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El Casco Antiguo, más servicios para el turismo, menos para los vecinos

Los vecinos reclaman ayudas para quienes abran ciertos comercios
19/05/2017 - Gorka Díez
No es que el Casco Antiguo haya sido alguna vez un barrio plagado de servicios, pero su oferta comercial no ha hecho sino caer de veinte años a esta parte. Han aumentado, sí, los negocios, pero orientándose principalmente hacia el sector hostelero, turístico y cultural, y en cambio se ha reducido drásticamente la oferta de establecimientos que daban un servicio importante a los vecinos como carnicerías, panaderías, peluquerías o droguerías.

“Las tiendas han ido descendiendo con el tiempo, como la población. Para cortarte el pelo, comprar pescado, ropa, un libro, encontrar una ferretería o una droguería, prácticamente para todo, tienes que bajar a la parte baja de la ciudad”, apunta el presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Juan de Arce.

Locales que antiguamente tenían un uso comercial ahora funcionan como bares y restaurantes. Es el caso de una peluquería con la que hace años contaba la Plaza Mayor, ahora reconvertida en el restaurante El Coto. El último ejemplo está en la tienda de papel de Segundo Santos, que hace unas semanas reabrió con el nombre de La Anteplaza como tienda de venta de helados, bollería y cafés, orientada principalmente para el turista.

“Da la impresión de que el Casco Histórico se está orientando únicamente para dar satisfacción a los turistas, pero no así a los vecinos. De ahí que cada vez haya más terrazas, que ocupan la vía pública y nos quitan espacio a los residentes”, cuentan a Las Noticias. En esta tónica de los últimos años, hace ya unos meses que los vecinos no pueden aparcar sus coches en la plaza de Ronda (salvo contra el muro), donde el Ayuntamiento quiere habilitar una terraza para el futuro restaurante del edificio de las Casas Colgadas.

Oferta hostelera
Que haya bares y restaurantes es cierto que da vida al Casco. Pero cuando su número es excesivo puede ser agotador para los residentes por el ruido que se genera. Propicia que muchos conquenses se animen a subir al Casco, pero casi exclusivamente para comer y beber. “El Casco corre el riesgo de convertirse en un parque temático”, advierte otro vecino, que recuerda el ‘macrobotellón’ que se forma el Domingo de Ramos.

Esto “invasión hostelera”, junto con la reconversión de inmuebles en apartamentos turísticos y el hecho de que la práctica totalidad del comercio sea un comercio de ‘souvenirs’, centrado en vender productos como alajú o morteruelo, postales de Cuenca o, a lo sumo, productos artesanales o pictóricos, hacen echar de menos una “diversificación” de la oferta, es decir, que en el Casco se instalen también otro tipo de negocios que puedan dar servicio a los conquenses y visitantes al estilo de lo que ocurre en los cascos antiguos de otras ciudades de orografía similar como Toledo o Altea.

Entre las pocas excepciones, ahora mismo, se encuentra la tienda Carmela en Rama, un pequeño pero bonito comercio ubicado en la calle Alfonso VIII que desde hace tres años, de viernes a domingo, ofrece productos textiles estampados y confeccionados a mano como bolsos, carteras, camisetas o bodies para niños y objetos para el hogar como cojines, manteles, carteras o bolsas para llevar el plan. Su impulsora, Carmen García, reconoce que a su negocio le beneficiaría que el Casco Antiguo aumentara su oferta comercial. “Sería bueno que hubiera más variedad, una tienda de cada: una mercería, una pastelería, una de ropa… Pero no sé si el Casco Antiguo da para esto. En realidad Carretería, donde ya hay de todo, está cerca, y los vecinos se han acostumbrado a bajar al centro para hacer sus compras”, cuenta.

Que la iniciativa privada se anime a montar negocios en el Casco lo cierto es que no parece fácil. Los vecinos, en torno a 1.500, son pocos para poder garantizar la rentabilidad de los negocios. Los turistas, según apuntan algunos comerciantes, “ni son tantos como a veces se cree ni se detienen mucho en las tiendas más allá del souvenir barato”. Y tampoco sería fácil animar a los conquenses a subir a la Plaza Mayor para ir de compras.

Petición de incentivos 
Pero en la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo tienen claro que sería bueno que se intentara incentivar el alquiler de locales para ubicar en ellos negocios que dieran un plus a la zona.
Sin embargo, hace ya varios meses que reclamaron al Ayuntamiento un inventario de locales que podrían destinarse a este fin sin que de momento se conozca que este haya sido llevado a cabo. “En otros lugares la incentivación por parte de las administraciones públicas ha propiciado un escenario de diversificación de la oferta comercial que ha enriquecido los Cascos Antiguos, algo que aquí también podría hacerse”, apuntan a Las Noticias fuentes de la asociación vecinal.

Consorcio
Lo cierto es que el Casco Antiguo dispone de una herramienta que podría permitir que alguna ayuda al menos se diera a quienes quisieran rehabilitar inmuebles viejos para darles un uso comercial, el Consorcio Ciudad de Cuenca, organismo que maneja un presupuesto anual de más de 2 millones de euros. Es cierto que los fines de este están más orientados a la cultura y el turismo, pero propiciar que hubiera más negocios comerciales en el Casco también puede entenderse como cultura y un recurso atractivo para el turismo.

En paralelo a ello, hay vecinos que consideran que igual que el Ayuntamiento  ha anunciado su intención de destinar parte de los 12 millones de euros que se invertirán de los fondos europeos del Plan de Desarrollo Urbano Sostenible Dusi a propiciar un centro de la ciudad con más oportunidades para el comercio, otra parte podría destinarse a dinamizar el sector del comercio tradicional y de cierta calidad en el Casco Antiguo.