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Dos conquenses triunfan con sus snacks en Madrid desde 1975

Julián Garrido y Leonor Martínez, naturales de Fuente de Pedro Naharro, regentan doce establecimientos de patatas fritas y frutos secos artesanos bajo la marca Sol de Castilla
Fotos: Saúl García
25/04/2021 - Paula Montero

Como otros muchos españoles, Julián Garrido, natural de Fuente de Pedro Naharro, migró el 22 de febrero de 1962 a Madrid en busca de nuevas oportunidades laborales y una vida mejor. Y lo consiguió.

Comenzó junto a un amigo del pueblo, Crisanto Cuenca Belinchón, a aprender el oficio de freír patatatas con tan solo 17 años hasta que en 1975, tras completar el Servicio Militar obligatorio, fundó Sol de Castilla, su propia marca de frutos secos y patatas fritas.

Empresa que a día de hoy sigue gestionando junto a su mujer, Leonor Martínez, y su hija, Marisol Garrido, tras más de 46 años de experiencia en el sector. Una larga trayectoria que bien le ha valido para adquirir un amplio conocimiento sobre la materia prima, el producto, su tratamiento, venta y distribución.

Experiencia que le ha permitido poner en funcionamiento doce tiendas en la Comunidad de Madrid repartidas entre Getafe, Móstoles, Leganés, Valdemoro y Madrid capital donde a día de hoy continúan vendiendo sus productos artesanos a granel. “No hemos montado más porque nos cuesta encontrar a gente que quiera trabajar sábados, domingos o festivos, días en los que se vende mucho género”. Además, hay otros 8 comercios madrileños que compran los productos Sol de Castilla para comercializarlos. “Hemos trabajado duro lo que nos ha permitido crecer poco a poco gracias a nuestra constancia”, asegura el fundador de la empresa Julián Garrido.

Por su parte, su mujer, Leonor Martínez también continúa al pie del cañón y ella es la encargada de despachar en la primera tienda que abrieron el 11 de mayo de 1975 en Getafe, establecimiento dónde cada sábado continúa de 10 a 12 de la mañana friendo y tostando frutos secos para impregnar toda la calle de ese aroma tan característico y que a tantos clientes atrae. “Son muchos los que ya son fijos y vienen expresamente a por su bolsa de almendras recien hechas”, dice Leonor.

Variedad de productos

En cuanto a sus productos, la mayor parte son cultivados por productores nacionales y por ejemplo la patata la compran en Galicia y Cartagena, aunque las pipas y el pistacho crecen en los campos conquenses porque “son los mejores a nivel nacional”, asegura Julián, quien desde el primer día selecciona las materias primas personalmente, viajando a cada provincia y ciudad para elegir de primera mano los frutos de mayor calidad. “Nos recorremos España de arriba a abajo buscando siempre lo mejor, así vemos el terreno y el producto en directo”, apostilla. Y quizá esa es la clave de su éxito, la dedicación y empeño que pone a su trabajo. “Cualquiera que haga las cosas bien hechas se siente orgulloso de lo que hace y nosotros hemos conseguido ser felices por nuestra familia y nuestro negocio”, explica Julián.

Dos conquenses triunfan con sus snacks en Madrid desde 1975

Así, el producto estrella son las patatas fritas indudablemente porque “las freímos a baja temperatura, por tanto el aceite no se quema y así tienen menos grasa y quedan crujientes. Además, tienen el punto justo de sal”, destaca Julián. De este producto venden mensualmente alrededor de 20.000 kilos, aunque hay que tener en cuenta que de cada cuatro kilos de patatas crudas obtienen uno de fritas.

Después le siguen los frutos secos, snacks, productos deshidratados, caramelos y gominolas. En total, más de 87 variedades diferentes que se encuentran dispuestas en vitrinas de cristal en todas sus tiendas, “así el cliente puede ver todo y además se conservan mejor”, algo que también les permite vender a granel según la cantidad que demande cada persona, con un precio fijo para todos los públicos y comercios.

Esos clientes, algunos que llevan más de 40 años comprando en sus tiendas, “son amigos”, al igual que ocurre con los agricultores y productores porque “conocemos hasta tres generaciones de esas familias e incluso nos llamamos en Nochebuena”, revelan.

Ahora, 46 años más tarde desde la apertura de su primera tienda, Julían y Leonor no tienen en mente jubilarse aunque llegado el momento desearían volver a Fuente de Pedro Naharro, el pueblo que les vio nacer y crecer y a donde regresan siempre que pueden porque “Cuenca siempre será nuestra tierra querida”, concluyen.