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Proyecto Hombre atendió el pasado año a 70 personas con diversas adicciones

Uno de los programas estrella de la entidad en Cuenca es el de diagnóstico dual, dirigido a ciudadanos que tienen conductas de adicción y un diagnóstico de enfermedad mental
Proyecto Hombre atendió el pasado año a 70 personas con diversas adicciones
La directora de Proyecto Hombre en Cuenca, María de las Nieves Aparicio. // Foto: Saúl García
31/01/2021 - Dolo Cambronero

Cuando pensamos en conductas adictivas, lo primero que suele venir a la mente es la drogadicción, pero hay muchos más comportamientos de enganche tanto a sustancias como a no sustancias que se engloban dentro de estas y que también deben tratarse para liberar al afectado de su yugo particular. Durante 2020, Proyecto Hombre ha intervenido en Cuenca con 70 personas -número similar al del año anterior a pesar de los tres meses del estado de alarma debido a la Covid-19- que presentaban variadas conductas adictivas.

“Trabajamos las adicciones con sustancia y sin sustancia en todas las edades aunque mucha gente nos encasilla y nos suele relacionar con la atención a drogodependientes. Pero tenemos diferentes programas para atender a toda la población”, explica María de las Nieves Aparicio Carrasco, directora de la entidad en Cuenca, que está integrada en Proyecto Hombre de Castilla-La Mancha.

La organización trabaja en coordinación con la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del hospital Virgen de la Luz de Cuenca, desde donde les derivan a personas con conductas adictivas. Asimismo, otras también llegan a Proyecto Hombre por sí mismas o desde otras entidades como Cáritas, el área de Intervención Social del Ayuntamiento o los centros de la Mujer.

“No trabajamos solos”

La intervención durante 2020 ha ido más allá de estas 70 personas ya que también se ponen en contacto con sus familias y con los dispositivos desde los que fueron derivadas. “Intentamos no trabajar solos”, hace hincapié la responsable. “Y estamos abiertos a todo el mundo. Luego encajamos a cada uno en el programa en el que creemos que puede ir mejor”, añade.

Proyecto Hombre, que lleva trabajando en la capital desde 1999, está ubicado desde hace tres años en el centro El Vivero en unas instalaciones cedidas por el Gobierno regional y situadas junto al parque de bomberos. La entidad desarrolla diferentes programas, siendo uno de los más novedosos el de diagnóstico dual, de carácter ambulatorio. La característica específica es que las personas atendidas combinan problemas de adicción con un diagnóstico de enfermedad mental.

“Se atiende todos los días de la semana. Funciona muy bien. La gente viene a gusto y tiene una parte ocupacional, una parte terapéutica y un trabajo familiar importante. Intentamos que se conciencien de lo que es la enfermedad de salud mental porque es muy frustrante”, reconoce la directora de la entidad en Cuenca. En estos casos, se plantea la duda de si consumen porque tienen un problema de salud mental o es al contrario. “A veces, esa no es la pregunta sino saber convivir con ambas cosas y mantener máximos periodos de abstinencia y normalizar la situación”, explica.

Proyecto Hombre atendió el pasado año a 70 personas con diversas adicciones

Programa Joven

Otra de las actuaciones de Proyecto Hombre es el Programa Joven, que está dirigido a chicos y chicas de a partir de 13 años y hasta unos 21, aunque el límite es algo flexible. “Se trabaja con jóvenes que tienen ciertas conductas de riesgo y, entre ellas, puede estar la experimentación con sustancias. No podemos hablar de adicción aún. Es un concepto peliagudo porque suele ser una edad en la que empiezan a probar”, explica por su parte Jesús Pérez de Marco.

A través de este programa se intentan minimizar los riesgos que rodean a los jóvenes y se trabaja también con sus padres. Normalmente, suelen llegar derivados desde Bienestar Social y desde centros educativos o porque las propias familias se ponen en contacto con Proyecto Hombre. Incluso hay veces que también vienen desde la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) porque es un dispositivo más sanitario y que trata principalmente a personas más adultas.

“Es sobre todo prevención para que no lleguen a la adicción”, confía este profesional, que admite que este programa, “por desgracia, está teniendo mucho éxito en Cuenca”.

Un tercer programa llamado ambulatorio está dirigido a un perfil de personas “normalizadas”, con trabajo y familia pero que tienen una conducta adictiva con el alcohol y la cocaína, y que semanalmente reciben tratamiento en Proyecto Hombre.

Asimismo, también desarrollan un programa de apoyo y seguimiento individual, dirigido a casos más específicos que necesitan una atención diferente y que no encajan dentro del resto de intervenciones. Igualmente, también hacen terapia en el centro penitenciario de Cuenca con internos que tienen problemas de adicción.

Derivaciones a un

recurso residencial

Proyecto Hombre no dispone en la capital de un centro residencial pero desde aquí se deriva a las personas que lo necesitan a la comunidad terapéutica con la que cuenta la entidad en Guadalajara, en coordinación con la UCA. Pero antes del ingreso, se les atiende en Cuenca también después, en la fase de reinserción. En 2020, se han hecho una quincena de derivaciones.

Pero ¿se está observando un cambio en las conductas adictivas? “Recibimos llamadas y vienen personas con conductas adictivas sin sustancia. Hay gente que nos dice: ‘Mi hijo está enganchado al Facebook’. No, vamos a ver si realmente hay un problema porque es muy fácil poner la etiqueta pero hay que tener en cuenta que las nuevas tecnologías han cambiado las formas de relacionarse. Otras veces sí puede haber un problema si hay muchas horas de uso, aislamiento, conductas agresivas hacia los padres, consumo de datos, incluso quitar la tarjeta de crédito...”, señala la directora.

En relación con otra conducta adictiva sin sustancia como sería la del juego, desde Proyecto Hombre advierten de que cada vez empiezan a encontrarse con más casos y creen que “vendrán situaciones complicadas” por la proliferación de salones de juego y de los casinos ya que son “muy accesibles y están por todos los barrios”.

En este punto, creen que la legislación va por detrás de la sociedad y es demasiado laxa a la hora de regular estas instalaciones y cuestiones como la publicidad. Además, también alertan de que en muchos casos, el problema del juego está asociado a una adicción a sustancia.

“En los años ochenta-noventa, estaba el boom de la heroína. Luego llegó el de la cocaína. Las adicciones van cambiando con los tiempos”, indica la directora, por lo que habrá que estar atento para reaccionar a tiempo.

‘Juego de llaves’, programa de prevención en las aulas

Una charla puntual en las aulas en la que se advierta a los jóvenes de los riesgos que entrañan el consumo de sustancias y otros comportamientos adictivos puede no ser muy efectiva. Por ello, el programa ‘Juego de llaves’ de Proyecto Hombre se centra en intervenir con el profesorado de las etapas de Primaria y de Secundaria con el fin de formar a los docentes y dotarles de herramientas para que puedan transmitir mensajes preventivos al alumnado de manera continuada a lo largo de todo un curso.

Además de formar a los docentes, también se les proporciona un material con el fin de que lo utilicen en las horas de tutoría para trabajar cuestiones como las habilidades sociales, la valores, la toma de decisiones, el control emocional y estrategias cognitivas, entre otras. “Y les hablas de riesgos y les haces partícipes del proceso organizando un teatro, un debate, un role playing… a lo largo de todo un curso. Esto sí es un programa de prevención. Y ahí previenes consumo de drogas, conductas violentas, trastornos en la alimentación y muchas más cosas. La charla es el típico parche porque son sesiones puntuales meramente informativas”, considera Jesús Pérez Marco, de Proyecto Hombre en Cuenca.