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Treinta años caminando hacia la ‘utopía’ con menores vulnerables

La asociación Utopía ha atendido desde 1993 a unas 18.000 personas a través de proyectos que ha desarrollado de la mano de las distintas administraciones
Treinta años caminando hacia la ‘utopía’ con menores vulnerables
Foto: Lola Pineda
26/02/2024 - Dolo Cambronero

Su nombre es ya toda una declaración de intenciones. Desde que la asociación Utopía echara a andar en 1993 a raíz de un proyecto de prácticas de alumnado de Trabajo Social, su objetivo no ha cambiado: intervenir con menores y familias en busca de un mundo mejor. 

El proyecto comenzó organizando colonias urbanas en verano y con un proyecto de animación a la lectura, Mochilo, que acercaba los libros a los barrios, incorporando posteriormente diferentes proyectos de la mano del Ayuntamiento, Junta, Diputación y obras sociales de las cajas de ahorros. A lo largo de estos treinta años, la asociación, que está presidida por Emilio Bustamante Bermúdez, ha atendido a alrededor de 18.000 personas.

Marisa Aspas Navarro, educadora y secretaria de la asociación, explica que el colectivo está gestionando en la actualidad dos ludotecas en las localidades conquenses de Villarejo-Periesteban y La Hinojosa, que se enmarcan dentro del Plan Corresponsables del Instituto de la Mujer.

Sin embargo, el resto de programas que desarrolla habitualmente el colectivo se encuentran en un momento de impasse dado que desde Utopía se han presentado varios proyectos al Gobierno regional y al Ayuntamiento de Cuenca que están a la espera de resolución.

 

PROYECTOS 

En concreto, han presentado dos proyectos a la Junta de Comunidades: uno de intervención con menores, adolescentes y familias para el área de Servicios Sociales de Villares del Saz; y otro similar dirigido a adolescentes y jóvenes en la zona de Fuente de Pedro Navarro. 

Utopía viene desarrollando estos dos proyectos –cada uno da servicio a varios municipios– desde 2014, renovándose anualmente aunque con unos meses de parón. La intervención, tanto con chavales con problemáticas como con jóvenes “normalizados”, hace especial hincapié en la educación en valores e incluye charlas en centros educativos –sobre, por ejemplo, acoso escolar e interculturalidad– y educación de calle. “En las actividades de las tardes, al final te viene todo el pueblo”, apunta José Antonio Ramírez Delgado, trabajador social que se encarga junto a la educadora social Mar Muñoz Quirós de estos proyectos.

 

Desde el colectivo reclaman más continuidad de los programas para que no haya parones de un año a otro

Otro de los programas que está pendiente de respuesta es el que han presentado al Ayuntamiento de la capital conquense para participar de nuevo en ‘Diviértete aprendiendo. Normalización de prácticas y conductas en infancia’, una iniciativa del Consistorio dirigida a niños y niñas de cuatro a once años y que se desarrolla en los centros sociales de Las Quinientas, Pozo de las Nieves, San Antón y Villa Román. En los tres primeros casos, hay gestión directa municipal mientras que la asociación Utopía se encarga de desarrollarlo en el último espacio. 

En el proyecto, que suele tener lista de espera debido a su gran demanda, participan menores que son derivados desde los servicios sociales y centros educativos porque tienen necesidades especiales que requieren una intervención individual, aunque también asisten niños a los que no se les ha detectado ninguna problemática. “Se trata de crear grupos heterogéneos y trabajar todas las potencialidades del grupo desde la diversidad y que unos niños puedan servir de modelo para los otros”, cuenta Cristina Álvaro, educadora itinerante que va rotando por los cuatro centros de la ciudad que desarrollan el programa.  

Por ello, el programa está abierto a toda la población con el fin de que “no se creen guetos y que pueda participar cualquier niño con independencia de sus características, necesidades, cultura, raza...”.

 

Foto: Lola Pineda

Con esta filosofía, el perfil de los participantes es variado: desde familias que apuntan a sus hijos simplemente para que socialicen hasta menores enganchados al móvil o a los videojuegos o que tienen problemas mucho más graves al proceder de hogares desestructurados o en los que se viven malos tratos o de Aldeas Infantiles, así como otros que empiezan a presentar conductas disruptivas dado que el proyecto –que se desarrolla de septiembre a julio– también tiene vocación preventiva con chavales que comienzan a manifestar comportamientos inadecuados. 

La forma de trabajar es a través de talleres socioeducativos que abordan desde cuestiones medioambientales o creativas a educación para la salud, psicomotricidad y animación a la lectura, dejando también espacio para los juegos y las actividades culturales y deportivas.  

“Se marcan objetivos para trabajar las necesidades y potencialidades tanto de los niños de forma individual como del grupo, siempre desde lo lúdico para que aprendan jugando”, apuntan desde Utopía.

Desde la asociación lamentan los paréntesis en estos proyectos: “Al parar, pierdes a familias y a niños”. Por ello, piden más continuidad para estos programas para poder seguir trabajando camino de la utopía.


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