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Fiestas San Julián

El cambio de la Feria y Fiestas de San Julián al mes de agosto (1964)

Una de las novedades que llegó con el cambio fue la celebración del primer desfile de carrozas
Fotos: Luis Pascual y Texeda
22/08/2020 - Antonio Rodríguez Saiz

Es un dicho en Cuenca, desde hace varias centurias, que en San Julián de enero se hiela el agua en el puchero debido a que el II obispo de la diócesis de Cuenca, patrón de ella, falleció el 28 de enero de 1208 y en su honor ese mes primero del calendario se celebra su festividad. Las temperaturas en la ciudad y provincia de Cuenca son bajas, hay nevadas, hielos, lluvias y otros fenómenos atmosféricos que impedían la llegada de visitantes de los pueblos, especialmente los más cercanos, añadido a ello que en los actos de culto que se celebraban en el templo catedralicio, en recuerdo del obispo, Don Julián ben Tauro, disminuyese la asistencia de fieles. Razones que hicieron preocupar a las autoridades del momento para llegar a un acuerdo y solicitar al Sumo Pontífice que la fiesta religiosa se celebrase el 5 de septiembre.

Estas autoridades conquenses en 1551 eran: el obispo de la diócesis, Miguel Muñoz, nacido en el municipio serrano de Poyatos, que al mismo tiempo era presidente de la Real Chancillería de Valladolid, donde vivía gran parte del año; Deán y Cabildo de la catedral; Manuel Ponce de León, Corregidor y Justicia Mayor de la Ciudad de Cuenca y su Tierra por Su Majestad, en cuyo nombre ejercía la jurisdicción, y por último los regidores encargados del gobierno de Cuenca.

Tuvo rápida respuesta la solicitud enviada desde la ciudad y así por Breve del Papa Julio III de 5 de junio de 1551 (se conserva en el archivo de la catedral, escrito en una hoja de pergamino) que traducido al castellano dice: transferimos la fiesta de San Julián y su celebración con todos sus Privilegios e Indulgencias a 5 de Septiembre, en el cual día de aquí en adelante, por todos los tiempos que vendrán, vosotros y lo amados hijos el Clero y pueblo de la Ciudad, y Obispado ya dichos, seáis obligados a celebrar la dicha fiesta de el Bienaventurado San Julián.

Hay que diferenciar los festejos religiosos (1551) de los profanos desde 1879.

Así, durante años, se han celebrado en septiembre la Feria y Fiestas de San Julián, con la natural alegría y regocijo, día de descanso, interrupción del trabajo, presencia de forasteros y conquenses que viven fuera durante el año y cultos al Patrón y segundo obispo de la Diócesis.

El cambio de la Feria y Fiestas de San Julián al mes de agosto (1964)

INTENTO DE CAMBIO EN 1946... PARA JUNIO

Hubo un primer intento frustrado para cambiar los días de fiesta en Cuenca; fue el año 1946 cuando su alcalde, José Domínguez Díaz de la Cuesta, hizo una propuesta en el Pleno para que se trasladase la fiesta a principios del mes de junio y así coincidir con aquellas que se celebran en honor de la Virgen de la Luz, Patrona de la capital.

No parece que fuese compartida por los concejales la propuesta del alcalde y “queda sobre la mesa”, no haciendo mención a ello en actas siguientes.

Iban pasando los años y estaba latente en algunos ciudadanos el deseo de adelantar las fiestas mientras que otros, por el contrario, optaban por que se debían mantener en la misma fecha que se venían celebrando (mes de septiembre). Dos posturas que, en la actualidad, aun se escuchan.

Y así se llegó al 30 de diciembre del año 1963, fecha en la que se celebró un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de Cuenca, bajo la presidencia del alcalde, Rodrigo Lozano de la Fuente, donde en el punto 3º a) figuraba la propuesta del cambio de fechas de las Fiestas de San Julián que hizo la Comisión Municipal de Festejos, que había concluido sus trabajos sobre este asunto el 21 de diciembre, con unanimidad de los miembros presentes.

Esta amplia Comisión estaba formada por los siguientes miembros: Antonio Lozano López, teniente de alcalde que actuaba de presidente; Mariano Castellanos Mercedes, concejal; Gregorio de la Llana Polo, concejal; Ángel Martínez Soriano, concejal; Vicente Navares Escanciano, canónigo en representación del obispo de la diócesis; Aristeo del Rey Palomero, canónigo magistral, en calidad de presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa; Francisco Catalina Morales, representante de la CDS; Mariano Echavarría Ramos, en representación del delegado provincial de Sindicatos; Pedro Torres Pacheco (propietario del Figón de Pedro) representante de la delegación de Hostelería en Sindicatos, junto a Román López Molina, Maximiliano López Llandres, Narciso Díaz Recuero, Lorenzo Díaz, Francisco Merencio Fernández y José de León Huete.

Llegaron a la conclusión de que era mejor el cambio de fechas teniendo en cuenta que la frecuencia de lluvias deslucía los festejos al aire libre en los días de septiembre. Que muchos conquenses, que no residían en la capital, si estaban en la ciudad durante las vacaciones de verano. Y que al cambiar la fecha se hacía coincidir los festejos tradicionales con los Festivales de España elevando – decían- el nivel artístico y cultural de la capital y provincia.

Así señalaba la Comisión Municipal de Festejos y se pronunciaba la Comisión Municipal de Festejos “en el sentido de que se anticipe la fecha de celebración de la Feria y Fiestas de San Julián, señalando para ello los días 20 al 28 de agosto de cada año”.

Por su parte el Pleno municipal, teniendo en consideración las razones y argumentos de la Comisión, acordaba por unanimidad la propuesta “Y que por dicha Comisión se proponga el programa de festejos y la forma de llevar a cabo el cumplimiento de este acuerdo”.

DOS CARTELES DE SEMANA SANTA PREMIADOS

En el mismo punto del orden del día, apartado b) se informó sobre el fallo del Concurso de Carteles para anunciar la Semana Santa del año 1964 y por unanimidad –no sé si habrá ocurrido más veces- se conceden dos premios iguales por importe de 7.000 pesetas para aquellos presentados por Julián Grau Santos (lema “Escabas”) y Leonor Culebras Fernández (lema “Soledad”);.

Por ello se tuvo que incrementar la cantidad que estaba destinada a premiar al vencedor. Los dos carteles premiados tendrían una tirada igual en el número de ejemplares a editar.

Así fueron las fiestas de aquel agosto del 64

En 1964 el cartel anunciador fue obra del pintor y músico conquense, Alfonso Cabañas Cabeza.

Hubo algunas novedades, como la celebración, el día 20, del primer desfile de carrozas, patrocinado por el Ayuntamiento, idea del concejal Manuel Martínez Carrascosa. Participaron en el desfile siete carrozas, una del Ayuntamiento que no entraba en concurso. Obtuvo el primer premio (10.000 pesetas) la carroza del Barrio “Obispo Laplana”; representaba un gran canastillo de mimbre alusivo al trabajo artesano conquense. El fallo del jurado tuvo lugar en el Círculo de la Constancia con el “Baile de la Prensa” en honor de la Reina de las Fiestas, Maria del Carmen Ruipérez Polo y su Corte de Honor.

El pregón de las Fiestas lo pronunció el crítico teatral y escritor, Alfredo Marqueríe, quien diez años después fallecería en Minglanilla junto a su esposa, en accidente de tráfico.

La Compañía Lirica Amadeo Vives, creada por el director y empresario teatral, José Tamayo Rivas, puso en escena en el Parque de San Julián, con éxito, la zarzuela Katiuska del compositor Pablo Sorozábal (su obra más conocida), dentro del programa de los Festivales de España que finalizaron en la iglesia de San Miguel con un concierto del famoso guitarrista clásico, Narciso Yepes, creador de las diez cuerdas.

Por primera vez se presenció en Cuenca una carrera de karts, competición desconocida en la ciudad, con una docena de participantes. A continuación de esta modalidad deportiva se celebró una gymkana motorista organizada por el Vespa Club de Cuenca quedando en primer lugar el campeón de España de 1962, el conquense Miguel López-Caniego Palacios. Era un auténtico placer ver sus actuaciones.

La presentación en el coso conquense de El Cordobés hizo que hubiese lleno total en la plaza de toros (8.438 localidades)

Completó las Fiestas un excelente cartel de toros con estos diestros: el alicantino Francisco Antón, Pacorro, Manuel Benítez, “El Cordobés”, la figura del momento y Antonio Bienvenida que, por estar herido, fue sustituido por el torero mejicano Gabriel España, que había confirmado en Las Ventas la alternativa, siendo su padrino el torero conquense Luis Alfonso Garcés. El diestro Gabriel España moriría asesinado en Veracruz en 2011. Este excelente cartel, especialmente por el anuncio de la presentación en el coso conquense del matador de toros El Cordobés hizo que hubiese lleno total en la plaza de toros (8.438 localidades); pero a lo largo de la tarde taurina (día 23) se oyeron muchos pitos a los matadores en desaprobación a las faenas realizadas, aviso y un número inusual de descabellos; solamente El Cordobés cortaría las orejas en su primer toro.

Cabe decir que el día anterior actuó en el coso conquense el espectáculo de Los Charros Mejicanos.

Transcurridos varios días después de la finalización de la primera Feria y Fiestas de San Julián celebradas en Cuenca el mes de agosto, la Comisión Municipal de Fiestas y el Pleno del Ayuntamiento se ratificaron en la decisión tomada de adelantar las fiestas a este mes –acuerdo total, se dijo-, sin que fuese óbice para que algunos ediles se inclinasen por estudiar otras opciones: verbigracia, unificar las fiestas de la Virgen de la Luz, Alcaldesa de Honor de Cuenca y del Obispo San Julián, ya suscitado en 1946 ; de esta forma se tendrían diez días festivos de verdadera categoría.

Algún concejal consideró que se podrían llamar “Ferias del Verano”, o bien “Ferias de Agosto” no incluyendo el nombre de San Julián por no proceder; daba el edil a entender que aunque las fiestas eran en honor del santo había faltado el aspecto religioso, anunciando sobre el particular, Rodrigo Lozano, alcalde- presidente de la Corporación Municipal, que el próximo año habría misa de pontifical en honor del Santo Patrón.

Se analizaron en Pleno errores observados con el fin de evitarse en años siguientes, mostrando especial hincapié en la elección de un espacio más adecuado para la Exposición de Maquinaria Agrícola e Industrial que esta edición se había instalado en la parte posterior de un circo, entre varias jaulas de leones, con el añadido de falta de iluminación en el recinto destinado para la exposición. No faltó tampoco la propuesta de un concejal para que se celebrase una novillada.

Han transcurrido varias décadas desde aquella decisión tomada y el acuerdo sigue en vigor celebrándose con normalidad y alegría en el mes de agosto y como decía cuando tuve el honor de ser pregonero de ellas (1988) hace 32 años, rompiendo con la vida diaria, quebrando nuestro acontecer durante unas fechas, volviendo el ayer a nuestro encuentro para participar en los actos religiosos y profanos que se ofrecen en estas fiestas para dar paso a la alegría, diversión y convivencia que es también respeto a Cuenca y a los que en ella vivimos, esparciendo ánimo y espíritu, haciéndola más agradable en el trato y condición.

Sigamos disfrutando de ellas pero, eso sí, nunca mejor el dicho aquel que cada uno cuenta la fiesta como mejor le va.

Y a ti, amable lector, ¿Qué te parece el cambio de fecha?

Sólo queda añadir, que este año, debido a la Covid-19, las fiestas de San Julián han quedado suspendidas.