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De ruta por Albacete en el puente de Todos los Santos

Una escapada por una provincia repleta de tesoros históricos, patrimonio natural y una oferta culinaria excepcional
De ruta por Albacete en el puente de Todos los Santos
Alcalá de Júcar. // Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez
01/11/2023 - C.I.P.

El puente de Todos los Santos se acerca y no hay mejor momento para planificar una escapada inolvidable que en esta temporada otoñal. Castilla-La Mancha ofrece un amplio abanico de posibilidades. La riqueza patrimonial, natural, cultural y gastronómica se extiende por las cinco provincias. En esta ocasión nos paramos en Albacete para hacer un recorrido de cuatro días. 

Enclavada en el corazón de Castilla-La Mancha, la provincia de Albacete se erige como un destino repleto de tesoros históricos, bellezas naturales y, por supuesto, una oferta culinaria excepcional.

Comenzamos viaje en Almansa, un lugar que ha sido testigo de la historia de España a lo largo de los siglos. El Castillo de Almansa, uno de los más bellos de España, domina el paisaje y ofrece vistas impresionantes.  Situado en el Cerro del Águila, esta maravilla arquitectónica, símbolo de la ciudad, merece amplia parada para explorar sus pasillos, torres y muros, y pasear por las calles que circunvalan la roca.

 

 

castillo de Almansa.// Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

 

Junto al castillo, encontramos el Centro de Interpretación-Museo Batalla de Almansa, que nos adentra en la historia de la contienda que enfrentó a las fuerzas borbónicas y austriacas en 1707 con una interpretación adaptada a todas las edades; proyecciones digitales, pantallas interactivas y un impresionante audiovisual, además de exposiciones con material de los combates.

Tras el intenso recorrido, que mejor que reponer fuerzas en el Restaurante Maralba, galardonado con 2 estrellas Michelin, 2 soles Repsol y Premio de Gastronomía CLM. El chef Fran Martínez, y su mujer Cristina Díaz, sumiller y jefa de sala, hacen de su restaurante familiar un templo gastronómico, con el respeto al sabor y el producto como emblemas de la cocina manchega.

 

de Almansa.// Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

 

TOLMO DE MINATEDA Y ALCALÁ DE JÚCAR 

La segunda parada nos lleva al Parque Arqueológico Tolmo de Minateda, en Hellín. Este yacimiento, con una historia que se remonta a la Edad de Bronce, nos transporta a través de los siglos. Enclavado en un cerro de 500 metros de altura ofrece un paisaje impresionante y la posibilidad de explorar la rica herencia cultural de la región desde la antigüedad hasta el siglo XX.  Imprescindible también en la ruta las pinturas del Abrigo Grande -arte rupestre del Arco Mediterráneo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco-.

 

Tomo de Minateda.// Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

 

El viaje continúa por Alcalá del Júcar. Declarado Conjunto Histórico Artístico en 1982, es uno de los pueblos más espectaculares de la región. Encaramado sobre un meandro del río Júcar, sus casas escalan por la roca o se excavan en la tierra y ascienden hasta el castillo de origen árabe que preside el pueblo. El cañón del Júcar y sus cuevas dibujan un paisaje único ante el que es difícil no abstraerse. Las cuevas tienen múltiples usos pero destacan los bares como la cueva de Masagó y la cueva del Diablo.

Una ocasión ideal para disfrutar de la deliciosa gastronomía manchega, en la que no puede faltar el plato icónico de la provincia de Albacete y símbolo de la riqueza culinaria de la región: los gazpachos manchegos o ‘galianos’, un plato del que ya hablaba Cervantes en El Quijote, que tiene como ingrediente principal las tortas cenceñas de pan ácimo (sin levadura) y carnes magras como conejo, liebre, perdiz o pollo, condimentadas con ajo, pimiento, tomate, pimentón y hierbas aromáticas. De un sitio a otro de la provincia la receta puede variar, pero la base siempre es la misma. Precisamente uno de los aspectos más atractivos de los gazpachos manchegos es que se trata de un plato muy versátil que se puede adaptar según los gustos personales.

 

 

 

CASAS IBÁÑEZ Y JORQUERA, SABOR DE LA MANCHUELA 

El próximo destino nos lleva a Casas Ibáñez, en el territorio de la Reserva de la Biosfera del Valle del Cabriel, un municipio que sorprende por su riqueza cultural y natural, por su patrimonio y por su gastronomía. El pueblo, de 4.500 habitantes, es un tesoro culinario que se ha ganado un lugar destacado en el firmamento de la Guía Michelin gracias al Restaurante Oba-, galardonado este año con una estrella Michelin y una estrella verde Michelin. Oba- es el proyecto más reflexivo de los chefs Javier Sanz y Juan Sahuquillo en homenaje a la tierra y a los pequeños productores. Estos  jóvenes regentan otros dos establecimientos en su pueblo, el afamado Cañitas Maite y La Taberñita, tres propuestas que presumen de contar con tres soles Repsol y un solete.

De Casas Ibáñez nos dirigimos a Jorquera, un pequeño pueblo con un encanto medieval que nos transporta a otra época. Destaca por su impresionante ubicación en un alto sobre un meandro del río Júcar. Las casas se adaptan a la topografía, con la roca ascendiendo y el cañón del Júcar a sus pies. La fortaleza conserva recintos defensivos cristianos y almohades, y unas vistas impresionantes del Júcar.

En el casco urbano, la parroquia de la Asunción, del siglo XVI; la casa del Corregidor, un edificio barroco del XVIII, los restos de la muralla almohade del siglo XII o la Torre Blanca, del siglo. XV, hoy convertida en centro de exposiciones, son otros de los lugares de interés que invitan al paseo sosegado por sus calles empedradas y salpicadas de escudos heráldicos labrados en las fachadas. Un relajada y enriquecedora visita que, además, es un paraíso para los amantes de la fotografía.

 

 Pasaje Lodares.// Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

ALBACETE, ARTE Y GASTRONOMÍA

En la recta final de la escapada llegamos a Albacete, una capital moderna con grandes espacios para el viandante, parques y jardines. La ciudad más poblada de Castilla-La Mancha es bulliciosa, comercial, muy atractiva en oferta cultural y de ocio y con una arquitectura modernista que sorprende a los viajeros.

Una buena muestra es el emblemático Pasaje Lodares, una galería comercial con una cubierta de hierro y cristal que conecta las calles del Tinte y Mayor. Ejemplo de arquitectura modernista de principios del siglo XX. Es una de la tres únicas de estas características que hay en España.  Este pasadizo comercial y residencial, constituye un hito por su arquitectura y por el concepto de la luz, que lo hacen de obligada visita.

La Catedral de San Juan Bautista, que data del siglo XVI; la Posada del Rosario; el Teatro Circo, el Depósito del Sol o el Recinto Ferial son otros de los muchos atractivos que encierra la ciudad.

La Casa del Hortelano, que alberga el Museo de la Cuchillería, es parada obligatoria. La cuchillería y navajas de Albacete –oficio artesano heredado de los árabes en el siglo XV– están consideradas como las mejores del mundo. El Museo ofrece a los visitantes una visión profunda de este arte, su historia y su importancia en la cultura local. Un recorrido desde la Edad de Hierro hasta la actualidad que permite explorar cientos de piezas y ejemplares únicos, junto a otros fondos como elementos etnográficos, fotografía, pintura, escultura y más 2.000 documentos.

 

Museo de la Cuchillería.// Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

Otra joya que hay que visitar despacio es el Museo de Albacete. Destaca por su impresionante colección de arqueología, arte y etnografía que abarca desde la prehistoria al siglo XX. Proporciona al visitante una completa visión de la historia y la cultura de la provincia de Albacete. Un museo fundamental que, además, está ubicado en el parque Abelardo Sánchez, el parque urbano más grande de Castilla-La Mancha, un lugar perfecto para disfrutar de la belleza del otoño, dar un paseo relajante y desconectar de la rutina.

Patrimonio, historia, cultura y, por supuesto, gastronomía. La capital albaceteña presume de su riqueza culinaria con cerca de una decena de embajadores del sello de calidad ‘Raíz Culinaria’, que impulsa el Gobierno regional para promover la excelencia de la gastronomía regional y fomentar el turismo culinario. 

Albacete es un paraíso para los amantes de la buena cocina. Restaurantes con estrella Michelin como Ababol, dirigido por el chef Juan Monteagudo, es un lugar para experimentar la alta cocina de Castilla-La Mancha, con toques de influencias francesa. 

 

Restaurante Ababol.// Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

El Restaurante Don Gil, con distinción Bib Gourmand Michelin, recomendado por la Guía Repsol y Premio de Gastronomía de C-LM, es otro de los templos gastronómicos que destaca por sus tapas.  Otro imprescindible es el Restaurante El Callejón, recomendado por Repsol, una propuesta de estilo manchego, y de mercado. 

Los restaurantes con estrella Michelin y soles Repsol son una parte esencial de la experiencia culinaria. Además de los mencionados, en Albacete destacan establecimientos como Caldereros en que rinde homenaje a la gastronomía manchega, y Asador Concepción, recomendado por la Guía Michelin. El Restaurante Cuerda, Premio de Gastronomía de C-LM, con su cocina manchega “de otra manera”, y ‘Nuestro Bar’, recomendado por la Guía Repsol, que destaca por la recuperación, defensa y promoción de la mejor cocina tradicional, son otros de los embajadores Raíz Culinaria que hay que tener en cuenta para disfrutar con los cinco sentidos de la máxima expresión de la cocina manchega.

 

Restaurante Cuerda.//  Foto: © Turismo de Castilla-La Mancha | David Blázquez

RUTAS DEL VINO

Para los amantes del vino, la propuesta gastronómica de Albacete se completa con las Rutas del Vino de Almansa y La Manchuela (esta última compartida en el territorio con la provincia de Cuenca). Se trata de una de las tendencias más dinámicas del sector turístico. Una experiencia que nos adentran en la cultura del vino en un recorrido por viñedos y bodegas que van más allá. Rutas en carruajes de caballos, multiaventura por parajes de gran belleza natural, alojamientos rurales con carácter. Y, por supuesto, experiencias enogástricas de primer nivel.

La  Ruta del Vino de Almansa, transcurre por el punto más oriental de Castilla-La Mancha, abarca cuatro municipios: Almansa, Alpera, Higueruela y Hoya-Gonzalo.Ees famosa por la producción de vinos de alta calidad, destacando variedades como el verdejo y la garnacha tintorera. Los visitantes pueden disfrutar de experiencias enogastronómicas únicas en las bodegas de la zona y explorar un patrimonio histórico monumental que cobra vida en esta tierra que durante siglos fue frontera con los reinos de Levante.

Para aquellos que aprecian la naturaleza, el complejo lagunar de Pétrola, cerca de Higueruela, ofrece la oportunidad de disfrutar de la observación de aves, atrayendo a una amplia variedad de especies. Además, en Alpera, los amantes del arte pueden contemplar las impresionantes pinturas rupestres de la Cueva de la Vieja,  en el marco del Arte Rupestre del Mediterráneo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

 

Alarcón, en la Ruta del Vino de La Manchuela. // Foto:  © Turismo de C-LM | David Blázquez

RUTA DEL VINO DE LA MANCHUELA

La  Ruta del Vino de La Manchuela es más amplia, transcurre por 29 municipios, de los que 20 pertenecen a la provincia de Albacete, y el resto a la de Cuenca. Una atractiva ruta que fusiona el encanto y la riqueza de estas dos provincias limítrofes con el Levante.

La joya de la corona en esta tierra es la variedad autóctona de uva, la bobal, que da vida a vinos tintos de alta calidad que son característicos de esta comarca. Rodeada por las majestuosas hoces de los ríos Júcar y Cabriel, La Manchuela ofrece un paisaje impresionante que combina abruptas formaciones rocosas con extensas llanuras y fértiles vegas dedicadas a la viticultura.

Además de visitas a bodegas, jornadas en el campo, rutas en la naturaleza y turismo activo, los visitantes pueden disfrutar de las Impresionantes vistas panorámicasen de Alarcón, Jorquera y Alcalá del Júcar; seguir las huellas de Santa Teresa de Jesús en Villanueva de La Jara, explorar la belleza de las Chorreras del Cabriel en Enguídanos, o las riberas y hoces del río Júcar en Villa de Ves y La Recueja.

 

 

Tanto dentro del territorio de las Rutas del Vino, como en localidades cercanas encontramos grandes restaurantes en los que la calidad del producto y la cocina de raíz nos ofrecen experiencias inolvidables. Es el caso del Mesón Pincelín, en Almansa, un establecimiento recomendado por la Guía Michelin y por Repsol, en el que la barra destaca por las tapas elaboradas por los chefs Encarna Tornero y José Moreno. 

 Albacete es una tierra sorprendente y diversa, desde la llanura manchega de la capital hasta las escarpadas Sierras de Alcaraz y del Segura. Ofrece riqueza cultural, histórica y una variedad de paisajes, como los valles de los ríos Júcar y Cabriel, el Monte Ibérico y Corredor de Almansa o los Campos de Hellín. 

El maridaje gastronómicolo completan nombres como el Restaurante Azafrán, en Villarrobledo, galardonado con un sol Repsol y un Bib Gourmand Michelin, y reconocido con el Premio Culinaria 2023 al talento femenino de su chef y regente Teresa Gutiérrez. 

El Restaurante Emilio, en Hellín, con una propuesta que se centra en la riqueza cultural de la zona, o la cocina tradicional de la Frontera, en Hellín, completan la embajada 'Raíz Culinaria' en la provincia de Albacete.