La Hdad. de la Virgen de Rus, Mérito Regional por custodiar una devoción de siglos

Esta distinción nos da moral para seguir. Es un aliento. Una forma de decirnos que lo estamos haciendo bien, por y para un pueblo”. Así se expresa José Vicente Mesas, presidente de la Hermandad de la Virgen de Rus, que este 31 de mayo recibe el reconocimiento al Mérito Regional por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en el acto institucional del Día de la Región, por su trabajo y dedicación a las tradiciones y por la celebración del año jubilar de la Virgen de Rus en San Clemente, que ha reforzado aún más su actividad y el fervor popular.
Se premia así la dedicación constante de esta entidad en la conservación y proyección de una de las tradiciones más arraigadas de la región, coincidiendo además con un año clave para la Hermandad, que conmemora el 25 aniversario del nombramiento de la Virgen como Alcaldesa Perpetua y Honoraria de San Clemente, y también la declaración de la romería Fiesta de Interés Turístico Regional.
La Fiesta de Rus se articula en torno a dos grandes procesiones que se celebran “a usos y costumbres” desde hace más de 400 años. La primera, conocida como la Venida de la Virgen, tiene lugar el primer domingo tras la Pascua de Resurrección, y es el momento en que la Virgen del Remedio sale de San Clemente en romería hasta el santuario de Rus para ocupar el puesto de la patrona, que por 43 días regresa de visita a su pueblo. Este tradicional trueque de imágenes arrastra a miles de personas en una intensa jornada de romería que vuelve a repetirse, a la inversa el Día de Rus, más íntima por celebrarse en día laboral (Lunes de Pentecostés) pero igual de emotiva.
En este sentido, José Vicente Mesas destaca que la fiesta de Rus no solo es de San Clemente, es de localidades como La Alberca, Santa María del Campo Rus, Vara de Rey, Tetinos, Los Pinos, El Cañavate... Algunos de ellos incluso declaran festivo el Día de Rus, algo que para los sanclementinos es todo un orgullo.
El trabajo que hay detrás de esta celebración es diario. “La Hermandad mima a la Virgen de Rus, cuida su santuario y también el paraje que la rodea”, explica Mesas. “Lo acondicionamos para que cualquier devoto, no solo de San Clemente, sino de toda la comarca, pueda disfrutar de ese entorno, del templo y de la fe que inspira la Virgen”.
Esa labor se extiende durante todo el año, y tiene nombres propios: “Nuestros caseros, Blanca y León, que durante todo el año abren, cierran, cuidan el santuario y están siempre atentos y se merecen todo nuestro agradecimiento”.
A este trabajo permanente se suman los preparativos que cada año movilizan al pueblo entero para recibir a su patrona. “La fiesta no solo conserva una tradición de más de 400 años, sino que además genera empleo, junto al jardinero y casera, se suman el personal eventual para baños, limpieza, electricidad, fontanería… Que todo este esfuerzo se refleje en un reconocimiento regional es un motivo de orgullo para la Hermandad, sobre todo porque no se trata de un gesto puntual, sino por el trabajo constante, silencioso y sostenido de generación en generación que mantiene viva una devoción que arrastra a miles de personas cada primavera y que une a toda una comarca.

Este año, todo encaja como si el calendario quisiera rendir homenaje a la fe. “Coincide el 25 aniversario de la declaración institucional como Alcaldesa Perpetua y Honoraria con el Año Jubilar. No sé si se pensó para que coincidiera, pero si fue así, cada vez que haya jubileo también recordaremos este aniversario”, señala. Y como parte de ese agradecimiento institucional, recuerda, el Ayuntamiento recuperó hace 25 años el mercado medieval, que rememora el privilegio real concedido por Isabel la Católica en 1476. Este año también cumple su 25 aniversario. Así que tenemos fiesta por todos los motivos”.
El viernes previo al Día de Rus ( 9 de junio) arranca ese fin de semana festivo con el mercado. “Empiezan a llegar vecinos de toda la comarca e incluso desde la Comunidad Valenciana. Muchos vuelven a casa, a encontrarse con la Virgen”.
A pocos días de esa fiesta, cuando San Clemente se prepara para despedir a su patrona, la Hermandad de la Virgen de Rus suma este año un motivo más para el orgullo colectivo con el reconocimiento al Mérito Regional. “El día 31 estaremos a punto de celebrar la décima salve, la de la despedida. Es un honor recibir este reconocimiento justo en este momento, cuando todo el pueblo vive intensamente la devoción. Agradezco a la Junta de Comunidades que hayan valorado una labor de más de 400 años, por mantener la tradición y continuar con el fervor a la Virgen de Rus como reina de una comarca”.
Una devoción que también se expresa en hechos como la subasta de andas, que este año ha batido récords históricos: 122.100 euros. “Desde fuera puede costar entenderlo, pero es un gesto de amor. Son 24 personas, y aunque la cifra es generosa, se reparte. Lo importante es que el dinero tiene un destino claro y conocido. Se hace por San Clemente, y se rinden cuentas con total transparencia”, afirma.
Todo ese esfuerzo se destina a sostener la fiesta y su patrimonio. “El cuidado del santuario, de la imagen, del trono… Las andas sufren mucho porque esta es una procesión peculiar: si no hay baile, la Virgen no camina. Es una tradición que se remonta a 1619, cuando se venció la peste. Desde entonces, música, alegría y fe caminan juntas. Todo se une. Eso es lo que engrandece nuestra fiesta”.
Y si hay algo que emociona, es lo que representa la Virgen de Rus para su gente. “Cuando más nos acordamos de ella es en los momentos difíciles. Por eso, cuando llega la romería, uno quiere verla, con alegría, con música… porque forma parte de nuestra forma de vivir”.
Mesas no olvida el papel de la Virgen del Remedio, la Hortelana. “Yo siempre las pongo a las dos por igual. Todo sanclementino lo tiene claro: la una sin la otra no se entiende. La Hortelana está todo el año en San Clemente, y la Virgen de Rus viene 43 días. Es un trueque de imágenes que se mantiene con la misma naturalidad con que se instauró hace siglos. Ojalá podamos seguir muchos años más con nuestras dos madres, manteniendo la tradición y viviendo la romería como se ha hecho siempre, de generación en generación”.
La Venida es fuerza, es júbilo, es la promesa cumplida. La Virgen entra a San Clemente bailando, a hombros de su cuadrilla, arropada por un pueblo que grita tres veces “guapa” como quien invoca algo sagrado. La despedida del Día de Rus es más íntima, más callada, pero no menos sentida. Es la emoción de quien se separa sabiendo que volverá. Es la imagen de la Hortelana saliendo al encuentro. Es la carrera de vuelta, la misa de campaña, el almuerzo compartido, la procesión nocturna. Es la Salve que suena como una despedida que abraza.
Este 31 de mayo, la Hermandad de la Virgen de Rus subirá al escenario, pero lo hará acompañada de todo un pueblo. De quienes la llevan, de quiWenes la siguen, de quienes la cuidan. Y de quienes, sin saberlo, llevan en el alma una fiesta que sigue creciendo “porque es compartida, sentida y vivida”, apostilla José Vicente Mesas.