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Marta González: cuando los zapatos de calidad pueden tener un precio asequible

Marta González: cuando los zapatos de calidad pueden tener un precio asequible
21/11/2015 - G.D.

El estar desempleada, unido a la imposibilidad de encontrar en Cuenca zapatos para sus dos hijos pequeños que fueran de su gusto, llevó hace algo más de un año a Marta González de Lerma (Cuenca, 1979) a dar el salto y montar su propio negocio, Zapatitos, establecimiento comercial que desde agosto de 2014 ofrece zapatos para niños y jóvenes, del número 18 hasta el 38, en el número 65 de la céntrica calle Colón de la capital conquense.


“Lo que buscamos es ofrecer zapatos originales, que no se vean en otros sitios de Cuenca, siguiendo una línea más clásica pero sin dejar de lado los zapatos sport”, informa esta emprendedora de 36 años. Para ello, es esencial elegir bien a los proveedores. lo que exige “moverse mucho, buscar en unos y otros sitios hasta que encuentras lo que más se adecua a lo que necesitas”. Entre sus proveedores fieles están la marca de Zaragoza Calzados Arantxa, y, sobre todo, un buen número de empresas valencianas, de poblaciones como Villena y Elche, “la cuna del zapato”, con ejemplos como Roly Poly, Calzados Puchitos, Alcemar o Botas de Agua Igor.


Se trata, en todos los casos, de “zapatos de calidad, siempre de piel pero con un precio adecuado para la ciudad de Cuenca, de entre los 30 y 40 euros. No quiero traer cosas caras que en estos momentos no es lo que quiere la gente”, explica. Marta hace asimismo hincapié en la importancia de llevar unos buenos zapatos por el bien de los pies. “Un buen calzado es fundamental, sobre todo al principio del crecimiento. Algunas clientes me dicen que compraron a sus hijos zapatos sintéticos y que les salieron hongos o ampollas, de modo que lo barato sale caro”. Entre los que más le demandan cita los zapatos de Titanitos, “lavables en la lavadora y especialmente diseñados para el trote del colegio, muy cómodos y duraderos”.


En ningún hogar faltan tampoco unas botas de agua, porque “aunque en Cuenca no llueve mucho, cuando lo hace es con lo que mejor van los niños, a los que les encanta saltar en los charcos”. En cuanto a los colores, en la temporada de otoño/invierno priman oscuros como el azul marino, el marrón chocolate, los grises o el camel, aunque nunca falta “alguna bota en rosa para animar un poco”.

Pese a que no son tiempos de mucha demanda, Marta se siente satisfecha con el funcionamiento de Zapatitos, gracias sobre todo al boca a boca, y tiene claro que es importante que los conquenses prioricen comprar en Cuenca “porque si nos vamos fuera, el comercio de aquí se va cerrando”.


En cuanto a su ubicación, sí considera que la calle Colón, pese a ser muy céntrica, está un poco “discriminada” con respecto a Carretería, donde “todos quieren tener su negocio”. A su entender, “no tiene la vida que debería tener”, aunque, pese a ello, valora que todos los días pase por ella mucha gente y, también, el autobús, con una parada a un paso de Zapatitos. Lo que peor lleva son los “quebraderos de cabeza” que implica ser autónoma. “Es un trabajo que no se acaba ni de día ni de noche: te llevas tus problemas a casa. Algo que no se sabe lo que es hasta que no te metes en algo así”, confiesa.