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El Vivo se lleva una victoria con sabor a revancha (3-2)

Suma por segunda jornada consecutiva 3 puntos y ante un Sacedón al que le tenían ganas desde la temporada pasada
Alba Aspas
22/09/2024 - Alba Aspas

Importante victoria de los de Manolo Moya que deja toques de orgullo conquense. El Vivo Cuenca se enfrentaba en la segunda jornada de liga —primera jornada en casa— al Sacedón, un equipo que les hizo mucho daño en la temporada pasada, puesto que venció a los azulones hasta en dos ocasiones. 3-2 para los locales en un encuentro que estuvo marcado por las faltas, las expulsiones, el poco fútbol y las ganas que se tienen ambos equipos. Pero también dejó muestras de calidad que recordaban al Vivo de hace dos temporadas, cuando estuvieron a un paso de ascender.

Daba comienzo el encuentro en un San Fernando con bastante público, lo que hacía presagiar, por un lado, las ganas que se le tenían al equipo rival y, por otro, las buenas vibraciones que está dejando el inicio de temporada en el Vivo Cuenca. Empezó muy bien el equipo azulón, alternando jugadas en corto con pases largos, buscando sorprender a la defensa de Sacedón, que no sabía cómo parar el envite de los primeros minutos del Vivo.

Tal fue así, que antes de los 10 minutos de juego, los de Manolo Moya ya habían inaugurado el marcador con un gol por la banda izquierda, fruto de una gran jugada que inició en la defensa. (1-0)

El Vivo quería la victoria y se la trabajó desde el principio, manteniendo la serenidad cuando tocaba defender, cerrando huecos, protegiendo su portería y hablándose mucho para evitar los errores. En ataque estaban también muy motivados; en las dos ocasiones claras en las que llegaron a puerta en la primera parte, marcaron dos goles.

Desde el inicio del encuentro se pudo ver un partido intenso, trabado, con muchas faltas por parte de ambos equipos y con un arbitraje muy severo y desigual a la hora de sancionar las faltas cometidas por unos u otros. No en vano, el Vivo se quedó sin un jugador y sin el entrenador en apenas 10 minutos por sendas expulsiones.

Con el Sacedón en superioridad numérica por la expulsión de “Ivi”, el Vivo aguantó los dos minutos con garra y orgullo en defensa, y únicamente un error en el primer balón que se jugó siendo tres dio muestras de un leve nerviosismo en la zaga azulona, error que se subsanó y la jugada terminó sin pena ni gloria para los de Manolo Moya. Cuando se igualaron las fuerzas tras los dos minutos de sanción, el Vivo aprovechó un balón dividido en el centro del campo para poner el dos a cero en el marcador, yéndose a vestuarios con el trabajo encarrilado.

La segunda parte comenzó con los de Sacedón más despiertos, con una presión más adelantada. Le costó al Vivo salir de su campo unos cuantos minutos; sin embargo, poco a poco fueron ganando confianza y sintiéndose más cómodos en el terreno de juego, volviendo a dominar el balón y el partido.

Durante toda la segunda parte se pudo ver más fútbol, si bien es cierto que la crispación entre los jugadores de ambos equipos se hacía patente en cada jugada, siendo las tarjetas amarillas y el arbitraje, de nuevo, protagonistas. Tuvo el Vivo dos claras ocasiones a mitad de la segunda parte para ampliar la diferencia: una de los pies de M. García, que tras un rechace se plantó solo ante el portero sacedonense, quien resolvió despejando el balón a la izquierda de su portería; y la segunda llegaría de las manos de Mario Gómez a los pies de Carlos Budia, con un control perfecto y un disparo a puerta que paró el guardameta verdillo entre las piernas.

La grada enloqueció cuando, a falta de 11 minutos para finalizar el partido, el árbitro volvía a expulsar a otro jugador del Vivo, dejándolos de nuevo en inferioridad numérica durante 2 minutos —minutos que, además, se alargaron porque el juez de mesa no activó el contador de tiempo— y que el Sacedón, esta vez, sí aprovechó para recortar distancias.

Tras la segunda expulsión llegaron los peores momentos en el Vivo, no por mal juego ni por falta de concentración, pero sin el entrenador desde la primera parte y sin dos recambios, el cansancio físico en un partido tan intenso estaba pasando mucha factura.

Aun así, se vieron paradones de Mario Gómez, sobre todo el del lanzamiento de falta por parte del Sacedón, jugadas bonitas de Carlos Budia, remates de cabeza de Carlos Peñuelas y mucho coraje para defender el resultado por parte de un Vivo que luchó por la victoria con uñas y dientes.

A falta de 3 minutos para finalizar el partido, los sacedonenses sacaron portero-jugador y les sirvió el recurso, porque en el único error que cometió la defensa del Vivo en todo el partido, los visitantes empataron el encuentro. Jugada a balón parado que se paseó por toda el área y remató al palo izquierdo el jugador verdillo.

Pero cuando un partido se juega con la garra, el orgullo, el coraje y la determinación con los que ha jugado hoy el Vivo, el milagro aparece. Y apareció en forma de Carlos Budia, con un chicharrazo que dejó plantado al guardameta a falta de 50 segundos para terminar el encuentro.

La semana que viene, el Vivo intentará mantener el buen inicio liguero y visitará al Peñarubia Brokers con la moral por las nubes.