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Rap

Una ciudad con mucho 'flow'

Junto a figuras consolidadas proliferan grupos de jóvenes que riman en los parques
En el centro, Kike (Ronin) y de izquierda a derecha Capo y Chemo (Inunder) Nacho (Ronin) y Monkey Beat (Inunder). Fotos: Saúl García
27/01/2018 - N. Lozano

Es la habilidad con la que el rapero crea sus rimas, la velocidad con la que fluye su lírica urbana, la facilidad de expresión. Todo eso es el flow y en Cuenca hay mucho.

Recientemente la Asociación Utopía celebraba en la sala pequeña del Teatro Auditorio un espectáculo de hip-hop y una ‘Batalla de gallos’, dentro del programa ‘Qué te cuencas’. Se desbordaron todas las previsiones. El espacio de 200 butacas se quedó pequeño y más de 100 personas no pudieron entrar.

El director de la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca , Pedro Mombiedro, fue el primer sorprendido. “Me alucinó que hubiera tantas personas aficionadas al rap, porque lo desconocía, y que muchos de los jóvenes que allí estaban y con los que pude hablar no hubieran pisado nunca antes el Auditorio y lo hicieran para asistir a esta actuación”.

En su opinión, la idea de darles un espacio para expresarse es acertada. “Se trata de ofrecerles facilidades para que desarrollen sus actividades y ahí siempre vamos a estar dispuestos a colaborar”. Más difícil ve traer a figuras del rap para el gran público. “Nunca nos han ofertado este tipo de conciertos, es una música muy libre, y es verdad que no se ciñe a lo que es una actuación en un auditorio, pero desde luego si se tercia y aparece algo curioso lo haremos”, precisa.

Aunque el trap se impone cada vez más en los festivales- hijo del rap, pero con recursos electrónicos y letras más agresivas- la realidad es que Cuenca es territorio rapero y son muchos los jóvenes, sobre todo veinteañeros, los que se reúnen en locales o en sus barrios para dar rienda suelta a sus sentimientos e inquietudes. Igual que ya lo hicieran sus precursores en los años 70 por las calles marginales del Bronx neoyorquino, convirtiendo este género en un grito de guerra, un exorcismo vocal de componente político y social como respuesta a la segregación y discriminación hacia la población afroamericana.

El director del Auditorio no descarta traer rap para el gran público si surge una oferta atractiva o curiosa

Kike, ahora bautizado artísticamente como ‘Háztelo Grosso’ y MC (Maestro de Ceremonias) del grupo de rap Ronin T.S.A. es uno de los conquenses más veteranos y reconocidos en el mundillo. “El rap es el marco en el que puedo expresarme mejor dentro de la música, abarca una parte muy grande e importante de mi mismo y le dedico mucho tiempo”.

VEHÍCULO DE EXPRESIÓN

Según explica a Las Noticias, fue hacia el año 1998 cuando, un gran amigo de toda la vida, le dejó escuchar la música que sonaba en su walkman. “Eran maquetas de rap español de la época y quedé entusiasmado. Al cabo de un tiempo empezamos a rimar influenciados por esas maquetas de gente como Nerviozzo, Kase-O, La Alta Escuela, Geronación, Solo los Solo, Nach Scratch y muchos más de la época. Nos juntamos los pocos a los que nos interesaba esta música y al final formamos un pequeño grupo, lo que acabó siendo Ronin T.S.A.”

La formación ha sacado ya cuatro trabajos, un maxi y tres discos, además de unos cuantos videos que se pueden ver en las redes. Llegó incluso a participar en los conciertos de Radio 3.

“Ahora Ronin T.S.A. se está tomando un tiempo para pensar tranquilamente en qué será lo próximo. Por mi parte comienzo una pequeña andadura en solitario como ‘Háztelo Grosso’y espero presentar un pequeño EP en unos meses, un proyecto que empecé hace ya un tiempo y en el que estoy trabajando muy duro y muy ilusionado”, cuenta Kike.

"Creo que lo que cada uno trata de transmitir es inherente a uno mismo, cada uno tiene su parte de historia que quiere o debe contar"

En su opinión, el rap es un vehículo de expresión. “Creo que lo que cada uno trata de transmitir es inherente a uno mismo, cada uno tiene su parte de historia que quiere o debe contar. En mi caso, soy mi propio cronista, nada más. Utilizo el rap para poner mi pincelada a un gran lienzo de pinceladas”.

El panorama en Cuenca, dice, ha cambiado y mucho desde que él empezó en esto. “La tecnología ha puesto al alcance de casi cualquiera una cantidad y calidad de medios asombrosa. Esto hace que sea posible la autogestión para muchos apartados musicales y que puedan desarrollarse aspectos de la música antes inimaginables en esta ciudad. Nunca ha habido grupos profesionales de rap en Cuenca, en nuestro caso, vivíamos bajo una filosofía “non-profit”, el caché y lo que generábamos en bolos y demás iba directo a mejorar la propia infraestructura y medios del grupo”.

Con todo, asegura que se siguen generando proyectos muy interesantes “y hay grupos y colectivos ya consolidados que siguen currándoselo ahí”. Por ejemplo, cita a la gente del estudio de Las Quinientas “Inunder” donde hay al menos dos o tres buenos grupos; Shoot el Sutil; Mito y Mono; o Mack B. “Y tengo muy claro que me dejo a muchos, a los que quizá no conozco, gente más joven o que simplemente ahora se me pasan, ¡que no se me vaya a molestar nadie si lee esto!”.

Se puede hacer buen rap sin determinadas expresiones. Con los mensajes xenófobos o machistas hay que tener tolerancia cero, dice Kike, MC conquense

Asimismo, considera que desde asociaciones como Utopía se llevan a cabo eventos que sirven de plataforma como la actuación de freestyle del pasado mes de diciembre en el Auditorio en la que él ejerció de jurado. “En palabras del gran Kase-O esto no para y aquí en Cuenca tampoco, aunque muchos pretendan lo contrario”, recalca.

POCO APOYO

Eso sí, asegura que en la capital nunca se ha notado la mano de las administraciones públicas a la hora de apoyar y dar soporte al desarrollo de la música local. “Es una lástima porque si algo ha tenido siempre esta ciudad es buena materia prima musical y artística, pero es la tónica general en el país. Si están como están de mal gestionadas la sanidad, la educación y la justicia, ¿qué se puede esperar de la cultura?”.

Por eso reclama algo más de atención para desarrollar actividades que acerquen a la gente a la cultura y al ocio y que espacios culturales más “elitistas” se hagan accesibles a todo el mundo.

En general, el rap ya no es lo que era en los años 2003-2004 en los que experimentó un gran boom. Ni la moda, ni sus sonidos. Lo decía el rapero sevillano Toteking en una entrevista y lo suscribe Kike. “ Yo viví ese boom desde el inicio. Antes de eso teníamos que escaparnos a Madrid a comprar música y ropa y a degustar un poco de la cultura hip hop que nos tenía absolutamente enganchados. Hoy puedes ver como todo ha cambiado; la estética, y la música en sí con sonidos y pautas diferentes”. Entre esos cambios se incluye el auge de las peleas de gallos, con auténticos piques dialécticos. “Sobre todo se pueden ver grupos de gente rimando en parques, cosa que me encanta, es la esencia de todo esto para mí”.

Este rapero ‘de raza’ y que se mueve por la pasión defiende la buena imagen de esta música. “Se puede hacer buen rap sin determinadas expresiones. Además, una cosa es decir tacos y otra tener un mensaje xenófobo o machista, temas con los que hay que tener tolerancia cero”.

Pasa muchas horas delante del papel, pero como buen MC, prefiere que su mejor flow sea fruto de la improvisación, nada de registrarlo, “porque perdería parte del espíritu”. Son las reglas de la poesía urbana hecha música.

‘Gallos y poetas’ : batallas más líricas y creativas frente al insulto y la descalificación
Una ciudad con mucho 'flow'

Las batallas de gallos están en auge. Se trata de un enfrentamiento dialéctico entre dos raperos, uno contra uno, dos gallos en la gallera listos para soltar las mejores rimas. “Muchos hablan, pocos riman, sólo los mejores improvisan” dice un flow extraído de la Red Bull Batalla de los Gallos, la mayor competición de hip-hop freestyle de habla hispana.

Dar las herramientas que necesitan los jóvenes para hacer estas batallas y, sobre todo, dar un viraje al lenguaje que utilizan en las mismas sin perder la esencia del rap son los objetivos del taller ‘Gallos y poetas’ que empezará su andadura este 2018 en el Centro Joven de la capital. Este proyecto, ideado por Carlos Puebla, ha sido uno de los quince seleccionados del primer programa ‘Semillas’ organizado por el servicio de Juventud del Ayuntamiento, una lanzadera de ideas y proyectos socio-culturales para incentivar ideas emprendedoras dentro de la Economía Social y Solidaria.

Carlos Puebla es educador social pero también un rapero ‘jubilado’. Con 26 años, empezó a rapear con 12 y lo dejó hace unos 4 o 5 años cuando sacó su última maqueta. Ahora aúna en este proyecto su profesión y la que fuera su pasión para dar a los jóvenes conquenses todo lo que necesitan para practicar este género musical. “El rap se convierte en una herramienta para llegar a estos chicos. En Cuenca hay varios grupos de chavales de entre 13 y 20 años muy interesados y que lo practican”, detalla Puebla.

Lo novedoso del taller es que se quiere conseguir que no sean batallas ‘cuerpo a cuerpo’ donde priman los insultos y las descalificaciones y el lenguaje soez, sino que se conviertan en guerras poéticas en torno a un tema concreto. “Por ejemplo, que improvisen sobre el barrio, la política o la historia y dejen de lado las expresiones de contenido violento o machista”, explica el impulsor de esta iniciativa. “Lo que pretendo es que puedan expresar sus inquietudes o lo que sienten a través del rap pero sin hacer daño a otra persona”.

Para ello, se les darán todos los recursos necesarios tales como el espacio, la mesa de mezclas o los micrófonos y, una vez cohesionado el grupo, Puebla actuará como un mediador o facilitador “porque deben ser ellos lo que decidan como lo quieren hacer, que sean ellos los protagonistas”.

Será una actividad participativa donde las chicas también tendrán su hueco, en un mundo, el del rap, en el que apenas tienen presencia. “Me gustaría que hubiera un 50%, aunque sé que es imposible, pero trataré que vengan”.

El proyecto está ahora en fase de redacción y el taller podría empezar a funcionar esta primavera.