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Las bibliotecas empiezan a respirar

Tras la recuperación de ayudas de la Junta que se habían eliminado en la pasada legislatura, los bibliotecarios municipales reclaman una mayor implicación de las Diputaciones para su mantenimiento
Las bibliotecas empiezan a respirar
Juan José Alfaro en una de las actividades de animación a la lectura que realiza con niños en la biblioteca municipal de Villar de Olalla, de la que es director.
15/11/2017 - Nuria Lozano

Las ochenta bibliotecas municipales repartidas por la provincia de Cuenca empiezan a respirar tras unos años muy duros en los que han visto como desaparecían todas las ayudas y entraban en una situación de asfixia que abocó al cierre de ocho de ellas y a una rebaja de las condiciones laborales para muchos bibliotecarios.

Como explica el presidente de la Asociación de Bibliotecarios de Cuenca, Juan José Alfaro, el año 2011 fue el principio del fin. Aunque en 2012 se convocó algo, “muy poco”, en la legislatura en la que gobernó María Dolores de Cospedal, se retiraron las distintas líneas de subvenciones, como las que mantenían los contratos de los trabajadores, las de animación a la lectura, las de renovación de equipamiento y las de adquisición de fondos.

“Algunos pequeños ayuntamientos no pudieron afrontar el gasto y otros simplemente no quisieron y cerraron las bibliotecas”, afirma Alfaro quien, no obstante, reconoce el enorme esfuerzo de otros consistorios “que han aguantado para mantener este servicio en sus pueblos y gracias a ellos la mayoría han sobrevivido”. Este año han comenzado a verse los primeros brotes verdes con la convocatoria para el mantenimiento de los puestos de trabajo de 600.000 euros para toda la región. Una cifra que, para los bibliotecarios, “no es la ideal pero al menos ayuda a los equipos municipales a mantener a estos profesionales”.

Estas ayudas permiten sufragar un 20 por ciento del sueldo de los bibliotecarios, lo que supone un alivio para muchos ayuntamientos. “Nadie dice que sea la Junta quien pague el cien por cien de los contratos, pero esta inyección económica es esencial para que los alcaldes mantengan e incluso mejoren estos puestos”, indica Alfaro. En su opinión, el futuro se presenta “esperanzador” sobre todo tras el anuncio del presidente García-Page de más partidas en 2018, en este caso para actividades, fondos y mobiliario. “Hemos echado de menos que no se haya hecho mención a las ayudas para contratos, esperamos que no sea un olvido y se tenga en cuenta también esta partida, pero agradecemos estos pasos que se están dando”.

Su principal demanda ahora pasa por que se desarrolle por completo la Ley de Bibliotecas aprobada en 2011 y que las Diputaciones Provinciales, citadas en dicha norma, pasen a implicarse en el mantenimiento de las bibliotecas municipales “ya que hasta ahora no han hecho nada ninguna de las cinco de la región”.

En este sentido, el presidente de la Asociación de Bibliotecarios de Cuenca subraya que hay que conseguir que la fórmula de gestión bibliotecaria sea a través de un convenio interinstitucional entre Junta, ayuntamientos y Diputación “que garantice su funcionamiento y no dependamos para nuestra financiación solo de ayudas que pueden crear incertidumbre”, remarca. Un convenio que tendría que contemplar al menos 4 millones de euros aportados por las tres partes, cifra que permitiría mantener los puestos de bibliotecarios, renovar fondos, modernizar y ampliar las instalaciones que así lo necesiten y seguir trabajando en actividades que fomenten la lectura en estas poblaciones.

Los bibliotecarios reconocen el esfuerzo que han hecho algunos ayuntamientos en estos años difíciles para mantener este servicio en sus pueblos

UN RECURSO PREMIADO Y VIVO

A pesar de las malas condiciones de financiación de los últimos años, los bibliotecarios municipales, que en la mayoría de los casos trabajan solos, han puesto mucho de su parte para que funcionen y lo hagan además de forma sobresaliente. Prueba de ello es que Castilla-La Mancha es la región donde más actividades de animación a la lectura se hacen de toda España.

A esto se suma que una cuarta parte de los premios María Moliner que concede el Ministerio de Cultura se han venido para esta Comunidad en los últimos años. “Esto demuestra que nos movemos mucho y son recursos muy potentes”, apunta Juan José Alfaro quien defiende este servicio “como parte del pulso vital de los vecinos de los pueblos”. “Hoy en día es parte de su vida cotidiana y en los últimos 20 años las bibliotecas han pasado a ser un centro de ocio alternativo, de reunión, de cultura, de educación, aportan cosas diferentes a las personas”.

Tanto es así, que una biblioteca se ha convertido en algo indispensable, sobre todo en poblaciones pequeñas. De hecho, es el segundo servicio más utilizado después de la sanidad. “Desde las asociaciones de bibliotecas vamos a estar atentos, tomando nota, para que las ayudas sean una realidad y no se olviden que dentro del ámbito cultural, este servicio es esencial para los ciudadanos, se usa mucho y es necesario”.