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Las vocaciones en la Diócesis de Cuenca registran su mayor aumento en 25 años

En la actualidad hay doce varones formándose para ejercer el sacerdocio, de los que cinco han ingresado este año en el curso propedéutico
Foto: Saúl García
12/03/2024 - Rubén M. Checa

En un contexto donde las vocaciones religiosas parecen estar en declive, el Seminario Conciliar de San Julián y Santiago Apóstol de la Diócesis de Cuenca está viviendo un hito significativo. Cinco seminaristas han ingresado este curso, lo que supone el número más grande de nuevos estudiantes de los últimos 25 años. 

Lo pone de manifiesto el rector del seminario, José Antonio Fernández,  quien destaca que en conjunto hay doce seminaristas: 11 son de la diócesis conquense, mientras que uno proviene de la de Albacete. Este, junto a otros cuatro, están en el curso introductorio no solo académico, sino también a la vida del Seminario y de afianzamiento en la opción por la vida sacerdotal, que se llama propedéutico. 

“Ha sido una sorpresa que haya entrado esta cantidad de seminaristas un mismo año”, asegura el rector del Seminario San Julián, ya que la tónica de los últimos años había sido la entrada de uno o dos seminaristas por curso e, incluso, ha habido años que no se han registrado ingresos. 

De las nuevas vocaciones, explica Fernández, solo hay un alumno que proviene del seminario menor (vivía ya en este enclave pero cursaba bachillerato en un instituto de la capital) y es el más joven de los cinco, y los otros cuatro, que rondan los 23 y 24 años, han sentido la llamada después de haber cursado estudios como el doble grado en Derecho y ADE, el de Económicas, Forestales o una FP. 

Pero, ¿hay algún factor que haya motivado el mayor número de vocaciones de los últimos 25 años? José Antonio Fernández apunta que todos tienen una motivación similar, que es la pastoral juvenil de la Diócesis, donde los nuevos seminaristas han participado los últimos años. 

EN PRIMERA PERSONA

Álvaro Rozalén, de 29 años; Ramón Andújar, de 22 años; Marco Huamán, de 24 años o David Guirado, de 30 años, son cuatro de los próximos curas que tendrá la Diócesis conquense, y están cursando entre primero y sexto curso.

Álvaro tuvo la vocación tardía, porque estudió su carrera, opositó y estuvo trabajando. Llegó un momento en que, aunque le gustaba su desempeño como maestro, no se sentía plenamente feliz. Vio que la felicidad plena era el sacerdocio, y en el año 2020 ingresó en el Seminario de San Julián. “En esa época me di cuenta de la necesidad que el mundo tiene de sacerdotes”, explica. 

En el caso de Ramón, aunque esté en el tercer curso, lleva mucho más tiempo en este enclave del Casco Antiguo de la capital. Ingresó en tercero de la ESO en el Seminario Menor, y después de cuatro años, continúa. “De siempre me ha llamado la atención la idea de ser cura, y después de hacer la EvAU, decidí dedicarme al sacerdocio”, explica. 

Marco es de Perú, y vino a Cuenca hace seis años a estudiar Derecho. Su vocación nació “por la necesidad de buscar algo pleno”, y en ese camino encontró el catolicismo como el idóneo. Por tanto, ingresó en el Seminario porque vio el sacerdocio como esa vía para llegar a la felicidad plena. 

David, que será ordenando sacerdote los próximos meses, considera que no es una decisión propia. “Es Dios el que llama, la elección es de él”, sostiene, ya que “uno no elige el camino del sacerdocio, sino que se abandona a los planes del Señor”. Y es que, desde niño él lo iba notando y, con sus miedos y temores humanos, iba diciendo no a la llamada, se enfocó en su faceta musical. “Al final, ante esa insistencia, ante ese ‘David, te quiero para mí, para algo más que para que vayas a un campamento’ acabé abandonándome en sus manos”, relata el ya diácono. 

Los cuatro relatan cómo es su día a día en el seminario: se levantan muy temprano para rezar y recibir la eucaristía, disponen de la mañana libre para estudiar o hacer deporte, y por las tardes reciben las clases. Los fines de semana acuden a la pastoral con los jóvenes, y a muchas más actividades de sus parroquias o de la Diócesis. Además, dentro del Seminario tienen una pista de 3x3, o una sala de juegos con billar o videojuegos. “Tenemos muchísima libertad y somos muy visibles”, explican los futuros sacerdotes, quienes aseguran que, aunque pudiera parecer que son personas que están siempre encerradas, “para nada” lo están. Además, también pueden invitar a amigos y conocidos para convivir con ellos en el seminario durante los fines de semana, puesto que dentro del Seminario hay habitaciones para invitados.

“Si hay algún joven que tenga inquietud vocacional, tiene nuestras puertas abiertas para que venga a conocernos”, resaltan los cuatro seminaristas, quienes aseguran que mucha gente ha ido hasta el Seminario y ha cambiado totalmente su percepción del mismo.

EDAD MEDIA 

En conjunto, la Diócesis de Cuenca tiene en la actualidad 120 sacerdotes en activo para atender las 326 parroquias vivas, según relata Fernández. La edad media, expone, debe rondar los 65 años. 

La Diócesis tiene aproximadamente 150.000 habitantes, con un importante descenso en los últimos años en comarcas como La Serranía, y lo que antes se atendía con tres sacerdotes, ahora uno solo puede atender las mismas zonas. Es el ejemplo del párroco de Cañete, que lleva él solo otros doce pueblos. 

¿Cuántos sacerdotes habría que ordenar para cubrir las necesidades? Si todos los años fueran dos o tres, “iríamos fenomenal”, y el año que sean curas los cinco nuevos seminaristas, “va a ser una maravilla”. En los últimos años se han ordenado doce sacerdotes.

Una veintena de alumnos se forman en el nuevo Instituto Teológico

El Seminario Conciliar de San Julián y Santiago Apóstol de la Diócesis de Cuenca es, desde el pasado mes de septiembre, Instituto Teológico tras haber otorgado la Santa Sede esta condición en enero de 2023. De este modo, aquí ya se puede cursar el grado en Teología, toda vez que el centro conquense está afiliado a la Universidad Católica de Valencia. 

El curso son cinco años, muy similar al que estudian los seminaristas, pero con la diferencia de que los que se están preparando para ser sacerdotes tienen la obligación de vivir en el Seminario –al menos durante tres años- para formarse también de forma espiritual, pastoral y humanamente.

Así, el rector del Seminario, José Antonio Fernández, explica que los estudiantes de este Instituto se han incrementado del primer al segundo cuatrimestre, y ahora hay matriculadas 20 personas. “Estamos pensando en tirar tabiques para hacer las aulas más grandes, porque con el número de seminaristas que teníamos, no pensábamos que íbamos a tener tanta gente en las aulas”, explica Fernández, quien muestra su satisfacción por la acogida que ha tenido esta nueva titulación.