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El museo al aire libre de Villares del Saz

Guillermo Muñoz (Villares del Saz, 1948) ha regentado toda su vida una tienda de bellas artes y es tras su jubilación cuando comenzó a diseñar este espacio
Fotos: Rubén Marco
03/07/2025 - Las Noticias

Guillermo Muñoz (Villares del Saz, 1948) siempre ha sido un amante de la pintura y la escultura desde que era bien pequeño. Aunque tenga 77 años, recuerda como si fuera ayer cuando iba a la escuela del pueblo, y ya con las raíces de los árboles que se encontraba por la calle tiradas, se ponía a crear esculturas. 

“De una raíz te pueden salir diferentes esculturas, objetos, se pueden hacer muchos motivos”, asegura Muñoz, que con el paso del tiempo, y viendo su padre su potencial artístico, le animó a apuntarse a clases a distancia en una academia de Barcelona que vio publicitada en el periódico de la época. 

Dicho y hecho, con el transcurso de los meses fue adquiriendo conocimientos sobre Bellas Artes que le llevaron a perfeccionar técnicas de pintura, de escultura, a hacer perspectiva, dibujar elementos siguiendo una serie de patrones, etcétera. 

Tanto es así que cuando tenía 15 años, Guillermo Muñoz ganó un considerable entonces premio de 300 pesetas en un concurso de dibujos navideños de la extinta Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real, algo que supuso un incentivo para seguir creando arte. De este modo, recuerda cómo cuando era pequeño, había muchas veces que su madre le tenía que pedir a altas horas de la noche que se fuera a dormir porque seguía elaborando esculturas a partir de las raíces. 

Cuando llegó a los 18 años, abandonó Villares del Saz para hacer el Servicio Militar en Madrid. Allí estuvo los nueve meses, y aunque cuando terminó volvió a su pueblo para trabajar en las labores de construcción del trasvase Tajo-Segura, decidió volver a la capital del país, donde abrió en Getafe junto a su hermano una tienda de Bellas Artes y enmarcación. 

Aquí vendía numerosos artículos relacionados con este mundo, y durante toda su andadura empresarial, nunca dejó de desarrollar sus dotes artísticas. Así, fueron innumerables los retratos que pintó, aunque también hubo muchas obras que restauró.

 

Guillermo regentó toda su vida una tienda de Bellas Artes, y desde pequeño estuvo dibujando y esculpiendo sus figuras

A mediados del año 2013 se jubiló y, tras ver en la capital la cara de un cristo tallado en la roca en el entorno de la hoz del Júcar, decidió el 4 de agosto de ese mismo año esculpir en una roca cerca de su pueblo la imagen del patrón de Villares del Saz. Ese día, coincidencias de la vida, nació también su primer nieto. 

Ahí comenzó sin saberlo lo que, doce años después se ha convertido en el Museo al Aire Libre de Guillermo, un espacio único que, desde que empezara en aquella ocasión con el tallado de la imagen del nazareno de Villares, ha ido aumentando poco a poco el número de esculturas presentes. 

Resulta que este paraje era de titularidad municipal, y tras obtener el permiso necesario para esculpir en dicha roca e ir sumando esculturas, comenzó un arduo trabajo en el que año tras año ha ido sumando más y más elementos, habiendo en la actualidad una veintena de esculturas. 

Una pareja de pastores que, rodeados de patos, ardillas, avutardas, una mantis religiosa un perro y hasta cocodrilos y un dinosaurio, cuidan los terrenos y reciben a los visitantes ataviados con la vestimenta tradicional de quienes se dedicaban a las labores de agricultura hace algunas décadas. Además, ha construido una choza como las que invadían el paisaje antiguamente y ha puesto en marcha un sistema de bebederos para atraer animales hasta el lugar.

Un paraje idílico para el espectador elaborado todo a partir de una figura inicial hecha con alambre que, tras cubrirla con cemento y llenarla con hormigón, se ha ido modelando para dar vida a todo lo que hoy en día se puede encontrar allí. 

Pero aunque tenga 77 años, Guillemo Muñoz no piensa en dejarlo todo. Suele elaborar una pieza al año para este museo que tiene en su localidad natal, sobre todo en verano, y de cara a las próximas semanas quiere eregir una estatua romana, en homenaje al pasado del municipio y la comarca. 

En Leganés, donde vive actualmente, también sigue trabajando en la escultura, y también ha decorado la urbanización en la que vive con numerosas esculturas, dando un aire nuevo a una zona “muy fea” y en la que nadie antes reparaba cuando pasaba por allí. 

Al mismo tiempo, en el paraje también se puede encontrar varias sillas y mesas esculpidas en roca, ideales para pasar una tarde, o una mañana, en cualquier época del año. Según detalla el alcalde de Villares del Saz, Jorge Hermosilla, sobre todo ahora en verano “hay muchísima afluencia de personas, ya que el entorno es idílico, puesto que las puestas de sol en verano al fondo de la montaña son impresionantes”, destaca el regidor. 

Los visitantes que han venido hasta la localidad no son solo del pueblo, ya que tanto el alcalde como el propio creador del museo destacan que Valencia, Madrid e incluso Santander son algunos de los lugares de donde proceden turistas que se acercan hasta aquí, muchos de ellos que viajan en auto caravana. 

Un museo único al aire libre con esculturas elaboradas por uno de sus vecinos más ilustres que se ha librado de los actos vandálicos. “Sí que ha habido alguna vez que alguien se ha resbalado y puede haber amputado algunos dedos a las esculturas, pero lo reparo lo más rápido que puedo”, celebra Muñoz.