
Desde pequeña soñaba con ser maestra y a día de hoy, con 23 años y una carrera universitaria recién terminada, la conquense Carmen Jiménez no solo ha cumplido un sueño: también se ha convertido en referente al ser la protagonista de El Cero’8, una campaña nacional impulsada por la Fundación Secretariado Gitano –FSG– que evidencia un dato alarmante. Solo el 0,8% de los jóvenes gitanos se titulan en la universidad. Su historia es esperanzadora, pero también denuncia una evidente falta de oportunidades.
Carmen tenía claro que quería ser maestra desde temprana edad. Afortunadamente, su recorrido escolar transcurrió sin grandes obstáculos en los centros donde ha estudiado: el Colegio Santa María de la Expectación, IES San José y la Facultad de Educación de la UCLM, donde ha cursado un Grado en Educación Infantil. Con el TFG recientemente presentado, la FSG vio en ella un perfil ideal para ser la protagonista de esta campaña con la cual se demanda a los poderes públicos medidas concretas y efectivas para revertir la situación. “Estoy muy contenta y orgullosa, pero también me da tristeza y rabia: que seamos tan pocos los que llegamos a titularnos significa que hay mucho que cambiar”, traslada Carmen con una mezcla de emoción y conciencia crítica.
“Estoy muy contenta y orgullosa por la campaña, pero que seamos tan pocos los que llegamos a titularnos significa que hay mucho que cambiar”
Su puesta en escena para la campaña, como se puede observar, es muy potente. Parte de su cuerpo está desvanecido, lo que para ella deja dos lecturas. “Refleja ese 0’8 que ni siquiera llega a ser una persona, y también el hecho de que cualquier persona puede ser yo. ¿Por qué no puede una persona gitana graduarse igual que yo y estar ahí?”, lanza. Además de sus estudios, Carmen imparte clases de educación digital en programas de formación para jóvenes y mujeres gitanas. “Los niños vienen y me dicen ‘quiero ser profe como tú’. Eso te enorgullece mucho”, declara con una sonrisa.
Esta es una de las problemáticas a solucionar: la falta de referentes. “Pesa mucho. Si no ves a alguien como tú en la universidad, cuesta imaginarte allí. Es una cuestión de confianza en una misma, y por eso campañas como esta son tan importantes”, cuenta Carmen, orgullosa de poder ser esa persona que puede inspirar a las próximas generaciones. Sin embargo, esta es tan solo una de las varias barreras a superar, siendo necesarios también planes específicos de refuerzo y orientación, revertir la segregación escolar y la implantación de medidas que garanticen la incorporación gratuita en Educación Infantil. “No hay becas en esas etapas y muchos no pueden permitírselo, hay que garantizar la igualdad de oportunidades”, traslada Carmen. Cabe recordar que esta incorporación tardía, el desfase curricular y las repeticiones de curso conducen a un fracaso escolar del 62’8% frente al 4% del conjunto del alumnado.
Para Carmen, el respaldo de su familia ha sido clave y traslada que “mi título es compartido con ellos”, agradeciendo también la orientación y ayuda ofrecida desde la Fundación Secretariado Gitano. Se evidencia así lo importante que es contar con una red de apoyo y la necesidad de que el cambio debe ser colectivo, ya que, aunque el de Carmen sea un noble ejemplo de superación, no olvida que su caso es minoritario y que el cambio no recae solo en el pueblo gitano. “La transformación tiene que venir también desde las instituciones, la escuela, profesores, medios y la sociedad. Hay que cambiar la mirada social, porque muchas veces dudan de ti solo por ser gitana”, lamenta Carmen.
También subraya la importancia de visibilizar la diversidad interna del pueblo gitano, señalando la gran diversidad y riqueza que existe dentro de esta etnia, como en cualquier otra. “Tienen que conocernos”, traslada la joven.
Planes de refuerzo y orientación, la eliminación de la segregación escolar y la educación infantil gratuita son algunas de las demandas del colectivo

Eliminar las desigualdades no es algo que se logre fácilmente, y Carmen lo sabe. Por eso, aunque señala que estas políticas se deben dar a largo plazo, su mensaje es claro y esperanzador para todos los niños y niñas que quieren salir adelante en el sistema educativo. “Todo cuesta, pero si tienes un sueño, con esfuerzo, constancia y ganas, puedes llegar a cualquier sitio. Si yo he podido, ¿por qué ellos no iban a poder?”, alienta.
La conquense es una excepción, pero no porque ella quiera serlo, sino porque el sistema sigue fallando. Para ella, que este dato de un ínfimo 0,8% comience a subir sería un pequeño gran paso. Aunque el camino es largo y son muchas las barreras estructurales a superar, voces como las de Carmen inspiran y llaman a un cambio para que todo el mundo pueda disfrutar de una educación libre e igualitaria.