Cuatro décadas tras la ventanilla

Dicen que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Y esto es precisamente lo que le ha pasado a Riánsares Rodríguez Serrano (Tarancón, 1960), la propietaria del mítico kiosko de prensa de la avenidad Miguel de Cervantes de Tarancón. El pasado 1 de octubre fue un día inolvidable para ella porque cumplió 65 años y anunció su jubilación, pero también echó el cierre a su negocio de toda la vida. Cerró su etapa profesional para abrir un nuevo capítulo de su vida, uno en el que va a descansar, a viajar y a disfrutar de la vida.  “Desde que cumplí los años y dije que me jubilaba no sé cuánta gente ha pasado por aquí. No sabía que la gente me apreciaba y me quería tanto”, reconoce emocionada. 

Sin embargo, a nosotros no nos extraña que haya recibido tantas muestras de cariño en estos últimos días. Y es que, desde la  ventanilla de su kiosko ha sido testigo del crecimiento y evolución de la sociedad taranconera, hasta el punto de que muchos de sus clientes se han convertido en amigos. Hace 40 años que Rian abrió su negocio, tenía 25 años, y desde entonces ha visto como los más jovenes pasaron de comprar revistas de entretenimiento a suscribirse a las colecciones de libros de las grandes cabeceras para conformar la biblioteca de sus hijos e hijas. Incluso hay algunos que ya son mayores y han seguido yendo al kiosko para comprar los suplementos dominicales y de paso unas chucherías para sus nietos. “Cuando empecé no tenía ni idea de prensa, me enseñaron hasta como tenía que colocar los periódicos para imitar a los kioskos de Madrid”, recuerda. 

Además, siempre tuvo claro que tenía que brindarse a la gente. De ahí que  haya abierto todos los días y nunca haya tenido vacaciones. “Solo descansaba los sábados y los domingos por la tarde. Por eso ahora tengo tantas ganas descansar”, reconoce. 

Eso sí, en los últimos años Rian ha visto como la media de edad de la mayoría de su clientela ha aumentado. “La gente joven no compra la prensa, prefiere consultar las noticias en los digitales o informarse en redes sociales”, dice.

Como imaginarán, en 40 años de trabajo Rian acumula muchísimos recuerdos, como la visita de la reina Sofía o la presencia de los militares en la calle durante los días más crudos de la Covid. “En realidad todos los días han sido especiales para mí, con venir aquí y ver a la gente he sido feliz”, cuenta. 

Y esa sensación de abrir la ventanilla y desplegar las puertas del kiosko es algo que todavía sigue haciendo ya que desde que cerró ha continuado yendo  casi a diario al kiosko. Ya no vende periódicos ni revistas, pero está organizando facturas y haciendo limpieza, aunque todavía no ha encontrado ninguna reliquia. “Ya tengo gente interesada en quedarse con periódicos antiguos si apareciese alguno mientras hago limpieza”, dice entre risas. 

La etapa de Rian al frente del kiosko ha terminado, pero puede que alguien decida hacerse cargo de él ya que la taranconera lo ha puesto a la venta. “Mis hijos no quieren dedicarse a esto, pero si hay alguien interesado en abrirlo solo tiene que ponerse en contacto con el Ayuntamiento o conmigo”.