"Menudo camarote"
Montar un circo no siempre es garantía de que crezcan los enanos. Hay otros muchos modos de fracasar. Casado ha montado una convención para mostrar músculo y ha conseguido que vayan las principales figuras del escalafón genovés. Imagino que se frotó las manos al saberlo: «Unidad» debió pensar. Nada más lejos de la realidad. Le han caído por tierra, mar y aire. Feijóo le pidió, literalmente, «No gobernar con el populismo antieuropeo y de derechas». Rajoy le dijo que si algún día gobernaba —parece que Rajoy tiene serias dudas— debería hacer alguna de las cosas que está intentando afrontar Pedro Sánchez y que el Pablo Casado critica. Y para remate, se presentó Esperanza Aguirre, la de los niñatos y chiquilicuatres, para exhibir su sonrisa; a Esperanza le basta con enseñar dientes para hacer temblar las manzanas y llorar a las princesas. Sin empresarios, sin medidas concretas y con Sarkozy como invitado estelar; solo Ayuso podía salvar o enterrar definitivamente la figura política de Pablo Casado; pero ella ya no está por hacerse con el partido en Madrid, ni siquiera en España; ella está por empresas mayores. Quizás, un día, sea la primera Mama de Roma. Mostrar tanta debilidad no hace otra cosa que fortalecer a un débil gobierno con demasiadas fuerzas, políticas.
Por otra parte, yo no pediré perdón al pueblo mejicano; más, al contrario, aprovecho este espacio para recriminarle haberse quedado con tanta de nuestra cultura que no ha quedado nada para algunos de nuestros españoles. ¡Viva España!¡Viva Méjico!¡Viva Suiza!