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Emilio de Justo y Pablo Aguado, puerta grande tras dos faenas de ensueño

Morante de la Puebla, con el peor lote, una oreja. El éxito acompañó a la ganadería de Rehuelga, con petición de un indulto y vuelta al ruedo para dos toros
Fotos: Saúl García
22/08/2022 - Chicuelito

Hay tardes que pasan a la historia en la larga trayectoria de la Feria de San Julián y una de ellas fue la del lunes 23 de agosto de 2022, en la que Emilio de Justo y Pablo Aguado abrieron la puerta grande con dos faenas para la historia, premiadas cada una con dos orejas. El premio pudo haber sido mayor si se hubiera indultado al sexto de la tarde, de la ganadería debutante de Rehuelga, tras la amplia petición, quedando para el ganadero el premio de vueltas al ruedo para el segundo y sexto de lidia.

También pudo tener un final muy negativo, pues tras los dos avisos que recibió Aguado, el torero sevillano entró a matar muy tarde, faltando 30 segundos para que “Callejón” hubiera ido al corral. Pero como decimos, resultó una corrida con muchos matices positivos como los aplausos a algunos toros en su salida, a los picadores, al subalterno Iván García, originario de Valverde de Júcar, e incluso a la Banda de Música cuando interpretó “Concha flamenca” en pleno éxtasis torero de Emilio de Justo. Y claro, hubo pitos para  Morante y para dos de los toros que más que de Rehuelga parecían de “huelga”… Lo dicho, tarde de toros… y toreros

 

EMILIO DE JUSTO

Con la plaza casi llena, salvo los claros de la solanera, el público hizo saludar a Emilio de Justo tras el solemne paseíllo encabezado por los alguacilill@s, por su reaparición tras su gravísima cogida en Madrid el abrileño domingo de Ramos. De Justo llamó a sus compañeros para compartir la ovación cariñosa.

Comenzamos por tanto con la actuación del extremeño, que ha vuelto para quedarse y en figura. Su faena a “Lumbrero” queda para el recuerdo. El toro de Rehuelga fue una lumbrera, con nota para el Premio al Mejor Toro, recibido con aplausos; Emilio ejecutó cinco verónicas y la media, llevándolo al caballo por delantales; Bernal le suministró ¡dos varas! entre aplausos, y a partir de aquí llegaron los mejores momentos: Pablo Aguado se lució en un quite por delantales y la media en el centro del platillo –el primero de la Feria— y llegó la réplica de Emilio de Justo con un primoroso quite por chicuelinas a manos bajas, que encendieron al público. Las palmas ya echaban humo tras los pitos en el primero.

Con pases genuflexos inició De Justo su labor muleteril, que fue “in crescendo” ante la nobleza y movilidad de “Lumbrero” que supo aprovechar el torero cacereño para crear y recrear una faena de ensueño, con redondos hondos y largos pases de pecho y naturales enmorillando al de santacoloma. Así una y otra, se fueron repitiendo las series ligadas con temple, mando y torería, entre los compases de “Concha flamenca” y los sonidos de “la trompeta lejana”… y cercana que se mezclaba con los olés y las ovaciones.

Toreo puro de un diestro corajudo y templado, que tras esa grave cogida, ha vuelto con el tomo del Arte de Cúchares corregido y aumentado en valor y serenidad, templanza y confianza. Esta faena de Cuenca debe pasar a su particular historia y a la de la feria sanjulianera. El colofón a su sensacional actuación lo puso con la estocada que puso a “Lumbrero” a pies de las mulillas para que le diesen la vuelta al ruedo --pañuelo azul presidencial-- y recoger las dos orejas que paseó por el redondel.

En el quinto, Emilio de Justo poco pudo hacer con “Sombrerero”, el de mayor peso de la corrida, que fue un “mulo” con cuernos, aunque se le aplaudió en su salida del toril. Lanceó sin relieve el extremeño y el toro se fue al caballo, apretando con ganas, y poco más, pues tras recibir dos pares de garapullos, se mostró reservón y parado en la muleta. Intentó Emilio sacar algunos pases, pero viendo que aquello era perder el tiempo –como le pasó a Morante en el primero— se fue a por la tizona y acabó de estocada caída, saludando la ovación. “Sombrerero” fue pitado en el arrastre.

 

PABLO AGUADO

El tercero de la tarde atendía por “Gitanito”, recibido por Pablo Aguado con cinco verónicas. Prometía el cárdeno, que se fue directo al caballo y apretó ante el buen puyazo de Mario Benítez, ovacionado por el público, destacando el buen hacer del subalterno Iván García, paisano de Valverde. El sevillano brindó a su compañero Emilio de Justo, con quien se fundió en un abrazo. Con la flámula y sin zapatillas, Aguado comenzó su faena con doblones para seguir en series cortas tirando de “Gitanito”, que se quedaba a mitad de viaje de los muletazos. El toro se fue apagando y a base de porfiar sacó pases sueltos sin transmisión para terminar con un desplante muy torero. Acabó de pinchazo sin soltar y otro hondo y saludó desde los medios.

El sexto de la tarde atendía por “Callejón” y Pablo Aguado se la tenía que jugar para salir por la puerta grande con Emilio y así recobrar el brindis. El sevillano recibió al de Rehuelga con verónicas de manos bajas y la revolera. Un puyazo largo y aplaudido, y cuando parecía que llegaría la segunda vara Aguado pidió el cambio. Dos buenos pares de banderillas, y de nuevo Pablo solicita el cambio, pero el presidente no acceder y le toca a Iván García colocar el tercer par. Estaba entre paisanos y el valverdeño se lució como lo había hecho en el primero y tuvo que saludar. Aguado brindó al público y con doblones con torería y mando inició la faena que iba a pasar a la historia.

Tras una serie con la derecha y un par de molinetes, Pablo Aguado fue entendiendo que tenía delante un toro noble, que embestía y tenía recorrido, aunque la transmisión aún no llegase al público. La faena se fue sedimentando con un toreo clasicista, puro, con duende sevillano, con matices en los redondos, a veces evitando el pase de pecho para cambiar la mano, o torear al natural embebiendo al burel en la muleta.

 

El público se fue dando cuenta de la inmensidad de la faena del torero vestido de plata, con pases de oro macizo, pues “Callejón” rompió cuando los minutos eran cruciales. Se empezó a pedir que no matase cuando hizo el primer intento; siguió con tandas por ambas manos ante la nobleza de la embestida y sonó el primer aviso. El toro pedía más pases, el torero consentía y el público solicitaba el indulto.

El palco indicaba que había que entrar a matar, pero el sevillano seguía toreando y “Callejón” embistiendo. Segundo aviso y aquello se ponía serio. Entre una bronca monumental, Pablo Aguado entró a matar porque el tiempo se acababa y soltó un pinchazo. Pablo podía “aguar” su triunfo, pero acertó con la estocada cuando faltaban 30 segundos para el tercer aviso. Respiro, bronca y pañuelos. Dos orejas y vuelta al ruedo para “Callejón” que también fueron dos.

¿Se debió indultar el toro? Lo merecía por su comportamiento final, aunque tardío, pero para ello cuentan los tres tercios. En varas recibió un puyazo y Aguado solicitó el cambio para evitar el segundo y por tanto el castigo. En banderillas el matador sevillano pidió también el cambio tras dos pares, pero el presidente no accedió y en el tercero Iván García puso el corolario a su intervención banderillera. No se cumplieron por tanto dos de los tres requisitos establecidos. Suponemos que “Callejón” y “Lumbrero” estarán en la lista del jurado para el Mejor Toro. A ver a quien “indultan”.

 

MORANTE DE LA PUEBLA

Esta vez Morante de la Puebla ha quedado para el final. Está tirando del carro de la fiesta desde la pandemia, pero como figura que es se le exige más que a nadie, y es lógico, porque es un genio. Pechó con el peor lote del ganadero de Rehuelga que dio la vuelta al ruedo con Aguado. Morante no pudo lucirse con el capote de vuelta verde porque “Suareño” no le permitió el lucimiento con aviesas intenciones. Entró bien al caballo y en la brega “Lili” intentó mejorar la embestida sin mayor acierto, y tras los pertinentes pares de banderillas Morante se fue a torearlo al hilo de las tablas. Cuatro muletazos buscando una mejor embestida, pero el toro de los 561 kilos le dio un derrote que descompuso al de la Puebla del Río, que lo macheteó y acabó de dos pinchazos sin fe y un descabello. Pitos para el toro y para el torero.

Morante de la Puebla quiso resarcirse con el cuarto, “Calleja”, al que lanceó sin cuento ni lucimiento. Buena vara y los tres pares de banderillas para que Morante, inédito en su fuerte con el capote, que lo intentó en un símil de quite, cogiese la muleta para intentar sacar una faena que olvidase el mal trago del primero. El cigarrero sacó destellos de su torería con ayudados por alto y series cortas por la derecha y algún molinete y trincherazo, estando muy por encima del cuentista “Calleja”, poco colaborador. Con experiencia, Morante completó una labor de rancio toreo con cuentagotas porque no había para más. La estocada sirvió para cortar una oreja de premio menor en la media tarde ganadera.

Al final, Morante se marchó entre división de opiniones, con mayoría de palmas, y De Justo y Aguado por la puerta grande, tras haber sacado al ganadero y familia al centro del platillo para recibir los aplausos para el hierro de Rehuelga.

 

LA FICHA

Tercera corrida de la Feria de San Julián. Lunes, 22 de agosto de 2022. Presidió Emiliano García, asesorado por Miguel Tinajero y el veterinario Luis Colmenar. Se pidió el indulto en el sexto y la bronca fue épica, acallada con las dos orejas para Aguado y la vuelta al ruedo a “Callejón”.

Morante de la Puebla  (rosa con cabos negros rematados en oro): pitos y una oreja.

Emilio de Justo (azul rey y oro), dos orejas y saludos.

Pablo Aguado (azabache y plata), saludos y dos orejas.

El ganado: Se lidiaron seis toros de Rehuelga, bien presentados y con distinto juego. Segundo y sexto, vuelta al ruedo, éste con petición de indulto, tras dar un gran juego en la noble embestida; tercero y cuarto, con menos clase y primero y quinto, imposibles para la lidia, pitados. Peso: 561 kilos, 518, 517, 479, 563 y 507.

Incidencias: La mejor entrada de la Feria, muy cercana al lleno, salvo los huecos en los tendidos del sol. Gran ambiente en tarde de abanicos, con muchos aplausos repartidos, pitos, broncas y en suma, tarde de división de opiniones, pero un festejo que pasará a los anales de la historia taurina de Cuenca por tantos matices de gran altura. Cuenca suma.