Las exquisiteces de la Posada de San José

En el lienzo en que Cuenca se convierte con la llegada del otoño, ocupa un lugar destacado la Posada de San José. Entre la infinidad de elementos que la hacen especial, la Posada aporta el lugar privilegiado de su ubicación, en pleno corazón del casco Antiguo de Cuenca, y el edificio que la acoge, antiguo palacete del siglo XVII donde ofrece sus servicios desde 1983. Más de 30 años de experiencia y buen hacer dedicados a conservar al máximo su carácter y su autenticidad para conseguir un lugar confortable, rodeados de tranquilidad y de un mágico paisaje.
Para convertir en inolvidable la visita reposada que en otoño merece Cuenca, la Posada de San José juega un importante papel. Garantiza el descanso en cualquiera de sus habitaciones de, entre las que se puede elegir con mirador, con balcón o terraza, pero todas con vistas espectaculares sobre el entorno natural de la Hoz del Huécar. Todas unen al indudable encanto del pasado, las comodidades y servicios que los nuevos tiempos requieren.
Pero hay más, el sabor del otoño que se encuentra en la cocina de la Posada de San José. A la oferta del atractivo espacio arquitectónico se suma la riqueza de los platos elaborados con productos de la tierra para el deleite de los sentidos.
En el restaurante de la Posada de San José se puede degustar los sabores tradicionales de la cocina conquense y disfrutar de la época en que nos encontramos desde los entrantes. Como se anuncia en la carta, nos esperan crujientes de setas o croquetas caseras de boletus edulis y kikos o croquetas de bacalao, queso manchego o cocido para elegir a las que poner complemento con un rico tazón de caldo casero.
La enumeración de exquisiteces se alarga y podemos elegir de entre las tablas de jamón serrano, queso manchego o embutidos, según el gusto que no decepcionarán al comensal, a las que se añade ensalada, o tomate con ajillos o pimientos de Padrón fritos.
Sin olvidar los platos típicos conquenses, desde el morteruelo y gazpacho de pastor, hasta el ajo arriero, mojete de pimientos, pisto manchego o zarajo de Huete. Sabores que garantizan el disfrute. Para llegar a la tentación de la carne: chuletillas de cordero lechal, fritas con ajos tiernos y patatas fritas caseras o la sensación de la temporada, espalditas de conejo confitadas con cebolleta caramelizada con piña, aunque también se puede pedir perdiz escabechada o solomillo de cerdo ibérico.