Las fiestas de San Julián de 1924 nada tuvieron que ver con las de un año antes, en 1923, en las que se eligió por vez primera a la Reina de la Feria y el fútbol tomaba gran protagonismo en sus inicios en Cuenca con la creación de la Cultural Deportiva Conquense y la inauguración del primer campo de fútbol en el camino de San Antonio, en terrenos anexos en los que, cuatro años más tarde, se construyó la actual Plaza de Toros. Escribíamos el año pasado sobre la feria de 1923, que nada más terminar se instauraba la Dictadura de Primo de Rivera y las sombras se cernían no sólo en la pequeña y desconocida ciudad de Cuenca, sino en todo el solar patrio con la prensa “visada por la censura”.
Repasando precisamente la prensa de 1924, tanto “El Día de Cuenca” que dirigía Julián de Velasco, como “La Voz de Cuenca” del propietario Felipe Ruiz de Lara, dirigida por Miguel Benedicto Fernández, se iban haciendo eco del quehacer cotidiano de una ciudad empobrecida, con polvo y barro en las calles, sin apenas agua en las casas, pues eran contadas las que tenían suministro y con algunos proyectos en marcha como la construcción del Mercado de Abastos; un Grupo Escolar, el Banco de España y la Casa de Correos en la calle adyacente al Parque de Canalejas (luego denominado Retiro y finalmente Parque de San Julián), y sin coso taurino para programar festejos, pues la plaza de Caballer, inaugurada en 1913, tuvo que se derribada en 1920.
VISITAS DE DISTINTOS PERSONAJES
Gracias a la Guía de Cuenca de 1923 el turismo iba llegando a Cuenca, sobre todo con grupos de excursionistas a través de la Universidad Central y de la Residencia de Estudiantes de Madrid, dirigidos por el científico Odón de Buen, uno de los impulsores de la Ciudad Encantada y del desplazamiento a la ciudad, a través de ferrocarril, de distinguidos visitantes como Miguel Unamuno; el filósofo José Ortega y Gasset y el novelista Pío Baroja, acompañados por el pedagogo Domingo Barnés Salinas y el geógrafo Juan Dantín Cereceda; así como el catedrátido de Derecho Político y escritor Adolfo González Posada, acompañado del “opulento americano” Antonio Tgreixa…
EL DOCTOR DECREF EN EL 25 ANIVERSARIO DEL COLEGIO DE MÉDICOS
En ese año de 1924 una de las visitas más importantes fue la del eminente doctor Joaquín Decref, considerado como uno de los padres de la rehabilitación médica, invitado por el Colegio de Médicos de Cuenca, en el 25 aniversario de su creación, para dar una conferencia el 10 de mayo en el Teatro Principal de la calle Alonso de Ojeda, presentado por el catedrático Juan Giménez de Aguilar, y posteriormente ser agasajado en el Hotel Ibería de Carretería (el edificio así denominado actualmente se inauguró tres años después), con un banquete compuesto por tortilla de espárragos, paella, langostinos a tres salsas, asado, fiambres y flanes de postre, amén de vinos, café, helados y champagne. Asistieron una treintena de comensales de ilustres apellidos conquenses, presididos por el presidente del Colegio de Médicos, señor Castillo.
El doctor Decref y Ruiz, que había llegado a Cuenca en un automóvil de los que no se veía en la ciudad, “acompañado de su distinguida esposa”, la doctora Navarro, expuso durante hora y media sus conocimientos y proyectos que sorprendieron gratamente a la numerosa concurrencia. Durante su estancia visitó detenidamente el Casco Antiguo, llegando con su flamante vehículo hasta Palomera, pues el doctor ya había estado en Cuenca en 1916.
VISITA DE MONJARDÍN, JUGADOR DEL REAL MADRID
Otra visita importante a Cuenca, con mayor eco popular, en los días cercanos a la celebración de la fiesta de San Julián, fue la del entonces figura del fútbol español, Juanito Monjardín, jugador del Real Madrid y de la Selección Española, que participó en los Juegos Olímpicos de París de 1924, celebrados entre el 4 de mayo y el 27 de julio. España perdió frente a Italia en la fase preliminar de los Juegos, y aquel partido del 25 de mayo en París fue el cuarto y último de Monjardín con la Selección.
Tres meses después, Monjardín llegaba a Cuenca en loor de multitudes el sábado 23 de agosto. En “El Día de Cuenca” se publicaba que “el internacional Juanito Monjardín, muchacho educadísimo y modesto se hizo acreedor a las simpatías de todos los conquenses”. Y añadía: “El recibimiento fue entusiasta, atronador, encontrándose los andenes tan repletos de público, y distinguido en su mayoría, que era materialmente imposible moverse”. A pesar de arrastrar una lesión, Monjardín jugó ante la Cultural Deportiva Conquense con el equipo madrileño Furht, integrado por varios jugadores del Real Madrid, capitaneados por Madariaga
Tras el encuentro, el doctor Mariano López Fontana (que tiene calle en Cuenca), invitó al futbolista del Real Madrid y acompañantes, junto a los de la Cultural, a una copa de champagne en el Casino, donde se celebró un baile que duró hasta las dos de la madrugada, acudiendo un ramillete de muchachas a solicitar el baile al futbolista.
Monjardín, que se hospedó en casa del doctor Fontana, visitó la ciudad el domingo y el lunes en el tren mixto de las seis de la mañana partió para Madrid, y pese a lo intempestivo de la hora acudió numeroso público a despedirle. El firmante “Uno del Sol” concluía su información señalando que “Monjardín saluda y se despide del público de Cuenca, noble y caballeroso y le da las gracias, gracias que nosotros devolvemos en nombre de nuestro pueblo y hacemos fervientes votos para que su restablecimiento sea total y rápido, única manera de que la afición no pierda a uno de sus ídolos”.
En su sección “De la Ventilla a Mangana”, “El Tío Corujo” escribía en sus ripios: “Monjardín el deportista / llenó de fútbol la pista, / ¡Cultural, feliz acierto! / Más a Monjardín no he visto, / y hasta de verlo desisto / sino pasa por mi huerto. / Mi doméstica Torcuata / por el fútbol se desata / charlando del delantero, / y como no entiende jota, / le dijo a su novio Biota: / --Este juega de trasero…”
Juan Monjardín falleció a los 47 años en noviembre de 1950, en un accidente de tráfico, cuando regresaba de cazar en la finca La Veguilla, situada entre las provincias de Cuenca y Albacete. Su coche Ford chocó contra un camión parado en la carretera, y además de Monjardín fallecieron dos de sus acompañantes y un cuarto que resultó herido. La noticia supuso un mazazo para la España futbolística, destacando Santiago Bernabéu el amor del futbolista a los colores del Real Madrid.
EL NUEVO AYUNTAMIENTO
El día anterior de la llegada a Cuenca de Monjardín se había constituido el nuevo Ayuntamiento de la Dictadura de Primo de Rivera, tras la dimisión del anterior alcalde, señor Bonilla. El gobernador civil, Domingo Villar y Granjel, designó como alcalde a Cayo Faustino Conversa Martínez, que era secretario de la Diputación Provincial. El mandato de Cayo Conversa se iba a notar en Cuenca en los siguientes años, sobre todo en 1927, con una serie de importantes inauguraciones que iban a cambiar la faz de la ciudad.
Cayo Conversa tomó posesión de su cargo ante el gobernador civil Villar y Granjel, muy afectado por la muerte de su hijo Jesús Conversa Muñoz, de 21 años, unos días antes el 19 de agosto. Como tenientes de alcalde fueron nombrados, por este orden, el médico Pedro de la Muela; el farmacéutico Rafael Mombiedro; el catedrático Francisco León y el periodista Julián Velasco. Quedaban como concejales y suplentes Santos López Fontana, Emiliano Moreno Hidalgo, Alejandro Ramón, Mariano Antón, Victoriano Clemente, Jesús Cano, Luis de la Fuente, Jesús Merchante, Cecilio Lucas, Amador Motos, Francisco Bieto, Jacinto García, Federico Saiz, Calixto Benedicto, Alejandro Rodríguez y Casimiro Sánchez, todos ellos vecinos muy relevantes en la vida de la ciudad, que en la primera sesión municipal formaron parte de las distintas comisiones.
El gobernador, en su largo parlamento, levantó el ánimo del nuevo alcalde por la desgracia familiar sufrida y recordó que “el municipio fue siempre cuna gloriosa de las libertades españolas. Cuenca, que en los siglos XV y XVI alcanzó su mayor renombre en tapicerías, herrajes e imprentas, debe volver a conquistar en esta ruta del progreso su puesto merecido. Cuenca debe ser la hermosa capital de la Serranía”.
El redactor de La Voz de Cuenca, Pedro Montero, escribía que “los conquenses están de enhorabuena por haber llegado al Concejo un hombre de excepcionales condiciones, del que se espera mucho pasa redimir a Cuenca de su abandono, empezando por realizar importantes obras y no sólo tapar baches, pero si las esperanzas no se sucediesen no olvide el señor Conversa que su caída será mayor y el fracaso muy funesto”.
FALTABAN DOCUMENTOS DEL ARCHIVO
Quedaban muy pocos días para las fiestas de San Julián y el nuevo Ayuntamiento, “en quiebra heredada”, celebró sesión el 1 de septiembre, sin acuerdo alguno sobre fiestas, y entre las decisiones más relevantes se acordó nombrar arquitecto municipal, entre los concursantes presentados a la plaza, a Fernando Alcántara Merchante, que en los años sucesivos realizó una importante labor como la reforma de las Casas Colgadas, el quiosco del Parque de Canalejas, el estilo neomudéjar de la Torre de Mangana, la construcción de la plaza de toros y otras relevantes edificaciones oficiales y particulares.
El concejal López Fontana denuncia que del Archivo Municipal han desaparecido importantes documentos históricos y solicita se forme expediente de responsabilidad, informando el secretario que se ha recibido un escrito en el que el catedrático de la Universidad Central de Madrid, Rafael Ureña, posee esos documentos relativos al Fuero de Cuenca, señalando que la primera entrega se hizo por acuerdo del 30 de enero de 1916, ante don Juan Jiménez Cano y Garrido y la segunda autorizada por él de fecha 22 de junio de 1923, pues era prerrogativa del alcalde autorizar la extracción de documentos del Archivo.
Finalmente se propuso un voto de gracia para el concejal López Fontana y se acordó formar el oportuno “expediente de responsabilidad si no son reintegrados los documentos en un plazo brevísimo”.
FERIA SIN FESTEJOS OFICIALES
Precisamente en “La Voz de Cuenca”, y ante la falta de programación festiva por parte municipal, se publicaba el texto de un “Programa de Festejos que podía organizar el Excmo. Ayuntamiento de Cuenca con el concurso de la Cámara de Comercio en honor de San Julián, durante los días 3 al 8 de septiembre de 1924”, con la firma de “Un espontáneo”. Sugiere que las fiestas comiencen el día 3, a las seis de la tarde con tres heraldos a caballo, anunciando los festejos, acompañados de tambores y dulzaineros y los gigantes y cabezudos, para cerrar el día en la Glorieta con una “Kermesse” y tómbola y actuación de la Banda de Música militar y la municipal de Cuenca, que al día siguiente tocarían la diana.
“A pesar de carecer de programa municipal de festejos, hemos visto por la población gran concurrencia de forasteros, y de éstos en no escaso número de secretarios municipales, que concurrieron a la asamblea celebrada en el Ideal Artístico”.
No faltaban entre las ideas festivas carreras de cintas, elevación de aerostáticos, verbenas, conciertos de las dos Bandas, carreras de sacos, partido de fútbol en el campo de la Cultural; carrera ciclista y pedestre en la fuente de San Fernando, vaquillas en la Plaza Mayor, más conciertos y verbenas, concursos de mantones de Manila y de belleza, y fuegos artificiales en la explanada de la calle del Agua, pues aún no se había construido el Mercado Municipal.
Eso sí, hubo actuaciones en los Teatros Principal y en el Ideal Artístico, de cine y varietés, programadas por las respectivas empresas, así como sesiones de zarzuela en La Fraternal, a cargo de la compañía de Emiliano Latorre, con la puesta en escena de varias obras y el estreno de “Los Gavilanes”, del maestro Guerrero, que fue un acontecimiento teatral.
En “El Día de Cuenca” del 9 de septiembre aparece información sobre “La feria” de la que entresacamos estos párrafos: “A pesar de carecer de programa municipal de festejos, hemos visto por la población gran concurrencia de forasteros, y de éstos en no escaso número de secretarios municipales, que concurrieron a la asamblea celebrada”.
(La referida Asamblea de Secretarios de Ayuntamientos se celebró el 7 de septiembre en el Teatro Ideal Artístico, con mayor capacidad, siendo invitados los secretarios de los partidos judiciales de Huete y Cañete a un almuerzo en el citado hotel Iberia, por parte del delegado gubernativo, José Fernández Navarro. La Asociación de Secretarios elegida la formaron Evaristo Pareja como presidente y José Rubio, vicepresidente; vocales: Manuel María de Torres, Macario Jiménez, Lázaro Lozano, Antonio Soriano, Vicente Mena, Leandro Millana y Juan López Sevilla; como secretario, Enrique Arroqui).
Se informaba que hubo días de calor y de lluvia, con agua tan anhelada para los labriegos. Como era habitual, la feria de ganados se celebró en los terrenos de El Sargal, donde hubo hubo en su tiempo matadero y en 1972 se construyó el actual Polideportivo Municipal. Señalaba el cronista que la feria ganadera estuvo muy animada, con un número de cabezas de ganado superior a otros años, pero cotizándose a la baja. “No hubo incidentes de chalanería con los incautos de la Sierra”.
Relataba que las vaquillas en la Plaza Mayor no gustaron por su flojedad, pues “los animales no estaban para fiestas con lo caros que están los piensos”, y por ello la autoridad municipal obligó a traer unas reses de más bravura y nervio, y por fin “la gente gozó con el tradicional espectáculo y rió los varios incidentes cómicos de la tauromaquia con maroma”.
En el fútbol la Cultural Deportiva Conquense se impuso al Valencia Sport Club por 2-0, con buena entrada de público, repitiendo otro encuentro entre ambos con empate sin goles. No nos resistimos a publicar las últimas líneas del resumen ferial en “El Día de Cuenca”: “Los charlatanes en la vía pública han disfrutado de oidores sin prisa. Su ingeniosa trapacería para conquistar clientes, entretiene al desocupado. Compro a noventa días y pago a noventa años, por eso doy estas bufandas a una peseta y las bufandas se venden solas”.
“La Carretería a la hora del paseo, intransitable. Muchas caras bonitas y muchos ojos comprometedores. Un anochecido me topé con una serrana cetrina y guapa, la llaman la Virgen de la Sierra… Llevaba del diestro un rucio tardo… Un gitano tostao le saludó con garbo de Graná: --Reina de la feria, venga usté acá, que le voy a cambiar esa bestia por la joya de mi rancho”.
La banda de Música Municipal, que con el anterior Ayuntamiento presidido por el señor Bonilla, se había disuelto, volvió a reintegrarse con el mandato de Conversa y aún pudo ofrecer un concierto en el Parque de Canalejas, pues tanto el director como el conserje no se consideraban dimitidos por parte municipal, y tocaron… a rebato.
A pesar de la no programación municipal no faltaron los cultos a San Julián en la Catedral, con misa prontifical el día 5 de septiembre, “oficiada por el bondadoso prelado doctor Laplana, ocupando la sagrada cátedra el beneficiado señor Luengo. Asistió el Ayuntamiento bajo mazas y numeroso público”. El día 7 se celebró por cierto en la parroquia de Santiago, sita en la Catedral, el enlace matrimonial entre Angustias Contreras Sanz y el abogado Cesáreo Olivares Atienza, que sería secretario del Ayuntamiento y tiene calle en Cuenca desde 1965, frente al jardín de El Salvador. La boda la ofició el sacerdote Julián Sanz Castellanos, a las tres de la madrugada, debido a que la feliz pareja se iba de viaje de novios en el tren mixto que salía de Cuenca con dirección a Madrid a las seis de la mañana.
El 9 de septiembre se daba a conocer que el alcalde Conversa regresaba de Madrid, tras una visita ministerial y que para el mando del Regimiento de Reserva número 6 de Cuenca había sido nombrado el coronel Miguel González. Y cómo el gobernador había resaltado la importancia de la imprenta en Cuenca, era noticia esos días de la impresión en los talleres de “El Día de Cuenca” del libro “La Escuela del Porvenir, según Angelo Patri”, editado por la editorial “La Lectura” de Madrid, traducido y glosado por Rodolfo Llopis, profesor de la Normal de Magisterio y colaborador del periódico.
Las fiestas de San Julián volverían con mayor esplendor en 1925, con la inauguración de un nuevo Teatro, pero esa ya es otra historia.
Y de festejos qué?, se preguntaba “El Tío Corujo”
Con el título “Y de festejos qué?, “El Tío Corujo”, popular personaje de la prensa conquense, especialista en contar la actualidad a través de sus famosos ripios, firmaba este artículo a modo de editorial a dos columnas en la primera página de “El Día de Cuenca” del 1 de agosto de 1924, un mes antes de que comenzasen las fiestas de San Julián, que ese año de hace un siglo no tuvieron programación municipal. “El Tío Corujo –en realidad se trataba de Julián Velasco de Toledo, director del periódico-- escribía ese artículo que venía a reflejar la indolencia de una ciudad acomodada al sempiterno ¡ea!, y los problemas que relataba entonces tienen cierto parecido a los de hoy, salvando las distancias y las comparaciones, pues con la llegada al Ayuntamiento del alcalde Conversa iban a cambiar algunos criterios, sobre todo en el esplendoroso año 1927, pleno de obras y de inauguraciones.
Con este texto de 1924, invocando la celebración de las fiestas, tras el buen programa de 1923, y alertando de los problemas de la ciudad, de los que no era ajeno el entonces gobernador civil compostelano Domingo Villar y Granjel, al que cita en su artículo “El Tío Corujo”, refrescamos la memoria de hace un siglo:
Y de Festejos qué?
“Es este un cliché estereotipado, que solemos meter en máquina todos los años, así que llegan los puestos de melones a Carretería. Sabemos de fuente bien autorizada que el Concejo de notables que nos preside, ha decidido no celebrar en el próximo San Julián, fiesta alguna.
Su norma es acabar con lo superfluo y acabar con la deuda... ¿pero es superfluo para los intereses generales de una capital suprimir de un plumazo las tradicionales fiestas?
De fiestas viven San Sebastián, Santander, Albacete, Cercedilla y tantos otros.
En la economía familiar más humilde, existen unas pesetas para diversiones, pues no sólo de pan vive el hombre.
¿Qué piensa hacer nuestro Concejo, cada día más distanciado del vecindario, con las pesetas presupuestadas en ese capítulo? ¿No existen ya en presupuesto? Tenemos derecho a saberlo. Nuestro flamante Concejo, que se inhibe en cuanto a diversiones, debiera, en una nota oficiosa, comunicar a sus vecinos la suspensión de las fiestas, especialmente a los comerciantes.
No comprendo como este Municipio, por la índole especial de su constitución y la fuerza autoritaria que reserva sus espaldas, camina lánguidamente y con tibieza en sus resoluciones municipales. Nada ha hecho por captarse la simpatía del pueblo que fríamente y descontentadizo anota la gestión desarrollada desde el 13 famoso hasta nuestros días. Han desfilado por aquella Alta Casa, hombres independientes, de iniciativa, hombres honrados, técnicos, animosos, los que protestaban de aquellos profesionales del fajín... pero solamente han desfilado. ¿Qué de provecho para la ciudad hizose por ellos? ¿Qué mejoras urbanas se realizaron? ¿En qué podemos descollar de pasadas épocas? Excisión existe y tan honda como en las apasionadas sesiones. Rivalidad de criterios, tan antagónica como en los viejos partidos fenecidos. A qué seguir.
Estamos como estábamos, peor aún, sin dinero, sin música y sin los llamativos festejos de San Julián, turbión de pesetas para la capital no pocos años... cuando los forasteros en avalancha inundaban la ciudad y se dormía en las calles y en los divanes de la Constancia no pocos adinerados.
Calvo Sotelo, en un simple paseo por la ciudad, dió con la receta que necesitamos para alzarnos dignamente ante las demás capitales castellanas.
Para acometer esa empresa de redención conquense, se precisan ciudadanos de altura, dispuestos al sacrificio y a arrostrar la impopularidad si preciso fuere. Cuenca debe realizar un empréstito municipal como sea y con quien sea. Necesita agua buena, alcantarillado, asfaltar Carretería, ampliar el Parque hasta cl Huécar, desviar éste, derruir tabucos, levantar los grupos escolares, plaza del mercado, un coso taurino, un teatro, municipalizar la electricidad, gastar muchas pesetas en fomentar el Turismo de su sierra, un tranvía a la plaza, desmontar los cerros de la calle de Colón.
Pero este programa mínimo para ser desarrollado, requiere un Concejo cumbre, una amalgama extensa de blancos y negros, de optimistas y serenos, de impulsivos y calculistas, y por cima de todos un acendrado conquensismo, verdad, sin hipócrita mascarilla.
Brindamos al señor Villar y Grangel, hombre cultísimo, entendido y cómplice de las nuevas Municipalidades, esta somera exposición de hechos, que se nos vino a las mientes charlando de festejos risueñamente, para acabar en una seriedad de pueblo cadáver”.