Delorean: un universo friki cargado de nostalgia
La del conquense Iván Amor Carretero es una vida dedicada al coleccionismo, fruto de su pasión por la década de los 80, y también por su ciudad, Cuenca. Hubo un tiempo en que, tras licenciarse y doctorarse en Historia, Carretero se adentró en el tedioso mundo del opositor, opción que decidió descartar para empezar a dedicarse a una rama del coleccionismo que “poco o más bien nada” tenía que ver con la de su padre, un experto en filatelia y numismática.
Y así fue como el universo Delorean empezó. “Para sacarme un dinero mi padre me dijo que vendiera por internet algunos objetos que él tenía en casa y me dio un álbum de la Liga Este 86-87 por el que saqué una barbaridad”, relata Iván, quien a partir de ese momento decidió retomar la afición que tenía de niño por los cromos “y ya después vinieron los vinilos, los juguetes y todo lo demás”.
Para cualquiera que haya vivido con intensidad los años 80 y 90, entrar en esta tienda museo de la calle Ramón y Cajal es como vivir un sueño del que no te apetece despertar. En este lugar se nos activan de repente todos los sentidos y el corazón nos late con más fuerza. Ahí, entre sus estantes, nos damos de bruces con ese cómic, muñeco, scalextric o videojuego que nos retrotrae a un tiempo feliz de nuestra vida.
“Jugamos con la nostalgia. Hay coleccionistas, sí, pero sobre todo hay nostálgicos. La tienda se llama Delorean porque mi película fetiche es ‘Regreso al Futuro’ y en el Delorean viajas al pasado en la primera película, y esta tienda es precisamente eso: un viaje al pasado”.
Delorean abrió sus puertas en Cuenca en marzo de 2018 tras una gestación de más de ocho años durante los cuales Carretero logró atesorar “con un enorme esfuerzo” una gran colección de miles de artículos. “Han sido muchos los viajes, ferias, visitas a particulares y coleccionistas para hacer crecer esto. Es mucho el trabajo que hay detrás”, explica Carretero, cuya pasión por el coleccionismo profesional es tal que se llegó a gastar los 14.502 euros que ganó en el concurso ‘Ahora Caigo’ en álbumes de cromos: “Los vendía un señor de Sevilla que tenía 72 años que los había coleccionado a lo largo de su vida. Tenía unos mil álbumes de la serie V, Dragones y Mazmorras, Vida y Color, fútbol, naturaleza”. De la venta de aquellos álbumes de cromos a través de internet, Carretero vivió durante cinco años. “Y viví bien”, subraya.
Delorean es una tienda única en su género “con dos vertientes: la de las antigüedades, que viene de mi padre, y la mía, que soy un gran fan de los 80”. En el recorrido por las antigüedades, podemos encontrar una cámara de fotos del siglo XIX “de cuando empezaba la fotografía de estudio” valorada en 1.200 euros; una radio americana Telefunken de los años 20 “que es muy rara de ver y funciona perfectamente” valorada en 700 euros; aguardenteras de la zona de Priego “de más de 100 años y muy bien conservadas” valoradas en 250 euros; y hasta un almirez del siglo XVII, “pieza que ha sobrevivido 400 años”.
La otra línea de Delorean, y que tanta pasión despierta, es la ochentera. “Esa es la parte que más he trabajado. Muchas piezas son mías y otras las he ido comprando con los años. Le tengo mucho cariño a He-Man, Gi Joe, la Guerra de las Galaxias, las películas antiguas… Yo no viví Geyperman y Madelman pero hay muchos aficionados a esos personajes, al igual que a los videojuegos y al vinilo”, nos cuenta Iván. Los chicos, explica, se decantan sobre todo por Mazinger Z y las chicas por Mafalda. Asterix, Tintín o Lucky Luke son otros de los hits de Delorean.
En estos años de actividad son muchas las historias de esta tienda. Carretero nos cuenta cómo el guardar en un cajón cosas aparentemente inservibles le ha dado más de una alegría: “Me llevé de una juguetería un catálogo de los primeros juguetes de Star Wars que se vendieron en España porque la dueña no los quería. Yo tampoco los quería pero los guardé, y mira por donde que los terminó comprando uno de los mayores coleccionistas del mundo”.
“No puedes ser coleccionista y tener esta tienda, porque es que me lo quedaría todo”, detalla el creador de Delorean, que nos confiesa que de vez en cuando se lleva a casa alguna pieza. “Tengo la colección original de muñecos de Los Caballeros del Zodiaco del año 86 y esa jamás la venderé. Y vinilos muy importantes como un S&M de Metallica con la Sinfónica de San Francisco o los primeros de The Cure que rondan en un precio desorbitado, y no lo tengo por el precio sino porque me gustan”.

UN LUGAR PARA CUENCA
Los artistas conquenses tienen también un lugar destacado en la tienda, donde se han llegado a vender cuadros de Fernando Zóbel. Uno de ellos acabó en Austria a las pocas horas de ponerse a la venta. “Lo adquirí, firmé los papeles y el mismo día que lo expuse recibí una llamada de una persona que chapurreaba inglés y que estaba interesada en el cuadro. Cómo le llego a esa persona la información de que lo teníamos, no tengo ni la menor idea. Lo puse por la mañana y por la tarde cerré la venta”.
En Delorean podemos encontrar pinturas de Óscar Pinar, Nicolás Mateo Sahuquillo, Javier Pagola o Aurelio Cabañas, y también de muchos alfareros de la provincia. “Artículos de Cuenca tengo muchos y me gusta potenciarlos. Hay una zona dedicada a Pedro Mercedes porque soy un apasionado de este artista del que tengo muchas piezas en la tienda y más de 100 en casa. Todas ellas son piezas únicas y originales”.
La tienda física Delorean es solo la punta del iceberg de todo un catálogo de antigüedades y piezas vintage. Iván Amor Carretero dispone de dos almacenes de más de 200 metros cuadrados en los que guarda los casi diez mil artículos que vende a través de la página web Todocoleccion. “Es imposible catalogar todo lo que tengo. Trabajamos con esa página porque ahí el comprador hace la búsqueda de lo que quiere. No te buscan a ti como tienda, busca el artículo que desea”.
Existe un dato “real” que revela que un cuatro por ciento de las personas que visitan nuestra ciudad lo hace “porque su primer plan es conocer Delorean”, una tienda que su creador decidió que estuviera en Cuenca “y no en otro sitio porque los conquenses nos lo merecemos y merecemos disfrutarla”. De momento, esta gran joya para los enamorados de lo antiguo no es oficialmente un museo más de la ciudad, pero nadie duda ya de que se ha ganado el derecho a serlo.
