuficiente para los cultivos como expresan los agricultores. 

LLUVIAS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS
Pendientes de las predicciones, a corto y medio plazo, quien no pierde la esperanza de poder recuperar la siembra es el presidente de “El Campichuelo”, que considera que la salvación estaría en que el agua recogida los últimos días permita “germinar parte del grano que se echa demás”, asegura Domingo Muelas, quien ha podido confirmar que parte de ese grano está naciendo y el que ayudaría a paliar la grave situación que se ha producido en el campo de manera generalizada en la provincia. 

Si continúan las lluvias, con “el grano que ha nacido, más la nueva germinación” el daño se va “a solucionar porque, si me hubieras preguntado a 31 de diciembre, la pérdida era superior al 50 por ciento. Una semana después, los daños se habrían paliado bastante”, aseguró Muelas, esperanzado en el efecto del agua que se está recogiendo.

También Esponera confía en que el tiempo mejore y se pueda salvar parte de la superficie dedicada a los cultivos de invierno. El total destinado al cereal en la provincia estaría en torno a las 300.000 hectáreas, de las cuales, 290.000 son de cebada, precisamente porque se considera que resiste mejor la sequía y las heladas siempre que la planta esté desarrollada, por lo que es imposible predecir la más mínima estimación de producción.

DOS AÑOS MALOS
Desde el mes de mayo de 2015 no han caído ni 70 litros de agua en la zona de Ribatajada que ya influyó en la “malísima” campaña  pasada y que nos sitúa en un año de “perspectivas totalmente negativas” para el presente. “Llevamos dos años malos y esto va a ser la gota que colma el vaso”, aseguraba Fidel Sebastián, cerealista y agricultor, tan decepcionado como resignado “yo bajo desde Los Hinojosos y es de pena. Entre unas cosas y otras...; entre la caza que se lo come todo y la sequía, la verdad, que este año no vamos a tener nada”, afirma rotundo.
   
El agricultor experimentado y acostumbrado como está a las situaciones adversas no pierde la esperanza y estará expectante a ver si cae algo de agua que permita recuperar parte de la inversión que hizo con la semilla que se encuentra todavía en la tierra y poder salvar algo porque no son muchas las alternativas con las que cuenta.

A estas alturas ni se plantean la resiembra porque sin agua, sería reproducir la situación haciendo además una inversión que sobredimensionaría los costes sin asegurar una mínima producción.  

La experiencia de recurrir al seguro tampoco es la solución  porque la cobertura que ofrecen  “no es mucho tampoco” ya que para el agricultor que lo contrata esporádicamente los rendimientos son bajos y a veces no vale la pena, sobre todo, como es el caso, si no hay nascencia. Un año fatal en todos los sentidos, según la apreciación de Sebastián, porque la tierra sin lluvia y “sin humedad ninguna como está”, al cabo del invierno cuando llegue la primavera, aunque hubiera tiempo, no estaría tampoco preparada para dedicarla al girasol. 

Lo que unido a los “malísimos” precios que soporta el agricultor año tras año, según Miguel Esponera, les deja sin opciones ni margen de maniobra y tantas incertidumbres como las que plantea no poder dejar ni un minuto de mirar al cielo.

IMPORTACIONES A BAJO PRECIO
Aunque graves, no son las pérdidas que finalmente ocasionen la sequía los únicos problemas que tiene que afrontar el campo en la provincia de Cuenca. El presidente de ‘El Campichuelo’ analizaba la situación del campo para confirmar que el problema que sufre es más profundo y va más allá del que sin ninguna duda agrava la climatología. “Si añades a un año normal, la cantidad de cereal que se importa y se acumula en los puertos sin control ninguno a bajos precios, es algo que perjudica gravemente al sector”.

Un dato que por sí solo alude a una difícil situación pero al que hay que añadir importantes subidas del fertilizante, subidas del gasoil y las importaciones de cereal “a precios baratos y malísimos”. Con la suma de todos los factores estás “hundiendo el sector”, afirma el presidente de ‘El Campichuelo’, y la prueba está en que “cualquier profesional con que hables te lo confirma. Con dos compañas como esta desaparece el 40 % de los agricultores, unos por jubilación, otros por abandono y la gente joven a ver qué puede hacer porque las nuevas incorporaciones lo tienen muy, muy difícil. El sector cerealista está en negativo”. 

AYUDA
El sector necesita ayuda para salir adelante y poder continuar con la labor de fijación de población como la emprendida en la zona de Ribatajada a través de la cooperativa “El Campichuelo” y su zona de influencia. Asocia a 74 agricultores de Ribatajada, Ribatajadilla, Pajares, Torrecilla, Villaseca, Ribagorda, Fresneda de la Sierra o Castillejo de la Sierra y presta servicio a todo el que lo solicita de Mariana, Sotos, Zarzuela, Portilla, Arcos de la Sierra, Cañamares y La Frontera.   

La unión de intereses que ha favorecido la cooperativa desde 1995 minimiza en la zona de Ribatajada los costes que soportan los agricultores y cumple una función social. Pequeñas explotaciones han elegido esta fórmula para afrontar y, entre todos, abaratar algunas de las facetas que requiere la actividad como comercialización, almacenaje, limpia del grano o el uso de maquinaria.

El agricultor que necesita fertilizante, gasoil o semilla lo hace en común, reduce costes, lo que permita hacer viable las pequeñas explotaciones que, de otra manera, sería imposible de conseguir.