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Ciclismo

Jesús Salvador, una pasión sobre ruedas

A sus 85 años, este vecino de Campillo de Altobuey, recorre en bicicleta más de 1.200 kilómetros al mes
Jesús Salvador, una pasión sobre ruedas
22/03/2020 - Las Noticias

Cuando a Jesús Salvador le preguntan por sus amores en la vida, este vecino de Campillo de Altobuey de 85 años tarda poco en responder con una sonrisa: “Mi mujer y la bicicleta”.

Su pasión por el ciclismo es algo que le viene desde antaño, “ya antes de hacer el servicio militar iba a la mayoría de los sitios con una bici algo vieja y oxidada que tenía, pero el año 1968 logré comprar la bicicleta con la que entrenaba Ramón Sáez, que un año antes fue medalla de bronce en el Campeonato del Mundo en Ruta, era una Zeus y me la vendió porque se le quedó pequeña”, explica este conquense que comenzó a desarrollar su pasión por esta disciplina en una montura que otorgó nada más y nada menos que el primer metal para España en una prueba mundial.

PEDALEOS DESDE ANTAÑO
La bicicleta igualmente representaba la única vía de transporte posible para Jesús cuando éste vivía en Valencia y viajaba dia sí, día no hasta la localidad de Campillo de Altobuey.

“Hacía pues sobre unos 150 kilómetros en un día y me volvía al día siguiente porque tenía que trabajar como jefe de cocina en la mejor cocina de Valencia, era mi otra gran pasión, ya que pasé unos 14 años en el hotel Ritz de París y de ahí me traje todo lo bueno de la cocina francesa”, explica el veterano ciclista a sabiendas de que además de la gastronomía, su paso por el país galo marcó una referencia con la celebración de quizás la carrera más emblemática del ciclismo: el Tour de Francia.

De esta forma, Jesús Salvador no ha parado desde entonces de hacer kilómetros a sus espaldas. Una afición en la que también ha encontrado la compañía de otros ‘locos de las rutas ciclistas’ en el equipo del Club Ciclista Campillo, con los que sale a rodar “unas tres o cuatro veces por semana".

"Normalmente si salimos entre semana no solemos planificar, pero cuando lo hacemos en sábado o domingo si llevamos una hoja de ruta, sitios por donde pasar, donde paramos a comer y así además de la bicicleta también hacemos un poco de turismo por donde vamos”, nos explica Jesús, aunque admite que para él “el mejor momento es el de la cervecita que tomamos cuando llegamos a Campillo para refrescarnos, el buen ambiente después de los muchos kilómetros, los chistes y además, siempre aprovecho para levantar un poco el cuello al terminar, porque después del accidente se me quedó un poco bajo y el levantar el botellín es mi mejor ejercicio de rehabilitación”, declara entre risas.

Pese a sufrir hasta cuatro accidentes, sigue desviviéndose encima de la bicicleta

Y es que ése precisamente es el lado más negativo en la pasión de Jesús por la bicicleta. Pese a lo mucho que han evolucionado los tiempos y los mensajes constantes de concienciación con los ciclistas en la carretera, este campillano ha sufrido hasta cuatro accidentes en carretera.

“El primero fue en los 70, me rompí la clavícula y logré salir del hospital para conseguir votar en las primeras elecciones que hubo. El último accidente fue hace tres años, fue sin duda la más grave. Un coche se saltó un ‘stop’ y nos atropelló a un compañero y a mí, tuvieron que operarme de la cadera”, explica en un testimonio tan duro como sobrecogedor.

Sin embargo, debido a su carácter afable y bonachón, su sonrisa logra darle la vuelta al asunto. “Cuando la Guardia Civil me preguntó donde vivía para avisar a mi mujer, le dije al agente que mejor la llamaba yo desde la ambulancia, porque si se presentaban ellos allí para decirle que me habían atropellado, la matan del susto”, nos comenta entre risas.

UN EJEMPLO A SEGUIR


Kilómetro a kilómetro, siempre comenta la anécdota que surge en torno a su edad cuando para en algún bar junto a sus compañeros cuando van de ruta. “Las mesas de alrededor suelen hacer apuestas sobre cuántos años tengo hasta que alguno se arma de valor y me lo pregunta. Claro, cuando les digo que tengo 85 años se sorprenden”.

Y parece lógico, viendo como este ciclista conquense hace más kilómetros al término del año en pedales que sobre su coche, ya que aprovecha cualquier oportunidad para descolgar su bicicleta y echarse a la carretera.

“Para ir a Motilla o algún pueblo cercado, voy siempre en bici, ya si tenemos que ir a Valencia o a Cuenca con mi mujer tengo que utilizar el coche claro, aun así, al término del año le hago más kilómetros a la bici. Echa cuentas, a unos 300 kilómetros a la semana, son unos 1.200 al mes, pues se te van a casi 15.000 al año, ¡lo que me ahorro en gasolina!”, exclama entre risas.

Por eso, Jesús ve aún lejos su retirada del pedaleo, asegurando que “mientras tenga salud, seguiré con mi bicicleta”.