El agua de Cuenca, pese a su calidad, tiene un problema: el exceso de cal. Su presencia ronda los 40 grados franceses por litro de agua cuando lo aconsejable para el consumo humano es que no pase de diez, lo que hace que el agua sea muy dura.
Para eliminar esa cal y que el agua se ablande, el sistema más habitual, presente tradicionalmente en la mayoría de los hogares y empresas, es el descalcificador de resina, muy efectivo contra la cal pero que conlleva un tratamiento químico que eleva los niveles de magnesio y sodio del agua y produce mucha contaminación, un exceso de salmuera (agua cargada de sal), que va a parar a las redes del alcantarillado.
Un tipo de tratamiento que ya ha sido prohibido en EEUU y ha empezado a regularse en el norte de Europa, por lo que con el tiempo es de prever que también se regule y pueda ser prohibido en España.
Sin embargo, existe un sistema alternativo que acaba con la cal sin contaminar que en el este de España es una realidad desde hace más de veinte años y en Cuenca ha empezado a implantarse, poco a poco, desde hace tres.
Se trata del sistema Aquasonic, que desde septiembre de 2017 comercializa en Cuenca la empresa Suministros Industriales Alberca (SIAL) y ya se ha distribuido por hogares y empresas de la capital y localidades de La Mancha como Las Pedroñeras, San Clemente o Villarrobledo.
Este sistema, cuenta la gerente de la empresa, María Alberca López, está basado en ondas electromagnéticas que limpian los residuos de cal adheridos a las tuberías, lo que permite obtener un agua blanda sin modificar sus propiedades ni producir residuos contaminantes.
Esto evita además la acumulación de cal en las instalaciones y desincrusta las existentes, teniendo además efectos duraderos en el tiempo y con un radio de expansión efectivo de 17 kilómetros desde el lugar de tratamiento.
De esta forma se garantiza que el agua que llega a nuestros domicilios gane en calidad, con todos sus minerales, no se le seque a uno la piel cuando se lava la cara o se ducha, el pelo quede suave y necesite mucho menos tiempo para secarse y que no sea necesaria una elevada velocidad de centrifugación para que la ropa salga de la lavadora más o menos seca.
Circulación libre
Además, al no haber cal adherida, el agua circula mucho más libremente por las tuberías, cuya vida útil se alarga, lo que supone un ahorro en reparaciones y sustitución de piezas.
Asimismo, se mejora la transmisión de calor a través de la caldera, lo que permite una eficiencia energética que produce un ahorro importante en el consumo. “Calculamos que con este sistema de ondas electromagnéticas se pueden ahorrar entre el 30 y el 40 por ciento de los costes habituales en mantenimiento, reparaciones, agua y productos químicos”, apunta Alberca López.
A las administraciones públicas también les supone un importante ahorro, pues no tendrán que reponer periódicamente las tuberías de la red municipal como consecuencia de la acumulación de las incrustaciones de cal, que reducen el caudal del agua.
También se reduce el gasto en reparaciones y sustituciones de contadores de agua, llaves de paso, filtros, y se optimiza el rendimiento de los equipos de las bombas ya que las conducciones limpias presentan una menor resistencia al paso del agua. Y a ello hay que añadir que, al ser un tratamiento respetuoso con el medio ambiente, se reducen las emisiones de CO2 a la atmósfera.
GARANTÍA DE CALIDAD
Aquasonic es una tecnología patentada internacionalmente que en sus inicios obtuvo certificaciones como la ISO 9001 y premios como el primer puesto a la mejor invención en la Feria de Roma de 1991 o la Medalla de Oro en el 23 Salón Internacional de la Invención de Ginebra en 1995.
