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Mayores

La convivencia en grupos marca la reapertura del Residencial Cervantes

Ha llevado a cabo un retorno escalonado de los usuarios, a razón de cuatro al día, una vez garantizado con PCR que estaban libres de coronavirus
14/07/2020 - Miguel Á. Ramón

Si la pandemia de la Covid-19, una vez completada la desescalada y en plena “nueva normalidad”, continúa trastocando el día a día de los ciudadanos a todos los niveles, la vida en las residencias de mayores se ha visto más alterada aún, si cabe, y ha experimentado un giro de 180 grados. Nada es lo que era. El coronavirus y las consiguientes medidas de seguridad decretadas por las autoridades sanitarias están condicionando el normal devenir no solo de los residentes sino también del personal asistencial y sociosanitario.

Tal es el caso del Residencial Cervantes, en Villamayor de Santiago, que reabría sus puertas el pasado 15 de junio después de ser intervenido a principios de abril por el Gobierno regional ante los problemas de personal debido a la incidencia de la Covid-19. Una vuelta que, según su director, Jorge Fernández, afrontan con ilusión y ganas, aunque, por supuesto, condicionada por la pandemia y las exigencias de las autoridades sanitarias, que, por supuesto, ya se han puesto en marcha.

De hecho, el regreso de los usuarios se ha llevado a cabo de manera “escalonada, ordenada y controlada”, según detalla Fernández, quien explica que “desde que abrimos el 15 de junio se han ido incorporando los mayores a razón de cuatro cada día; eso sí, una vez garantizado con test PCR que estaban libres de coronavirus”. Un proceso que, precisamente, se ha completado la semana pasada hasta alcanzar el medio centenar de residentes.

La convivencia en grupos marca la reapertura del Residencial Cervantes

UNIDADES DE CONVIVENCIA

Nueva normalidad que ofrece un escenario totalmente desconocido para usuarios y empleados con las lógicas limitaciones en los contactos, el mantenimiento de la distancia de seguridad y la obligatoriedad del uso de la mascarilla en cuanto salen de sus habitaciones.

Nuevo escenario al que desde el Residencial Cervantes se han adaptado formando lo que han denominado “unidades de convivencia”. Grupos de entre diez y quince mayores que, tal y como subraya el director, conviven a lo largo de la jornada, sin poder tener contacto con otros grupos de compañeros, manteniendo las distancias, gracias a la amplitud de los salones de la residencia y comiendo en una mesa de dos en dos, solo con su compañero de habitación.

Una medida que lógicamente ha trastocado, y mucho, el concepto de residencia que llevaba a efecto el Residencial Cervantes y que le había convertido en referente para otros muchos centros asistenciales de mayores. Una filosofía basada, según recuerda Fernández, “en buscar la felicidad del usuario, alejándonos de la imagen que hay de las residencias de mayores como aparcamientos y apostando por la dinamización de su vida, ya que, a pesar de que son personas de avanzada edad también tiene derecho a disfrutar y pasar buenos ratos; en definitiva, a ser felices”.

Algo que se conseguía con el montaje de todo tipo de actividades con fines terapéuticos, en las que se implicaban a todos los residentes y trabajadores. De hecho, son famosos y han sido merecedores de distintos reconocimientos en los Premios Nico de Mundo Mayor sus conocidos montajes audiovisuales, como sus particulares sanfermines, el anuncio de la Lotería de Navidad, la canción del verano o los Cazafantasmas, con los que los “abuelos youtubers” han traspasado fronteras.

Algo, tal y como recalca Fernández, incompatible, al menos por el momento, con el actual escenario de coronavirus. Y es que, según indica, “da mucho miedo el contagio, no solo de los usuarios sino también de los trabajadores, máxime después de lo vivido en los meses del Estado de Alarma con el fallecimiento de 15 residentes, numerosos empleados de baja y el cierre provisional del centro”. De ahí que considere que “ahora no es momento de buscar esa sonrisa colectiva o esa diversión, además de bastante complicada con la imposibilidad de llevar a cabo una convivencia de todos con todos”, aunque reconoce que están trabajando en encontrar la fórmula para intentar hacer felices a los residentes, eso sí, grupo por grupo.

Es de la opinión de que “ahora es momento de unidad entre nosotros y de los mejores cuidados, que siempre los han tenido, y ya habrá tiempo, cuando las condiciones así lo permitan, para regresar a esa dinámica de la constante búsqueda de esa sonrisa y felicidad de los residentes, que estamos seguros de que llegará, pero habrá que esperar y ser pacientes”.