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El cambio climático, posible causa de la falta de oxígeno en cuevas

Un estudio impulsado por el IGME con participación conquense y mediciones en las grutas de la provincia apunta a los cambios de temperatura exterior como acelerador de este fenómeno
El cambio climático, posible causa de la falta de oxígeno en cuevas
Foto: Eduardo García Ballesteros
15/02/2020 - Mario Gómez

Las consecuencias del cambio climático vienen siendo visibles en el deshielo de los grandes glaciares, el aumento de los eventos climáticos extremos y, ahora, es posible que también sea el responsable de los niveles de oxígeno de las cuevas.

Es la posibilidad que abre el estudio realizado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), en colaboración con los Bomberos de la Comunidad de Madrid, la Federación Castellano Manchega de Espeleología y Cañones y el club conquense ARA, que apunta a los cambios del clima como consecuencia de un fenómeno registrado en varios puntos de las cavidades de la provincia, y fuera de ella, como es la pérdida de oxígeno en su interior.

Alberto Orozco, miembro del club ARA y presidente de la Comisión Técnica de la FCMEC, avanzaba a Las Noticias de Cuenca el contenido del artículo que la revista especializada Calar publicará el próximo mes sobre la investigación de cavidades con aire enrarecido, donde las mediciones realizadas tanto por la federación como por el propio club han servido para llegar a la posibilidad con la que se abría este artículo.

El citado texto sitúa el inicio del aumento de las mediciones en agosto de 2017, ante la comunicación por parte de unos espeleólogos castellanos manchegos que “realizando una visita a una cavidad de la provincia de Cuenca, tuvieron sensaciones anómalas como sofoco, sensación de hinchar el pulmón, pero no llenarse, ritmo cardíaco acelerado y fatiga, al realizar las mediciones de oxígeno se comprueba que había valores bajos de O2, con respecto a las concentraciones que puede haber en el exterior (sobre el 20%)”. Este episodio se registra y vuelve a repetirse en años posteriores, ante lo que se plantea la hipótesis de que “la climatología exterior impide el adecuado intercambio y fluctuación de aire dentro de la cavidad”.

A raíz de episodios de mareo y fatiga, se comenzaron a realizar mediciones”

MEDIDAS DE ACTUACIÓN
Como consecuencia, a finales de 2019, junto a la Delegación Provincial de Desarrollo sostenible en Cuenca y el Servicio de Medio Ambiente y Biodiversidad se colocan en algunas grutas carteles de aviso en los que se informa a la población de los posibles niveles bajos de oxígeno, “colocándose uno de prohibición de manera temporal en el caso de encontrar valores no seguros para la visita de la cavidad”.
Mientras tanto, estas mediciones y registro de episodios en las distintas cuevas de la provincia se ponen en común con el IGME, al tenerse el aviso de un desmayo en la sima CJ-3, próxima al Cañón de Río Lobos en Soria, lo que da los primeros indicios de que no podría ser un fenómeno sólo de la provincia conquense.

El trabajo de la FCMEC señala que los resultados observados sitúan el fenómeno de las cavidades de aire enrarecido en “dos intervalos de tiempo a lo largo del año: uno donde se mantienen los niveles de O2 y CO2 parecidos al exterior, desde noviembre hasta finales de mayo, y otro donde bajan los valores de O2 y suben los de CO2, desde finales de mayo hasta octubre. No obstante, hay cavidades con morfologías más complejas que continúan dando valores propios de los meses de verano, aun entrados en meses de invierno”. De igual manera, se observa que los valores se sitúan fuera de los parámetros normales, si bien no llegan a extremos mortales”, y que el fenómeno se agudiza “en cuevas de una sola entrada, en las que los valores de oxígeno descienden progresivamente según nos alejamos de la boca, aunque no dan valores tan bajos como las simas, así como en cuevas con distintos pisos de altura en comparación a las de desarrollo horizontal, produciéndose siempre las concentraciones mínimas medidas de O2 y las más altas de CO2 en las bases de los pozos o zonas bajas terminales”.

PRIMERAS CONCLUSIONES
Desde el estudio de la IGME, el investigador Raúl Pérez López señala que “la pérdida de oxígeno en el interior de las cuevas se debe a que el número de días que la temperatura exterior es menor que la interior haya disminuido, algo que se sobreentiende teniendo en cuenta que las temperaturas exteriores se han suavizado en invierno, que es cuando se ventilan las cuevas”, una certeza que comparte la FCMEC en su trabajo, que pese a advertir de que “no se puede llegar a conclusiones definitivas, si hay varios hechos que se repiten”, aludiendo a la temporalidad, localización y motivo de este fenómeno en el interior de las cavidades de la tierra condicionado por lo que el ser humano está provocando fuera de ellas.

El cambio climático, posible causa de la falta de oxígeno en cuevas
“Ante cualquier síntoma, lo mejor es regresar, la cueva no se va a mover”

David Alcalde es espeleólogo experimentado y junto a su hermano exploran con asiduidad simas, cuevas de la región. El hecho de que algunas cavidades muestren ese descenso de oxígeno apunte al cambio climático como uno de los factores condicionantes no le sorprende. “Mi padre ha sido espeleólogo durante más de 40 años y nunca me ha comentado que haya tenido un caso de bajada de oxígeno, antes estas cosas no pasaban, y eso que ellos no tenían entonces medidores, iban con lámparas de carburo. Tiene sentido que se den estos fenómenos, bien por el cambio climático u otros posibles factores como el uso de fertilizantes en aguas subterráneas, lo que no hay duda es que es a raíz de la huella del hombre”, nos comenta.

Fue hace unos años cuando tuvieron conocimiento de los primeros casos de aire enrarecido en simas por medio de otros compañeros. “Fue en la sima de Las Palomas en Valdecabras cuando en un curso de iniciación del Club ARA, una persona tuvo dificultades para respirar, a partir de ahí, la FCMEC facilitó medidores y comenzaron a realizarse distintos registros”.

En su experiencia como espeleólogo reconoce que “puntos como el de Las Palomas o la sima de Tierra Muerta, donde las mediciones en verano el nivel de oxígeno bajaba muchísimo, apenas a cinco metros de la boca volviéndose irrespirable, dan muestra de que este fenómeno no es algo aislado. “En una expedición en Guadalajara no pudimos llegar al fondo de la sima cuando nos faltaban unos 15 metros, mi hermano, que iba abriendo la vía, dio el aviso al comenzar a pitar el medidor. También nos pasó en otra cavidad, pero en esa ocasión íbamos sin medidor, en la Cueva de los Griegos, en Masegosa, nos pareció extraño al ser una cavidad grande y, en apariencia, bien ventilada, pero al llegar al final notamos falta de oxígeno”
Es por ello que David nos comenta su intención de hacerse con uno de estos medidores de oxígeno y dióxido de carbono en el ambiente. “Es lo ideal, estos aparatos realizan mediciones de concentración de oxígeno, temperatura, humedad y otras variables que son muy útiles y su precio está alrededor de los 50 euros, así te curas en salud, si no, el método tradicional de ‘la llama’ de un mechero, por ejemplo. En el momento que sea muy fina, se separa del mechero o no es constante, supone una clara señal de aviso.

Pese a todo, este espeleólogo conquense evita crear una alerta ante este suceso, pero si llama a tomar las precauciones oportunas cuando se vaya a realizar una expedición a una gruta. “Uno controla dónde se mete, en el momento que ves que te falta el aire, o la respiración no va bien, hay que dar la vuelta y subir, la sima lleva ahí miles de años, se sube y se vuelve otro día”. Además, este fenómeno suele ocurrir “en simas o cuevas donde es necesario cierto nivel técnico para bajar, mientras que no suele ocurrir en cuevas horizontales donde puede meterse cualquier curioso. No hay que generar alarma pero sí estar informado, hablar con compañeros sobre la sima a la que vas a ir, comprobar si hay antecedentes de aire enrarecido o mediciones, etc. Somos conscientes de que esta actividad supone un riesgo, por eso, ante cualquier síntoma, lo mejor es regresar, la cueva no va a moverse de ahí”.

El cambio climático, posible causa de la falta de oxígeno en cuevas