La baja rentabilidad pone en riesgo el cultivo de aromáticas

La producción de aromáticas en las alrededor de 500 hectáreas –un 25% menos respecto al año anterior– dedicadas a estos cultivos en la provincia de Cuenca será la de un año “normal”, aunque hay zonas en las que el granizo del mes de junio afectó “bastante” a algunas zonas como Villares del Saz, según apunta Abelardo Carrillo, presidente de la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (ANIPAM). Sin embargo, la campaña se va a ver empañada por la acuciada y generalizada bajada de precios que vienen arrastrando desde hace años. “En estos momentos tenemos precios que ni siquiera se acercan a los costes de producción, nos da para cubrir un 50% de los gastos”, señala Carrillo.
Y es que, el litro de aceite de esencial se está pagando actualmente sobre unos 11 euros, mientras que hace cinco años, cuando el cultivo alcanzó máximos históricos, se llegaron a superar los 40 euros.
Este descenso, tal y como explica el presidente puede estar relacionado con dos cuestiones. La primera es que se esté produciendo por encima de la demanda, aunque también creen que ha disminuido el uso de aceite esencial en productos para los que sí se empleaba hace años. Por otro lado, creen que es probable que en el sector de la cosmética se esté reemplazando el aceite esencial natural por otros sintéticos de origen químico. “Esto siempre ha ocurrido, pero ahora creemos que es posible que se esté haciendo masivamente”, cuenta Carrillo. Además, también influye que países como Francia o Bulgaria han incrementado notablemente su producción, sobretodo, de lavanda. “Los mercados no son capaces de absorber todo”, subraya.
Frente a esta situación, desde ANIPAM proponen que las líneas de ayudas, en lugar de estar enfocadas a estimular la producción, se centren en promover la investigación y la diferenciación de lo natural frente a lo sintético. “Creemos que el consumidor tiene que saber lo que compra, igual que cuando adquirimos miel o una mermelada sabemos su procedencia”, cuenta Carrillo. Esto es lo que desde la Asociación Nacional están trasladando al Ministerio de Consumo y al resto de administraciones. Más allá de esto también ven beneficiosa la creación de una Denominación de Origen o que al menos en el etiquetado del producto se indique la procedencia del mismo.
“Los productores estamos muy desanimados, el futuro de la lavanda está en crisis, no tenemos seguridad, pero tenemos una cierta esperanza de que el mercado se reactive. Queremos salvar el producto natural, pero es muy complicado”, recalca Abelardo Carillo.

COOPERATIVA ALCAMANCHA
La misma situación viven los 50 socios de la Cooperativa Alcamancha. En total suman 280 hectáreas dedicadas a las aromáticas repartidas en municipios como Saelices, Pozorubio, Huete, Torrejoncillo del Rey o Tarancón, entre otros. Comenzaron a plantar lavanda y lavandín antes de la pandemia de la Covid-19, compraron la maquinaria de siega y pusieron en marcha una destilería comunitaria, pero tras el virus los precios empezaron a bajar. “Estamos aguantando esperando a que en un futuro suban de nuevo los precios”, apunta su director, Fernando Romero. Y es que, cabe señalar que las plantaciones de aromáticas tienen una vida de 12 años, después sería necesario reponer y volver a empezar. Por ello, están aguantando a completar ese periodo esperando que mejore la situación económica, sino muchos de ellos optarán por arrancarlas y dedicar esas parcelas a, por ejemplo, cereal.
Su ventaja es la diversificación ya que los socios dedican de media un 5% de sus tierras a las plantas aromáticas. “Al tener una cantidad tan pequeña pueden sobrevivir y aguantar. Si se dedicasen en exclusiva a la lavanda o al lavandín la situación sería diferente”, dice.
En su caso, en lugar de vender anualmente la totalidad de su producción de aceite esencial han optado por almacenarlo esperando a que suba el precio. “Lo podemos guardar, no pierde propiedades”, asegura el director de la Cooperativa.
En cuanto a posibles soluciones para garantizar el futuro de las aromáticas, el director de la Cooperativa Alcamancha coincide con Abelardo Carrillo. La diferenciación y la investigación son fundamentales, pero propone también incrementar las ayudas agroambientales ya que estos cultivos fomentan la fertilidad y no necesian de fertilizantes. “Así podríamos compensar la baja rentabilidad”, concluye Fernando Romero.
