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Semana Santa 2021

‘Los Patacos’, la pasión por Las Turbas que no se apaga

Descendientes de una de las llamadas familias históricas de Las Turbas continúan con la tradición más emblemática de la Semana Santa de Cuenca
Fotos actuales de Saúl García y las imágenes antiguas, cedidas por Sergio Moreno.
01/04/2021 - Dolo Cambronero

Son apenas unos niños pero su corazón turbo ya late al compás de tambores y clarines destemplados. Los habituales nervios que se apoderan de Gianluca Moreno Puerta -de nueve años- y de su hermano Sergio -con siete- en las noches de Jueves Santo en las horas precedentes a la salida en la madrugada del viernes de la imagen de Jesús Nazareno de la iglesia del Salvador de Cuenca se van a transformar este año, por segunda Semana Santa consecutiva, en tristeza y melancolía debido a la suspensión de todas las procesiones a causa de la pandemia de Covid-19 que asola al mundo.

Descendientes de Los Patacos -una de las tres llamadas familias históricas de Las Turbas-, Gianluca y Sergio han mamado desde que nacieron esta tradición de manos de su padre, Sergio Moreno Serrano, y de su abuelo, Antonio Moreno Aguilar, quienes a su vez la aprendieron de sus antecesores.

“Es una tradición que he heredado de mi familia y que he querido pasar a mis hijos y mis nietos. Es un orgullo muy grande saber que la Semana Santa de Cuenca tiene tanto valor e importancia por nuestra procesión”, subraya Antonio.

Las Turbas, que forman parte de la procesión Camino del Calvario, que se celebra en la madrugada de Viernes Santo, escenifican la burla y mofa que sufrió Jesús cuando era conducido hasta el Calvario para su crucifixión. El desfile procesional lo abren Las Turbas, que preceden a la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Salvador, seguida de las hermandades de San Juan Evangelista y la de Nuestra Señora de la Soledad (de San Agustín).

La procesión, tal y como la conocemos hoy, surge en el siglo XX aunque las turbas son anteriores. A estas, de familias humildes, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Salvador les pagaba por su participación una pequeña aportación económica y alajú.

“Es una tristeza muy grande no poder salir otra Semana Santa más”, lamenta Sergio Moreno, de 37 años, cuyo tatarabuelo, Bernabé Aguilar, fue maestre de Turbas antes de la Guerra Civil, encargándose de portar el guion de San Juan Evangelista y de dirigir a los doce turbos que por aquel entonces desfilaban (seis clarines y seis tambores) y que pertenecían a las familias de Los Patacos, Los Planchas y Los Pantaleones.

‘Los Patacos’, la pasión por Las Turbas que no se apaga

Los descendientes de Bernabé, de Los Patacos, han logrado mantener la tradición desde entonces. Sergio cuenta que su padre y su tío Julián ya salieron “en mantillas” en Las Turbas. “Otras personas empezaron más tarde, ya con 17 o 18 años”, relata este conquense, que también comenzó a participar en esta procesión de pequeño en los brazos de su progenitor, lo mismo que luego haría él con sus hijos, Gianluca y Sergio.

Difícil para un turbo destacar un solo instante de esta procesión aunque Sergio hace una mención especial a la emotiva salida de madrugada del Jesús de las Seis del Salvador, ante la plaza llena de turbos. “Es un momento muy grande”, dice, resaltando la llegada a la Plaza Mayor y el encierro final de la imagen de nuevo en El Salvador. Añade que antes también le gustaba el Miserere en las escaleras de la iglesia de San Felipe Neri pero considera que, desde hace bastantes años, no dejan acabar al coro y “parece una chirigota”.

Su padre también destaca “todo” de este mítico desfile procesional aunque reconoce que lo que más le emociona es el encierro en El Salvador de Jesús Nazareno, momento también preferido de su nieto Gianluca: “Lo que más me gusta es bajar tocando el tambor y encerrar al Jesús de las Seis. El Jueves Santo por la noche me pongo nervioso”.

Para su hermano Sergio, sus grandes momentos de Las Turbas son la salida de la imagen del Salvador y el Miserere, “cuando tocan fuerte y se calla todo el mundo”. “Me pongo nervioso por la tradición de mi familia”, incide.

‘Los Patacos’, la pasión por Las Turbas que no se apaga

Pero este año no va a ser posible revivir esos emocionantes momentos. Y ya van tres dado que, a la cancelación de la Semana Santa en 2020 y en este 2021 debido a la pandemia, hay que sumar la suspensión en 2019 de la procesión Camino del Calvario por la lluvia. Además, el agua también obligó en 2018 a acortar el recorrido en el ascenso regresando a la iglesia de El Salvador por la calle del Peso. “Llevamos cuatro años sin subir a la Plaza Mayor”, lamenta Sergio.

“No poder salir tres años es un castigo”, considera este conquense que, aunque pertenece a nueve hermandades, se siente fundamentalmente turbo. Y reconoce que el año pasado fue duro: “Te pones a ver vídeos de otras Semanas Santas y acabas llorando. Te vienes abajo”.De todas formas, el pasado Viernes Santo, en pleno confinamiento, los turbos tocaron los tambores y clarines desde los balcones tras el Miserere que sonó desde la Torre Mangana a las doce del mediodía. “Yo no me animé. Si no están las imágenes en la calle, no toco. Soy muy castizo”, aclara Sergio. “Pero mi padre y mis hijos sí tocaron. Fue emocionante”, admite.

Una experiencia que Turbas Cuenca ha decidido repetir este año. Así, a las doce del mediodía de este Viernes Santo, 2 de abril, clarines y tambores volverán a sonar de nuevo desde las casas, tras el Miserere de Mangana.

Aunque fieles a la tradición, en la familia de Sergio ya aguardan con impaciencia la madrugada de Viernes Santo del próximo año para que las puertas del Salvador se abran de nuevo, salga el Jesús de las Seis y se celebre la procesión más mágica de la Semana Santa de Cuenca.

‘Los Patacos’, la pasión por Las Turbas que no se apaga

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