A propósito de
Mientras desde los poderes públicos de nuestra Comunidad se nos siguen proporcionado con cuentagotas –en anunciada crónica por capítulos– detallitos no demasiado precisos sobre el qué y el cómo de ese proyecto de inversión turística que los conquenses podríamos llegar a tener ahí, como quien dice, a la mano: ya saben, ese ecoparque o parque, se nos ha dicho, para la realización de actividades al aire libre y turismo activo que un grupo empresarial “serio y sólido” y con “experiencia y actividad en otro continente” estaría considerando ubicar por estos nuestros provinciales lares y que de llevarse a cabo sería nada menos que “referencia nacional y europea”, poniéndonos así los dientes largos a la espera de ver qué se va por fin concretando a raíz de ese próximo encuentro entre nuestro presidente y los representantes de ese grupo y la asimismo bien cercana reunión del comité de inversiones de éste… entre tanto, itero, los medios (por saltar de la Naturaleza a la Cultura por el aquél de nuestro binomial lema) además de darnos cuenta de inversiones en el patrimonio arqueológico de la provincia –un patrimonio realmente excepcional que no sé si estamos explotando cultural-turístico-económicamente tanto cuanto podría ser– nos comunican asimismo que parece ir a buen ritmo la matriculación para el primer curso de la Escuela Superior de Arte Dramático que entrará en funcionamiento ya este año aunque por ahora tan sólo en el capítulo interpretativo.
Es un hecho este último que a este comentarista le vale –no voy a desaprovechar la ocasión– para volver a poner sobre el tapete la que sigue pareciéndole necesidad más que patente de que en una región como la nuestra de tan válido y continuado –con sus altibajos, claro, pero sí– historial en torno a la actividad escénica y albergadora nada más y nada menos que de la cita anual más importante existente en nuestro país de Teatro Clásico, el Festival Internacional de Almagro, cuente con una Compañía Teatral de titularidad regional promovida, impulsada y mantenida desde los poderes públicos castellano-manchegos bien directamente o mediante una Fundación.
Como, ya que en éstas estamos, y pasando ahora de las tablas a la interpretación musical, le parece asimismo que también deberíamos por estas nuestras regionales tierras contar – y tampoco es baladí nuestra realidad en eventos relevantes– con un Coro y una Orquesta Sinfónica de la Comunidad como las que directamente gestionadas por sus ejecutivos autonómicos o, cual antes señalé a propósito de la actividad teatral, a través de fundaciones o de una participación de peso en sus patronatos, existen por ejemplo, se me vienen ahora mismo así, a sin apuntes, a la memoria en Asturias, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Euskadi, Navarra, Madrid o Murcia. ¿O no merecerían ambas creaciones la pena?
