Tratar la baja visión, clave para mejorar nuestra calidad de vida

Cada vez son más las personas que ven disminuida su agudeza visual a niveles muy bajos a consecuencia de la edad, afecciones como el glaucoma, enfermedades degenerativas como la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) o accidentes cerebrovasculares. A consecuencia de ello tienen una baja visión que lleva asociados problemas de deslumbramiento e incluso una reducción de su visión central y periférica, por lo que suelen sufrir diversos accidentes, tropiezos y caídas.
Se considera paciente de baja visión a todo aquel cuya agudeza visual esté comprendida entre 0.1 y 0.3. Estas personas mantienen una visión útil denominada resto visual que puede ser potenciada a través de diversas ayudas ópticas con el fin de que puedan desarrollar algunas tareas cotidianas y recuperar, en parte, su independencia.
Y en Federópticos Yolanda saben cómo tratar y ayudar a pacientes de este tipo. Si bien, es fundamental que un oftalmólogo les diagnostique para poder saber cuál es el motivo que ha desencadenado esa pérdida de agudeza visual. Una vez el problema ha sido detectado, en Federópticos Yolanda hacen una anamnesis para conocer al detalle el historial del paciente y recopilar toda la información necesaria para después proponerle una rehabilitación.
Cuando este proceso se ha completado lo principal es hacer ver a estas personas con baja visión que el apoyo familiar es fundamental para mejorar. A parte, pueden hacer uso de distintas lentes para magnificar o minimizar la imagen mediante lupas, microscopios, telescopios o filtros terapéuticos que se emplean para controlar el deslumbramiento y la adaptación a la luz. “Ellos no van a ver más pero sí mejor”, señala Yolanda García, óptica, audioprotesista y gerente del negocio.
Eso sí, estas soluciones deben combinarse con sesiones de rehabilitación perceptual que consisten en hacer ejercicios visuales para mejorar su agilidad e incorporar hábitos para facilitarles su día a día. “Si van a comer arroz blanco es mejor servirlo en un plato oscuro o si van a tomar café que la taza sea blanca. Son cosas de lógica a las que no prestamos atención, pero que pueden ayudar mucho a personas que tienen baja visión”, explica García.
En este sentido, es importante tener en cuenta que los pacientes considerados de baja visión pueden sufrir, como consecuencia de su deficiencia visual, una serie de alteraciones psicológicas que se deben tener en cuenta durante la rehabilitación. Y es que, estos pacientes comienzan negando la realidad de su problema visual, lo que puede conllevar depresión, pérdida de confianza o limitación de la movilidad. “Es necesario que superen esta fase y que a ser posible no lleguen a padecerla y para ello trabajamos de la mano, oftalmólogos, ópticos y psicólogos”, asegura Yolanda García.
Una vez que el proceso de rehabilitación arranca, “los pacientes suelen notar resultados positivos en un periodo de dos a tres meses”, concluye la gerente.