CD Hoz del Júcar, treinta años sobre ruedas
Lo que empezó siendo un medio de transporte ha acabado como un medio de expresión artística y también una práctica deportiva. El patinaje es una de las muchas disciplinas que componen el amplio abanico deportivo de Cuenca, y en la capital está bien representado por el Club Deportivo Hoz del Júcar, que ya lleva 30 años “sobre ruedas”.
Elvira Villarreal, fundadora y monitora del CD Hoz del Júcar, llegó desde Barcelona y no dudó un segundo en ponerse en contacto con el IMD una vez descubrió que el patinaje no estaba presente en Cuenca. Con tan solo 15 años le propusieron dar clases, aunque al carecer de titulación tuvo que esperar hasta pasar por Toledo para obtener el cargo de monitora. Estando en contacto con la Federación y el IMD, fue cuando se lanzó a fundar el club -federado-, con la posibilidad de competir y sacar a sus deportistas de la ciudad. De esto hace ya 30 años, cuando el Club Ciudad de Cuenca -su nombre por aquel entonces- daba sus primeros saltos.
Hoy día, el club cuenta con un número bastante destacado de integrantes: alrededor de 270 niños y niñas patinan bajo el nombre del Hoz del Júcar, a lo que hay que sumar otros 150 pertenecientes a las Escuelas Municipales, que van aparte. Elvira valora muy positivamente estas cifras, que están propiciadas también por la labor de promoción que el club realiza para con el patinaje.
Desde la entidad se preocupan por llevar a cabo llamativas exhibiciones tematizadas que difundan la disciplina y que muestren que no solo entraña un componente competitivo, sino también lúdico, pudiendo disfrutar a través de las distintas coreografías. “Aunque somos un club de competición y queremos que compitan, pero sobre todo que se lo pasen bien. Por eso cada vez se animan más los niños: porque queremos que disfruten”, declara Elvira, que acoge en el club desde los más pequeños -a la tierna edad de 3 años- hasta las propias monitoras, que siguen compitiendo.
Ahora mismo, el CD Hoz del Júcar cuenta con patinadoras en categoría nacional -pasando los cuatro niveles requeridos para ello- y compite habitualmente a nivel regional. Elvira declara que se encuentran en una posición media teniendo el número de horas que entrenan y las infraestructuras. Y es que esta es otra de las cuestiones centrales en el deporte en Cuenca: las instalaciones. Agradecida por tener un sitio donde entrenar, actualmente se ubican en el pabellón del CEIP Hermanos Valdés, donde no disponen de las medidas reglamentarias en esta superficie, por lo que se dificulta poner en práctica algunas coreografías -las cuales ensayan de cara a campeonatos que se celebran sobre pistas más grandes- debido a que no hay espacio suficiente.
GANAS Y DEDICACIÓN
Eso es todo lo que pide Elvira a los chicos y chicas del club y eso es todo lo que dice que hace falta para ser un buen patinador o patinadora. Al ojo inexperto puede parecerle complicado o incluso peligroso el patinar, pero Elvira declara que con este sacrificio se puede aprender sin problemas. “Más vale una persona que pone mucho interés y tiene ganas de aprender que aquel que tiene habilidad y no trabaja. Si te caes y te levantas, tienes ganas de aprender y te esfuerzas en corregir errores, eso se va notando”, comenta, poniendo como ejemplo a Álvaro, un joven que en tan solo un año ya está en categoría nacional y practica dobles.
Por su parte, Elvira no le puede poner más ganas, y es que a ella también le toca ponerse al día: señala que el deporte está en continua reinvención y mejora, incluso “avanzando demasiado rápido”, lo que le obliga a ella a estar formándose frecuentemente en el patinaje para ofrecer a los suyos la mejor instrucción.
Alrededor de 270 niños y niñas patinan en el Hoz del Júcar, a los que se suman otros 150 de las Escuelas Municipales
EL CUARTETO
Laura Guzmán, Clara González y Lucía Mercado son tres de las jóvenes integrantes del Hoz del Júcar, y llevan prácticamente media vida ligadas al patinaje. Junto a Lucía López forman el Cuarteto, desempeñándose todas ellas en el apartado competitivo. Dos años entrenando juntas les han valido ya participaciones en torneos tanto a nivel castellanomanchego como nacional, siendo invitadas el pasado mes de octubre a Cantabria.
Además de los entrenamientos habituales -martes y sábados- estas jóvenes acuden un día más para ensayar sus coreografías y mejorar su faceta competitiva. Lo hacen ahora en vísperas de una cita importante, ya que el próximo mes de febrero afrontan el Campeonato de Castilla-La Mancha, para el que siguen puliendo su actuación. Deben cambiar su puesta en escena y su canción periódicamente, por lo que los tiempos afianzados -tremendamente difíciles de cuadrar en algo que requiere tanta precisión- no sirven de un año para otro. Compitiendo ahora en categoría nacional -lo que les otorga la posibilidad de acudir a un Campeonato de España-, guardan la ilusión de colocarse en el 30% mejor clasificado de un torneo, lo cual les clasificaría para esa cita nacional.
Pero esto no les obsesiona, ya que prefieren ir sin presión, al igual que en el torneo de Cantabria, al que fueron con las expectativas de ir a disfrutar y acabaron firmando unas muy buenas actuaciones. “Intentamos superarnos a nosotras mismas. Si sacamos un 4 intentamos ir a por el 5 antes que quedar primeras o ganar a x personas”, asegura Clara.
Más allá del plano competitivo, estas jóvenes se sincronizan de manera brillante -no solo en la pista-, sino también a la hora de hablar de lo que más disfrutan del patinaje: el buen rollo del club. “Estar entrenando, que alguien haga bien un salto y empezar a gritar y aplaudir”, comenta Laura, añadiendo que se celebran los éxitos ajenos como propios. Además de resaltar los viajes con las compañeras, Lucía hace referencia también a la gran satisfacción que es empezar desde cero e ir viendo cómo poco a poco se va consiguiendo lo que antes parecía imposible.
Siempre en familia, el Hoz del Júcar sigue trabajando y disfrutando del patinaje para poner en el mapa a uno de los deportes comúnmente mal llamados como “minoritarios”.