El callejón del gato

Ahí está, en Bruselas, lejos de España, como si la cosa no fuese con él mientras el futuro de los presupuestos depende de él. Seguramente piensa que España es una democracia secuestrada, que el designio del pueblo no se está cumpliendo. Oro parece, plata no es ninguno de los dos. ¿Quién es? ¿Casado o Puigdemont? A veces es muy difícil distinguirlos. Al fin y al cabo, siempre se dijo que si el PP no sacaba más votos en Catalunya era porque allí se llamaban Convergencia. Ruido y fuegos artificiales. Poco más.

Lo que a mí, sin embargo, me preocupa es el concepto de conciliación. Gratuidad en la educación de cero a tres años. Suena bonito, pero es una idea triste, muy triste. Hay un error de concepto. No se favorece que puedas pasar tiempo con tus hijos o que puedas participar en su educación, sino que se te ofrece un lugar donde aparcarlos. Y arrastra otro error de concepto todavía peor: la concepción que rezuma de trasfondo sobre el sistema educativo. Parece que no importa lo que se pueda enseñar y aprender, sino cumplir con una labor de guardería.

Esto es una crítica constructiva con cierto fundamento lógico en menos de cien palabras. Puedes hacer esto, o de cretino original repitiendo fake-mantras en ciento cuarenta caracteres.