En La Alberca de Záncara brilló la Santa Cruz
Jesús Expósito Rabadán es un joven inquieto, natural de la Alberca de Záncara y residente en Madrid, que sabe cómo tratar los legajos de la Historia para encontrar aquellos misterios y señales históricas de una devoción que no tiene límites y que hace de La Alberca de Záncara punto de encuentro de romería y santidad.
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago y de la Santa Cruz, han organizado este emotivo acto financiando su obra en ese contexto de facilitar y potenciar ese Camino de Santiago y ese Camino de la Santa Cruz. Una iniciativa extraordinaria, llena de ilusión y fascinados por el gran camino que hiciera fray Francisco de la Cruz a Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela en el siglo XVII cargada con una pesada cruz a cuestas.
Un 14 de septiembre de 2015 esta Asociación llevó a cabo una Asamblea, aprovechando la festividad patronal de la Exaltación de la Cruz y en ella, quedó firmemente claro el objetivo de su nacimiento como grupo cultural y religioso que pretende poner en valor parte de esa espiritualidad que ha ido perdiendo terreno en los tiempos modernos. El viernes 3 de diciembre, el convento de Santa Ana fue el escenario de esta presentación y de la actuación musical como cierre del grupo tomellosero “Ensamble Amao” fruto de ese grupo de Amigos de la Ópera de esta ciudad manchega.En definitiva un bonito acto en un lugar al que quiero mucho, pues allí coordiné hace tiempo el único libro que hasta ese momento había sobre la Historia de este lugar de La Alberca de Záncara y en el que participase también mi amigo Jesús Expósito Rabadán, el que ahora nos vuelve a sorprender por esta magnífica obra. La Diputación Provincial ha querido estar presente en esta nueva edición, colaborando en su publicación. Decíamos por entonces, o más bien, decía yo que: “Las aguas se remansan para acicalar el cielo”. Cierto es, sin referenciar aforismos que el agua ha definido siempre el origen de la mayoría de los lugares de población y cierto es, que ese mismo germen de la naturaleza ha dado vida a historia, costumbres y economía. Alberca es al-birka: estanque. Aquí, en este lugar de La Mancha, los romanos vieron buena situación de vida y por eso, luego, aquellos musulmanes le dieron el nombre que ahora, orgullosos, ondeamos.
Se vive en tranquila dedicación a una agricultura desde tiempos benévola y eso determina que en 1363 el monarca Pedro I el llamado Cruel, le diera el título de villa a sus habitantes por ese valor demostrado en su causa, dejando ya de ser aldea dependiente de Alarcón. Pues bien, aquí hay vía romana, recogida por el Anónimo de Rávena, cruce de fuente, la llamada Dulce, al lado de ese Cerro Motejón con ruinas y castillo, según las voces del lugar, convento de San Francisco fundado en 1335 y donación del lugar al infante don Juan Manuel unos años después para que cree otro convento, en este caso, de monjas como San Ildefonso aludido.
Y me gusta acabar con esa Jota Rabiosa, muy propia del lugar: “Yo no me canso morena, subo la cuesta contigo y no me canso morena y luego la bajo solo y me fatiga la pena” te sientes otro –como diría Blas Patiño- y entre mayos a la Virgen y a la Santa Cruz, los Dichos de moros y cristianos que aún están mantenidos por tradición y solera, al igual que aquel San Marcos, Cruz de Mayo, Santa Cecilia, el baile del garrote o las doce palabritas y el Caracol en la Navidad.
La Alberca de su río Záncara es buen lugar de paso y mejor de estancia. Yo lo he sentido y vivido con Pregón y libro hecho, por eso lo afirmo y, si cabe, lo corroboro con sentimiento y cariño.Enhorabuena a ese pueblo y en especial, a mi amigo Jesús Expósito Rabadán.