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Cuenca; gastronomía; emprendedores

Marina Cenitagoya: "Cuenca tiene un encanto muy especial que deberíamos potenciar"

Esta joven cocinera acaba de abrir su propio negocio en Cuenca: el gastrobar El Gallo
Marina Cenitagoya: "Cuenca tiene un encanto muy especial que deberíamos potenciar"
Foto: Saúl García
04/10/2017 - Gorka Díez

El sueño de todos los cocineros es tener su pequeño negociete”, cuenta Marina Cenitagoya Lobato (León, 1986), que tras estudiar Restauración en San Sebastián y trabajar en distintos restaurantes y hoteles de Oviedo, León, Madrid y Cuenca, el pasado verano se decidió a hacer realidad su sueño y abrir en la capital conquense, donde nació su madre, el gastrobar El Gallo, bajo las escaleras del mismo nombre, un local que tras reformar y decorar con gusto quiere convertir en referencia para los que buscan algo “diferente”, apostando por tapas individuales, raciones con productos caseros y frescos y unos sabores que huyen “de lo raro y de lo estridente”.

“Quiero aplicar el nuevo concepto de gastrobar, que El Gallo sea un sitio donde la gente haga mucha barra y se tome una cerveza, un vino o coma productos de buena calidad a unos precios muy ajustados para que luego tampoco se lleve un susto a la hora de recibir la cuenta y este sea un bar al que le guste venir mucho”, explica.

La carta de El Gallo es de momento “corta pero sugerente”, y con cabida “para un poco de todo”. A destacar, por ejemplo, los entrantes de verdura, la ensalada campestre, las gambas con bacon y queso, la merluza gratinada, el tataki de atún, las carrilleras, la lasaña fría de boquerones, la hamburguesa gourmet, los pinchos morunos de cordero o los baos, que según explica Cenitagoya son “unos bocadillos orientales hechos al vapor”.

Y con la misma intensidad que las raciones trabaja las tapas gratuitas que acompañan las bebidas. “No ponemos un plato al centro para compartir, sino que son individualizadas, para que cada uno tenga su pincho con su pan tostado, lo que es más higiénico”. Entre su oferta se encuentran las tortillas caseras con alioli y pimiento verde, los canapés de queso y chistorra o el pan de gambas relleno de txaka con vinagreta.

Entre las influencias de Marina en la cocina, junto a los “muchos libros” que asegura haber leído están, por encima de todo, “los jefes de cocina que he tenido en todos estos años, gente que son grandes cocineros. Porque mi cocina está inspirada en mis experiencias y en mi vida”, cuenta.

Marina es consciente de que sacar adelante un negocio no es fácil, pero confía en lograr ganarse al público. “Yo le estoy poniendo todo el cariño y la energía para que las cosas vayan bien, y además me he rodeado de un equipo muy potente, que le pone mucho corazón”.

El hecho de haber elegido Cuenca espera que le favorezca. “Para mí es la ciudad más bonita del mundo. Tiene sus carencias, porque es pequeña, pero un patrimonio y un encanto muy especial que deberíamos potenciar para ponerla en su sitio. En primer lugar los conquenses: deberíamos estar muy orgullosos de Cuenca y de vivir aquí”.