Las cuentas de “la esperanza”

Poder remontar y hacer frente a las dificultades inflacionistas en ayuntamientos, empresas y ciudadanía en general y ayudar al mismo tiempo a luchar contra la despoblación son retos que en estos momentos más que nunca necesitan no solo el apoyo sino la ayuda efectiva de las administraciones. Así lo ha entendido la Diputación Provincial de Cuenca con la aprobación de un presupuesto para el próximo ejercicio que además de números tiene “mucha alma”, puesto que como pilar fundamental a la hora de su elaboración han sido las personas, sus necesidades y demandas las que han cobrado fuerza ante el eje central de un presupuesto, que tradicionalmente son las inversiones en obras, que además en tiempo de elecciones son un cliché. Pero la Diputación ha hecho los deberes y ese capítulo, el de las obras lo tiene cubierto con las inversiones que gracias a la ayuda del Gobierno central, sobre todo con las ayudas que por primera vez se han concedido para paliar un desastre meteorológico como ha sido la borrasca Filomena y otras Danas, que han inyectado más de 14 millones de euros. Además de otras ayudas y convenios que han permitido que este ejercicio haya sido el más inversor de la historia. Ahora –aunque evidentemente seguirá habiendo partida de obras en 2023- después de los efectos de una pandemia y de una guerra que ha elevado la inflación toca mirar para otro lado, y hacerlo además rápido. Quizá la curva de la inflación empiece a suavizarse, o quizá no. Por ello, la Diputación ha aprobado las cuentas más madrugadoras y humanas en la historia de la institución. Calificativos precisos si tenemos en cuenta que la figura del presupuesto prorrogado ha sido utilizada en numerosas ocasiones por todo tipo gobiernos, sobre todo porque no han sido capaces de ponerse de acuerdo con los grupos de oposición antes de que comenzara el ejercicio siguiente. En este caso no era necesario, el Equipo de Gobierno tiene mayoría.  Salieron adelante con los votos de PSOE y CNU, sólo el PP se ha opuesto a las partidas propuestas por los socialistas. Ha funcionado pues la estrecha sintonía entre PSOE y Cuenca nos Une y, una vez más, los populares han dado el no por respuesta, a pesar de admitir que están de acuerdo con parte del contenido pero no con la totalidad del continente. No deja de ser una postura cuanto menos curiosa que no hace sino ratificar el sempiterno “no por sistema” muy propio de su partido durante esta legislatura.

Dejando a un lado las discrepancias políticas, resulta atractivo el hecho de que haya bastantes partidas que duplican su asignación y que las cuentas tienen un marcado sesgo social y muestran una clara tendencia a apoyar la creación de riqueza y empleo, la defensa del patrimonio y la lucha contra la despoblación. La Diputación podrá gastar más de 100 millones de euros el año que viene en un contexto general de crisis en el que se compromete a gastar el 80% del dinero en subvenciones, casi el doble que el año pasado. Capítulos como los de Servicios Sociales y Cultura aumentan más de un 40% y, según el Equipo de Gobierno, los 24 millones que se van a dedicar a Infraestructuras no han tenido precedentes en presupuestos anteriores. Hay también por primera vez dinero para un servicio de comida a domicilio, para las asociaciones de mujeres y para un Plan de Conciliación Familiar.  

Con estos mimbres, se perfila una prometedor inicio de año para muchos pueblos de la provincia, que van a ver mejorados sus equipamientos, sus servicios o restaurada buena parte de su patrimonio. También el sector agrario, y la seguridad de los ciudadanos con la finalización de los parques de bomberos de Priego y Cañete.  “Madrugadores y humanos” son los epítetos que Martínez Chana regala estas cuentas que sin duda van a marcar el devenir de la provincia en un año electoral y en una panorama económico y social muy preocupante, y no sólo por una guerra en Ucrania que amenaza un final incierto y que está poniendo a prueba las economías de muchos países. Madrugar han madrugado, a lo largo del año que viene serán los conquenses los que deberán ratificar si están siendo humanos.