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Mujer

Ciberviolencia de género: cuidado con lo que compartes

Usuarios más mayores de lo que dicen ser, que buscan un encuentro o imágenes comprometidas para chantejear a la víctima, entre las principales amenazas junto al control de su actividad en la red a cargo de pretendientes o parejas
09/12/2018 - Gorka Díez

Entre las nuevas formas de violencia de género se encuentra la realizada a través de internet y las redes sociales. El auge que en los últimos años están teniendo Facebook, Twitter y, entre los más jóvenes, sobre todo Instagram, ha aumentado la conexión entre personas que, en algunos casos, ni siquiera se conocen en persona o se han visto en contadas ocasiones pero se siguen mutuamente en la red, donde tienen acceso a sus respectivas fotografías, estados, comentarios. Unas herramientas que hay quien puede aprovechar para contactar y entablar relación con chicas, en muchos casos menores, y que de una situación de contacto consentido se pase a una de acoso, con mensajes privados masivos o la amenaza de difundir determinadas fotografías o vídeos comprometidos.

De ello habló este martes en Tarancón Andrés Carmona, de la asociación madrileña Punto Omega, en un acto organizado por el sindicato UGT y el Instituto de la Mujer que, al igual que las charlas que desde el Gobierno regional se están llevando a cabo en institutos de la región, buscaba concienciar a los jóvenes de los peligros de las redes sociales.

“La violencia de género es la de siempre, pero a través de las redes, que deberían servir para comunicar y conocer personas, se están produciendo situaciones de acoso, de amenazas, de control”, advierte Carmona.

Adolescentes y mujeres jóvenes son el colectivo más vulnerable como lo demuestra el hecho de que “en cualquier juego online, por inocente que este sea, como el parchís, quien utilice en su cuenta la imagen de una chica joven verá cómo cualquier otro jugador al azar se permite el derecho de insinuarse, de agredirla, de acosarla. Es impresionante. Esto hace que muchas chicas hayan optado por usar un perfil masculino”.

Es verdad, reconoce Carmona, que cuando una chica joven sube una imagen suya a Instagram no selecciona cualquier foto, sino aquella en la que considere que sale bien. “El objetivo es gustar”. Y son conscientes de que cuanto más sensuales aparezcan, más atractivas resultarán. Pero hay un matiz: “Buscan gustar a sus iguales, no atraer sexualmente a un adulto de 40 o 50 años. Y en la red pueden recibir comentarios de gente mayor a la que no conocen de nada, que incluso pueda hacerse pasar por alguien de su misma edad”.

Algo así ocurrió, sin ir más lejos, el pasado fin de semana en Madrid: un hombre de 39 años que se había hecho pasar por un joven de 17 llevaba meses en contacto con una chica de 13 años a través del chat de un juego online. Logró su objetivo de quedar con ella y la secuestró, aunque la denuncia de la madre de la víctima propició que esta fuera liberada y el agresor, detenido.

“Internet facilita que los pedófilos logren su propósito”, advierte Carmona. Aunque la solución, considera, no pasa por prohibir a los menores de edad su incursión en internet, sino en darles las herramientas necesarias para que, siendo conscientes de los riesgos que corren, puedan gestionar su acceso “de la forma menos perjudicial”.

Así, entre otros consejos, este experto en ciberviolencia recomienda realizar frecuentemente un “barrido de seguidores por ver si alguno de ellos podría no ser quien dice que es”. Y, puesto que pretender “que un adolescente no trate de seducir o gustar a sus iguales sería una pelea perdida”, al menos les aconseja tener cuidado con las fotografías que envían. “Si alguien decide enviar una imagen íntima, que no se le vea la cara si se le ve el cuerpo, y que, si se le ve la cara, no se le vea el cuerpo”.

Ciberviolencia de género: cuidado con lo que compartes

Instituto de la Mujer

La directora provincial del Instituto de la Mujer, Gracia Canales, es también muy consciente de que la ciberviolencia de género está muy presente en la sociedad. Y advierte de que “a los jóvenes les cuesta mucho identificar que están sufriendo un acoso, como cuando les controlan a través del teléfono. Lo toman como el amor romántico: quiere saber dónde estoy”.

Advierte también del riesgo de prácticas como el sexting, consistente en enviar a través de las redes fotos comprometidas sexualmente, pues “se pueden usar para amenazar a la víctima y decirle que si no hace esto o lo otro publican su foto”.

Canales hace asimismo hincapié en que muchos adolescentes cuentan con más de doscientos, de trescientos e incluso de quinientos ‘amigos’ en Instagram, lo que hace complicado que puedan conocer a todos. “Cuando en algunos talleres se les pregunta si están seguros de si son de confianza dicen que sí basándose en cuestiones tan simples como la foto que tienen puesta en su perfil o las publicaciones que puedan hacer. No saben que también puede haber perfiles falsos y que a lo mejor pueden intentar contactar con ellas buscando actividades ilícitas”.

La directora del Instituto de la Mujer advierte además de que el perfil de quien tiene un número elevadísimo de ‘amigos’ en la red “deja de ser privado para convertirse en público”.

Informar en los centros

Advertir de estos y otros riesgos a los adolescentes a través de la educación es, precisamente, según Canales, uno de los objetivos que se marca el Gobierno de Castilla-La Mancha con la recientemente aprobada en las Cortes regionales nueva Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha.

“El tema más importante es el de la prevención a través de la educación, para lo cual a partir del próximo curso habrá una asignatura que hable de educación para la igualdad, la tolerancia y la diversidad. Es algo fundamental”, opina la directora provincial del Instituto de la Mujer, que tiene claro que “mientras no tengamos una sociedad igualitaria y no nos creamos de verdad que todos tenemos los mismos derechos, no atajaremos el problema de la violencia de género”.