¿Galgos o podencos?

Pues claro, por supuesto, pero que toda la razón señora Muñoz, doña Ester, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados en sus declaraciones del pasado martes: el genocidio de Gaza no será genocidio hasta que no lo establezca pero que con todas sus letras la Corte Penal Internacional, que qué sabrán ni presidente ninguno ni informe cualquiera de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas. Masacre, bueno, pues vale, que masacre –esa que viene y sigue perpetrando más y más y más a cada día el gobierno de don Benjamín Netanyahu– pues sí, que el término ya por fin lo utilizaba su propio jefe de filas, el señor Feijoo, en la sesión parlamentaria de Control del miércoles, pero ¿genocidio?, hombre, eso no: abstengámonos pero que a rajatabla de utilizar tal calificativo en tanto el Tribunal de La Haya –ese, por cierto, que en noviembre del año pasado emitía una orden de arresto contra el primer ministro israelí por crímenes de guerra y lesa humanidad– no lo ponga bien, pero que bien clarito, por escrito y con todas sus letras en su correspondiente sentencia –que por supuesto, faltaría más, “estaremos de acuerdo con las resoluciones judiciales”– aunque cuando lo haga, que estas cosas van para largo, lo mismo ya no quede gazatí ninguno a que aplicarlo. Pero bueno, ironías aparte, ¿de verdad merece la pena que nos andemos con estos tan sin sentido a más de crueles e inútiles galgos o podencos semánticos cuando lo que de veras y en pura, por supuesto que sí, justicia, lo subrayen o no los tribunales, de lo que estamos hablando es de la mayor limpieza étnica acometida este siglo? Qué demonios, a lo que nos deberíamos estar dedicando, y no lo hacemos, es a combatir esa colectiva matanza y a conseguir ponerla fin con acciones mancomunadas realmente efectivas –¡ay!, Europa, ¿dónde se fueron tus tan cacareados valores?; ¡ay!, España, ¿de verdad, Vox aparte que hay cerrazones incurables, izquierda y derecha no pueden por una vez dar de lado tanto partidista y tangencial enfrentamiento?–, acciones sí efectivas más allá de enardecidas declaraciones huérfanas de medidas y de actuaciones puramente simbólicas que no hacen sino distraernos de lo esencial; realizaciones que se hagan realidad en el terreno de los hechos antes de que sea imposible hacer nada y acabemos viendo como la infame alianza de intereses entre el premier netanyahuiano y el ególatra sin freno de la Casa Blanca, lleva hasta el final su intención de desalojo total de la Franja para convertirla en ese resort para chupópteros de lujo al que sin empacho alguno ya se refiriera en su día el cada vez más en plan dictador estadounidense. ¿De verdad no vamos a ser capaces y acabaremos convertidos en cómplices de tamaña infamia?