Lorenzo Higueras: cuando pintar con la boca tiene premio

16/02/2017 - Gorka Díez
Tiene 17 años y pinta desde los cuatro. Y lo hace, además, con la boca, ya que la atrofia muscular que padece, una artrogriposis múltiple congénita, le impide hacerlo con la mano. Pero él no considera que sea algo meritorio. “Para mí lo complicado sería pintar con la mano. Con la boca llevo toda la vida haciéndolo, ni siquiera tengo conciencia de la primera vez que me puse”, cuenta Lorenzo Higueras Mariana, que revela que fue una maestra del colegio la que, cuando apenas tenía tres años de edad, se percató de que se las apañaba para pintar con la boca mucho mejor que otros niños con la mano y animó a sus padres a que le apuntaran a una escuela de pintura.
Su dedicación, fruto de trece años de clases en la Escuela de Víctor y Damíán de Dios, en Cuenca, y de su pertenencia a la Asociación de Pintores con la Boca y el Pie, que le ha permitido entrar en contacto con otros pintores que también utilizan la cavidad bucal para hacer arte, ha tenido premio, el que concede la Fundación Virgen de la Fuensanta, que tiene como principal objetivo ayudar a la integración en la sociedad de las personas con alguna discapacidad. Se trata de un premio nacional que este alumno del IES Alfonso VIII ha recibido por un acrílico impresionista y muy colorido inspirado en una obra del bielorruso Leonid Afrémov, uno de sus pintores de cabecera junto a clásicos como Velázquez, Dalí o Claude Monet, “que gustan a cualquiera”. “El premio me ha hecho ilusión porque supone un reconocimiento a un trabajo bien hecho”, señala.
No tiene cuantificadas las obras que ha realizado en todo este tiempo, porque además dos veces al año envía sus nuevas creaciones a Liechtenstein, donde está la sede de la Asociación de Pintores con la Boca y el Pie, gracias a cuya beca se paga las clases de pintura. Pero, tras tantos años pintando tres horas por semana (“menos de lo que me gustaría”), deben ser muchísimas.“Lo que pasa es que ahora veo algunas de hace cuatro o cinco años y me digo: qué mal pintaba entonces. Pero es que forman parte de mi trayectoria. Uno va mejorando con la práctica”.
Muchas de sus pinturas, como la premiada, abrazan el impresionismo. Pero también las hay que siguen una línea más realista. “Intento hacer un poco de todo, porque todavía, al ser joven, no tengo un estilo marcado, y no sé dónde me siento más cómodo”.
En su apuesta por el arte figurativo no faltan los paisajes, muchos de ellos de Cuenca, pero también del extranjero, como la torre Eiffel de París, retratados tomando como ejemplo fotografías realizadas por él mismo o que personas cercanas le hacen llegar.
En el terreno que no se ha adentrado es en el del arte abstracto. “Personalmente no es lo que más me gusta. Aunque tengo que conocer a alguien que me lo explique bien, y entonces podrá opinar bien. De momento solo veo cosas extrañas que para mí no son arte, aunque igual lo digo por falta de conocimiento”.
EXPOSICIÓN EN 2018
Lorenzo Higueras confía en que una buena muestra de lo realizado hasta la fecha se pueda ver el próximo año en una exposición en Cuenca, la primera que hará en su ciudad natal y que se encargará de organizar la asociación de pintores a la que pertenece. Aunque todavía, cuenta, no sabe ni cuándo ni dónde será.
Mientras tanto, la idea es seguir pintando, aunque ya tiene claro que sus estudios universitarios irán por otros derroteros, el Derecho. “Siempre me ha gustado eso de los malos, en la cárcel. Y siempre he querido opositar para juez. Estudiar las leyes es una carrera que me gusta. Vivir de la pintura en cambio creo que es muy difícil, aunque pienso seguir e intentaré ir exponiendo y vendiendo, porque es mi afición”, cuenta este joven que más allá de la pintura confiesa que sus entretenimientos cotidianos son “los típicos” de alguien de su edad, como “salir con los amigos o jugar con la videoconsola o al fútbol”.
Preguntado, finalmente, por Cuenca, reconoce que es una ciudad que le encanta. “Es una de las mejores ciudades para vivir porque al no haber una población excesiva hay poco tráfico, poca contaminación, sin el ajetreo de Madrid. Yo vivo en la Ronda Oeste y se vive muy bien, sin ruidos. Y aquí todo está cerca y se puede ir andando al lugar más lejano de la ciudad”.
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