Fue un martes 14 de julio de 1925 cuando nació en Cuenca Gustavo Torner, una persona que, con el transcurso del tiempo, se ha convertido en una de las figuras más relevantes del arte español de la segunda mitad del siglo XX. No solo tuvo una vida prolífica, sino que su obra es, hoy en día, inmensa, completa y profundamente reflexiva.
“Gustavo Torner es uno de los artistas más completos y coherentes del panorama artístico español”, afirma Marta Moset, directora del Espacio Torner, el centro de arte contemporáneo dedicado a la obra del conquense y que acoge parte de su legado en la antigua iglesia de San Pablo. “Torner ha sido a lo largo de su vida muy versátil ya que no solo hablamos de pintura o escultura, sino también de obra gráfica, tapices, vidriera, escenografías para ópera, museografía,… La pregunta no es qué ha hecho, sino qué no ha hecho”.
Desde siempre demostró mucha destreza en materia artística y, aunque estudió ingeniería de montes, estuvo ejerciendo la profesión hasta mediados de los años cincuenta, cuando renunció para dedicarse plenamente a su obra. De hecho, tal era la habilidad de Torner que, ejerciendo como ingeniero, mostraba al mundo su arte.
Así, una de sus primeras obras fue una lámina de botánica en la que representa una rama de pino silvestre. También diseñó una serie de actuaciones de adecuación funcional y paisajística en el área recreativa Fuente de la Tía Perra, siendo este uno de los puntos más populares de la Serranía conquense. También diseño el refugio forestal Alto de la Vega, a 2 kilómetros del nacimiento del Río Cuervo. Además, con motivo del VI Congreso Mundial Forestal, Torner ejecutó un monumento conmemorativo que hoy en día se puede visitar en un cruce de caminos junto al río Escabas, muy cerca del albergue de Tejadillos.
Una escultura que es muestra del arte “para pensar” que ha desarrollado Torner, ya que su singularidad reside en esa manera de abordar cada obra: no se trata únicamente de un estilo visual, sino de un estilo de pensamiento. “Como decía Zóbel, en Torner no hay un estilo de hacer, sino un estilo de pensar”, recalca Moset. Desde sus inicios figurativos en los años 50 hasta sus abstracciones matéricas y conceptuales, su obra ha evolucionado con coherencia, pero también con riesgo, buscando siempre la excelencia. “Esa búsqueda de la belleza invisible, más que de la belleza evidente, es uno de los motores de su trabajo”, añade.
Esa exigencia intelectual puede, según Moset, intimidar en un primer contacto. “Hay quien ve su obra y siente cierto respeto, porque es un artista muy culto, muy leído. Pero una vez entras en su mundo, no sales”.
Las primeras obras figurativas de Torner evolucionaron pronto hacia una abstracción nacida de la observación minuciosa de la naturaleza. “No llega a la abstracción de forma intencionada, sino desde el hiperrealismo. Al centrarse en una oquedad en una roca, por ejemplo, esa imagen se vuelve abstracta”, explica Moset. Obras como Firmamento-Tierra o Erupción y Caída ilustran bien ese tránsito.
En general no se puede encasillar a Gustavo Torner en una sola disciplina. Ha tocado prácticamente todas las ramas del arte, aunque si hay algo por lo que destaca especialmente es por su faceta escultórica. Es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando precisamente en esa categoría, y es el artista español que más esculturas tiene en espacios públicos del país. Solo en Madrid hay siete, siendo la más emblemática la de la Plaza de los Cubos, cerca de la Plaza de España y la Gran Vía.
Pero si hay una obra emblemática de Gustavo Torner, esta está ubicada en la Catedral de Cuenca, donde en los años 90 diseñó las vidrieras del Altar Mayor, así como otros cinco vitrales y un rosetón en la nave derecha.
RENACER CULTURAL DE CUENCA
Un aspecto fundamental en la vida de Gustavo Torner fue su relación de amistad con Fernando Zóbel. El conquense trajo al artista de origen filipino a la ciudad, y le persuadió para que ubicara en la ciudad de las Casas Colgadas el museo que tenía proyectado.
“Sin él, probablemente no tendríamos el Museo de Arte Abstracto Español”, recuerda Moset, quien no duda en afirmar que ambos colocaron a Cuenca en el mapa mundial del arte contemporáneo, haciendo de la ciudad un lugar de referencia y parada obligatoria para los amantes de las nuevas tendencias artísticas que en aquellos años iban llegando con cuentagotas a España.
Gracias a esa acción, “Cuenca es hoy en día lo que es desde el punto de vista cultural, y si no hubiera sido por Torner, no sería la ciudad con más museos por habitante”, subraya Moset, quien detalla que, a raíz de la apertura del museo en las Casas Colgadas, llegaron más espacios como la Fundación Antonio Pérez o el propio Espacio Torner.
Por otro lado, la generosidad de Torner con las instituciones públicas es otro rasgo destacado de su trayectoria. Donó más de 600 obras al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y otras 88 presentes en el Espacio Torner al Ayuntamiento de Cuenca. “Es un artista tremendamente generoso con el pueblo español”, afirma Moset.
El Espacio Torner, que abrió por primera vez en 2005 y reabrió en 2016 tras un paréntesis por problemas económicos, recibe cada año unos 16.000 visitantes. Este 2025, pese a las obras de acceso y el cierre temporal del Parador, el museo ha superado ya las 7.000 visitas, gracias en parte a la gratuidad de entrada y al impulso del centenario.
Un lugar ubicado en la antigua iglesia de San Pablo que fue concebido y diseñado por el propio Gustavo Torner como un espacio de reflexión donde la pintura, la escultura y la arquitectura dialogan entre sí, desarrollando un itinerario en el interior del templo desacralizado por temáticas donde las obras dialogan unas con otras sobre la tristeza, la soledad o la esperanza del ser humano. “Este es su gran collage, su gran obra magna”, relata Moset.
“Es una de las grandes figuras del siglo XX español y un referente internacional. Su forma de entender el arte, su exigencia y su generosidad lo hacen único. Y eso hay que celebrarlo”, concluye Moset.
ANIVERSARIOLa celebración del centenario de Gustavo Torner prosigue con el espectáculo escénico-musical ‘Circunferencia roja: la intención del arte’, que tendrá lugar en el Espacio Torner el sábado 12 de julio a las 20.30 horas.
Este espectáculo escénico-musical en homenaje a Gustavo Torner, el cual consta de tres actos, cuenta con la dirección del flautista e investigador Julián Elvira, así como con la colaboración de Eduardo Costa (diseño de vestuario), Ana Torralba (flautas y tubos), Florencia Ordoqui (dirección de fotografía y producción ejecutiva) y Elsa Mateu (diseño de luces), y la música de Elvira, De Bingen, Sánchez-Verdú, Di Casserta, De Cabezón y Lobo.
Del mismo modo, en octubre abrirá sus puertas la exposición ‘Torner en torno al Vesalio’, una muestra que girará en torno a su obra ‘Vesalio, el cielo, las geometrías y el mar’ en la que el artista utiliza, en los 40 collages que la integran, imágenes anatómicas extraídas del libro de Andreas Vesalios ‘De humani corporis fabrica’, en su edición facsímil de Cleveland y Nueva York de 1950.
El Vesalio de Torner es una obra cumbre en la trayectoria del artista, que la incluyó al completo en su exposición retrospectiva celebrada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en 1991 pero que rara vez se puede contemplar en su totalidad.
Ese conjunto de obras no se ha vuelto a mostrar desde que fue presentado en ARCO 2017, recibiendo el premio AECA al autor de la Mejor Obra presentado por un artista español vivo. Por tanto, nunca ha podido verse en Cuenca y en octubre será el momento de hacerlo. El 24 de octubre abrirá sus puertas en Casa Zavala, y el 23 en el Espacio Torner. La clausura será el 18 de enero.

